—Por Dios. —Susurró jadeante intentando subir sus bragas. —Deberíamos dejar de hacer esto. —Miró a su acompañante, quién está demasiado relajado para su gusto. —No es normal hacer estas cosas con mi compañero por donde nos pillen las ganas. —Tristán, sin borrar su sonrisa ni ponerse la camisa, caminó hasta ella.
—Si me aceptaras como tu novio, no fuera extraño. —Pandora se resistió al beso, pero como siempre cayó rendida. Desde que se le entregó un mes atrás, no puede decirle que no.
—Ya basta. —Lo apartó para terminar de arreglarse. —Hemos hablado de esto, así estamos bien.
—¿Teniendo solamente intimidad? —Bufó. —¿Realmente te estás escuchando? —Pandora no hizo más que suspirar, cada día esa relación que, por supuesto ha evitado desde siempre, se vuelve más compleja.
—Ponte la camisa y salgamos de aquí. —Se atusó el pelo y antes de poder salir, Tristán la detuvo.
—¿Por qué no dejas el miedo de lado? ¿Por qué no te dejas llevar?
—Porque cuando se hace eso, las cosas siempre terminan mal. —Ambos se miraron a los ojos, ella dispuesta a defender sus pensamientos y él tratando de comprender ese miedo irracional.
—¿Tiene algo que ver con lo que pasó hace siete años? —Pandora cerró los ojos con fuerza, pero aun así negó.
—No tiene nada que ver. —Abrió los ojos únicamente para encontrarse esa mirada inquisidora. —Tristán, nadie abusó sexualmente de mí, te lo he explicado tantas veces que ya no sé qué más decir.
—Si explicar es decirme esto todo el tiempo, entonces sí, me has explicado muchas veces. —Contestó con sarcasmo. —Vamos, es hora de trabajar. —Se puso la camisa y salió con la bata en la mano.
—No puedes enojarte siempre que evitó explicarte algo, tú aceptaste esto.
—No. —Detuvo la marcha. —Tú no me has dado más opción y yo me vi obligado a esto. —Pandora presionó los labios y frunció el ceño. —Lo hago y lo acepto porque quiero estar contigo y porque soy un idiota cuando me enamoro. —Siguió su camino con ella tras de él. Ese hombre es imposible.
—Glenda quiere que la vayas a ver antes de la fiesta. —El humor de Tristán cambió en el acto, sabe perfectamente que ella lo hace con ese fin, pero igual pensar en esa niña que es su debilidad, lo hace feliz.
—Bien, cuando te lleve a casa aprovecharé para verla. —Pandora se sintió incómoda, ese hombre la vuelve loca cuando se comporta de esa manera tan indiferente.
—Bien, ya sabes que no podemos tardar entonces. No quiero que la niña se duerma tarde. —Subieron al ascensor y Pandora frunció el ceño descolocada al verlo presionar el botón de otro piso. —¿A dónde vas?
—Si fueras mi novia te lo diría, pero ya que no somos más que amigos. —Se encogió de hombros. —No tengo que darte explicaciones. —La incredulidad en Pandora fue enorme, por alguna razón se sintió celosa.
—Tenemos que trabajar, no irás a ese departamento. —Tristán finalmente la miró.
—¿Por qué no? Julissa está mostrándome las nuevas prótesis y quiero ayudarle.
—Pues bien, que te diviertas con ella. —Sin importar que no era su piso, se bajó molesta. Esa mujer no deja de hablar de lo grandioso que es Tristán, no deja de venerarlo e interesarse por todo él.
—Pandora. —Vaden se le unió. —¿Qué haces en este piso? Te creí trabajando con Stella.
—Ver a los químicos trabajar, me relaja. —Vaden alzó la mirada y vio el ascensor marcharse y a su amigo con él.
—Vale... hay problemas en el paraíso. —Pandora rodó los ojos.
—No quiero escucharte, Vaden. Tu amigo es un tonto.
—Wow... —Vaden la miró con fingida sorpresa. —Una vez se te conoce, toda tú cambias. —Ambos sonrieron. —No comprendo tu necedad, ¿Por qué no lo vuelves formal y ya está? Así podrás romperle su cabeza si se atreve siquiera a pensar en ir con Julissa.
—No estoy lista. —Tiró de él para avanzar más rápido. —No estoy lista para abrirme y...
—Tienes miedo. —Se detuvo en cuanto ella lo hizo. —Es el único problema, temes que él no te acepte por lo que fuiste o viviste.
—No sé de lo que hablas. —Vaden rodó los ojos.
—Quizás no sepa con exactitud, pero algo me imagino. ¿Cuándo vas a entender que Tristán no es así? Mi amigo es compresible, cariñoso y un idiota cuando se enamora. —Pandora río, Tristán justo dijo lo mismo.
—Sé perfectamente lo que es, Vaden, pero entiéndeme, no estoy lista. —Soltó el aire por la boca. —Vamos a entrar, quizás haya algo interesante. —Zanjando el tema, inició a caminar para meterse en el laboratorio químico.
Tristán bajó del ascensor y maldijo al ver a Ulises, ese imbécil no ha parado de hacerle la vida imposible y no entiende el motivo de su presencia en la corporación.
—¿Nuevamente con la chica nueva? —Sonrió siguiéndole el paso. —Creí que ya tenías novia, Tristán. No me digas que todavía hay un casanova en ti.
—No me jodas, Ulises, no soy infiel como tu hermana. —Ulises se fastidió, ni siquiera lo mira.
—Bien, entonces digamos que yo puedo ir a hablar con la preciosa bailarina y... —Tristán lo tomó por el cuello con fuerza, así callándolo.
—Te acercas a ella y sabrás de lo que soy capaz.
—Eh, eh... eh... —Stella se acercó a los hombres y obligó a Tristán a que soltara a Ulises, este una vez se sintió libre inició a toser. —Vamos, ven, debes tranquilizarte. —Tristán miró furioso a Ulises, cada vez que lo ve desea sacarle los ojos. —¿Por qué tan violento? —Stella lo detuvo.
—No quiero hablarlo, déjame en paz.
—Con cuidadito chulito. —Lo amenazó. —No tengo culpa de tus dramas, soy tu amiga y solo quiero evitarte un escándalo. ¡Casi ahorcas al hombre frente a mucha gente!
—¡Es Pandora! —Gruñó furioso. —Esa mujer me lo da todo y a la vez no me da nada. —Pasando las manos por su pelo, trató de calmarse. —Es celosa, posesiva y joder... le encanta marcar su territorio, pero cuando hablamos de una relación seria solamente huye como una antipática. —Stella sonrió, no pudo evitarlo.
—Se ven tan bien juntos que dan asco. —Susurró lo suficientemente alto como para que él la escuchara. —¿Quién te dijo a ti que convencer a una persona como ella es fácil? No me digas que ya perderás la cordura tan pronto.
Editado: 08.07.2023