Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 15

Tristán miró ocasionalmente por el retrovisor asegurándose de que Glenda no vomitara más, aunque Pandora le aseguró que eso no volvería a pasar, él no podía estar tranquilo y se dejaba dominar por los nervios.

—¿Puedes centrarte en el camino? —Pandora lo miró evitando reír, le causa gracia su preocupación. —Ella no va a vomitar más, le diste chuches, corrió, la llevaste al McDonald's, se lo comió todo y extra le compraste un helado, corrió y el resultado ya lo has visto. Ahora dormirá por un rato y entonces volverá llena de energía. —A él no le importó su explicación, se siente más a gusto mirándola ocasionalmente y asegurarse por sí mismo. —¿Y tienes el descaro de decir que soy yo la imposible? —Bufó incrédula.

—Lo mío es distinto, jamás había visto a un niño vomitar tanto, eso debería preocuparte. —Frunció el ceño. —Deberíamos ir al hospital. —La carcajada de Pandora resonó fuerte en el interior del carro, el cual lleva las ventanillas cerradas. Tristán la miró en shock por unos segundos, jamás la había escuchado reír así y la verdad ríe escandaloso, fuerte y feo. Eso le encantó. —¿Te estás riendo de mí? —Preguntó lo evidente sonriendo.

—¡Está hecho! —Trató de calmarse. —Estás logrando lo que quieres. —Lo miró calmando su risa, pero sin parar de hacerlo. —Me has hecho reír como ninguna otra persona, además de Vicky, Glenda y Priscila me han hecho reír. —El corazón de Tristán se hinchó grande en su pecho por la emoción.

—¿Lo ves? —Volvió la voz más seductora. —Así te resistes a darme esa oportunidad que realmente quieres.

—Flor de la adversidad, ¿Por qué no acabas con el sufrimiento de este pobre desgraciado? —Pandora volvió a carcajear, ambos habían olvidado a Rocket y como siempre hizo su entrada.

—¿Por qué no te callas? —Gruñó Tristán, es un imprudente. —Es por eso, por lo que no te hago un cuerpo ni creo a una pareja para ti.

—Vamos a ver... las posibilidades de que su proyecto sea el ganador en Japón son del 95 por ciento, entonces... ustedes serán dos grandes científicos y por ello tendrán que realizar más de una vez su trabajo. ¿Piensas que solo van a construir robot con personalidad de machos? —Una risa robótica y sarcástica resonó, él muy bien puede reír como cualquier persona. —¿O realmente es necesario crear esos robots de bajo rango? Sabes que yo seré el mejor siempre. —Pandora sentía como su estómago iniciaba a doler por la risotada que no puede parar, Tristán rabió hasta ponerse rojo y Rocket siguió alardeando de lo perfecto que es.

Al llegar, Tristán desactivó a Rocket sin avisarle como venganza, tomó a Glenda en brazos, a Pandora de la mano y se adentraron al viejo edificio.

—Hola, Pandora. —Saludó una mujer de avanzada edad con rollos en su cabeza y lentes gruesos.

—Hola, señora Katia. —Como en todo bloque siempre hay una vecina metiche, en el bloque de Pandora era la señora Katia. —Espero esté bien. —Deseó amablemente, pero la mujer que no le quita ojo a Tristán se interpuso en el camino.

—¿Es el papá de la niña? Te he visto en las noticias, periódicos y revistas. —Pandora mantuvo la calma, la verdad ya se está acostumbrando a que todos den por hecho aquello. 

—Sí, señora Katia, él es el papá de mi hija. ¡Finalmente decidí contarle la verdad! —La mujer ensanchó los ojos y Tristán se preocupó, parece que sufrirá un infarto.

—¿En serio? ¿El hombre que es dueño de esos lugares donde hacen cosas para la casa? —Lo miró de arriba a abajo con incredulidad. —¿Sabe él que trabajas bailando con poca ropa? —Pandora puso mal gesto cuando la mujer la miró, esa señora saca lo peor de todas las personas.

—Sí, me aceptó aun sabiendo que bailo para hombres, es más, ahí fue donde lo conocí. —Tiró de la mano de Tristán, el hombre parecía estar visitando otro mundo. Jamás se había encontrado con gente así.

—Pero, ¿Realmente es el papá de Glenda? —Pandora resoplo sin disimulo cuando la señora se volvió a meter en su camino.

—No sé por qué está tan sorprendida. —Bufó ya molesta. —Su hija consigue esposo a pesar de que tiene un hijo de cada uno. ¿No es eso más extraño? —La mujer la miró ofendida y ella, aprovechando la oportunidad, la rodeó e inició a subir las escaleras para huir de la mujer.

—¿Cómo es que sabe tanto de ti? —Preguntó Tristán incrédulo.

—Créeme, ni yo misma sé, pero ¿En lo de mi trabajo? —Suspiró. —Un día vio a una de mis ex compañeras compañeras y el entonces pareja de su hija la reconoció. Resulta que el hombre iba ahí. —Tristán estaba que flipaba por el culebrón que le estaban contando.

—¿Realmente tiene hijos con todos los hombres que pasan por su vida? —Pandora se detuvo y lo miró sonriendo, es un chismoso.

—¿Sabes lo que diría Vicky? —Tristán se limitó a mirarla. —Diría esto: te falta barrio. —Tristán, por supuesto no comprendió, a lo que Pandora rodó los ojos. —Vamos, faltan tres pisos y apestas. —Terminaron de subir los pisos y Tristán no hizo en ningún momento mal gesto, Pandora no dejó de mirarlo de reojo, confiaba en que en algún momento él haría una cara de asco, pero no sucedió.

—Es un piso muy pequeño. —Comentó. —¿Cómo juega la niña aquí? —Preguntó recordando cómo corrió en su casa. 

—Si le dieras oportunidad a ocultarse, incluso en este pequeño piso no podrías encontrarla. —Ambos voltearon y Vicky sonrió, jamás creyó que ese día llegaría, su amiga junto a un Adonis en la sala de su pequeño piso. ¡Es una locura! —Que no te engañe mi aspecto depresivo, soy un amor de persona y un aportador a la moda andante. —Tristán sonrió divertido, lo recuerda.

—Eres el chico del bar... el que consiguió que La Griega bailara para mí. —Pandora miró en el acto a su amigo.

—Sí, y ahora me has metido en un problemita. —Se acercó. —Un placer, soy...

—Víctor. —Lo interrumpió. —Yo soy...

—Tristán. —Vicky también lo interrumpió. —Al parecer han hablado de nosotros. —Le estrechó la mano.




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