Capítulo 23

Bastián paró en seco al ver a Vaden y a su hijo caminar en dirección al ascensor, con la curiosidad al mil, aceleró los pasos para poder alcanzarlos.

―Hijo. ―Lo llamó antes de que pudieran montar al ascensor. ―¿Qué hacen aquí? Creí que llevarían a la niña a divertirse. ―Tristán pasó saliva con dificultad, nunca pensó en la posibilidad de encontrar a su padre.

―Ha querido venir aquí. ―Sonrió para apoyar su respuesta. ―Le dimos a elegir entre el McDonald’s y la corporación, pero ya sabes como es ella. ―Se encogió de hombros divertido. ―Me hizo comprarle el McDonald’s para comérselo aquí. ―Bastián rio, esa niña realmente es una cosa fuera de este mundo.

―¿Y para dónde van? ―Los miró por turnos.

―Pasaremos por el laboratorio químico a asegurarnos de que no estén trabajando en algo peligro para así poder mostrárselo a Glenda. ―Bastián enarcó una ceja, pero no los cuestionó.

―El laboratorio químico está vacío, así que no tendrán ningún problema. ―Siguió su camino. ―Yo debo irme, tengo unos asuntos que resolver, nos vemos en tu casa más tarde. ―Sin más se despidió y se marchó.

―Por un momento creí que nos acompañaría. ―Vaden soltó el aire por la boca. ―¿Vamos por la niña o le pedimos a Stella que la traiga? ―Tristán sacó la prueba de su bolsillo.

―Mientras limpiaba la boca de Glenda tomé la muestra. ―Sonrió volviéndola a guardar.

―Entonces no tenemos más que esperar, vamos a hacer esa prueba de una vez por todas. ―Ambos subieron al ascensor y sin más previstos, llegaron al laboratorio químico e iniciaron con la prueba.

Glenda miró todo lo que Stella le estaba mostrando con alucinación, le parecía poco creíble lo que estaba presenciando y el subidón que tenía le hacía imposible quedarse quieta. Ella lo quería ver, tocar y probar cada invento que le era mostrado.

―¿Entonces esto ayuda a las personas que no tienen alguna extremidad? ―Miró el brazo robótico.

―Sí, mira. ―Stella le mostró el chip. ―Este chip se coloca justo en la nuca, se conecta al cerebro y la persona tendrá todo el control del brazo, pero por supuesto, se necesita de práctica para poder dominarlo. ―Glenda se sentó mirando el brazo con ojos brillantes.

―Es alucinante como pueden crear todo esto. ―La miró. ―Mamá construía cosas en casa y yo también quiero hacerlo cuando esté grande. ―Eso a Stella la hizo sonreír.

―Si por alguna razón tus padres no pueden enseñarte, aquí estoy yo para ser tu maestra. ―Glenda abrió la boca de par en par al igual que sus ojos.

―¿Lo dices en serio? ―Stella asintió demasiado divertida, esa niña es un sol en la tierra.

―Vaya, jamás creí que fueras niñera. ―El buen ambiente se cortó justo cuando esa voz llegó al oído de ambas. ―Stella… ―Saludó entrando al laboratorio. ―¿Cómo estás? ―La aludida le dio la cara demostrando lo mal recibido que estaba siendo.

―Estaba mucho mejor antes de que interrumpieras mi conversación. ―Glenda se escondió tras de Stella, por alguna razón ese hombre le da terror y que su padre no esté ahí le causa muchas dudas.

―Que dura eres con tus palabras. ―Ladeó la sonrisa mirando a la niña. ―¿Y tú, cielo? ¿No serás grosera conmigo como la última vez?

―Papá te advirtió que no me hablaras. ―Le recordó sin darle frente, no se atreve a hacerlo sin que sus padres estén ahí protegiéndola. ―No me gustas.

―Ya la oíste. ―Stella se le adelantó. ―No fue un placer verte Ulises, así que adiós. ―El hombre agrandó la sonrisa, si la niña estaba ahí es porque Tristán también.

―Señoritas. ―Con una reverencia se despidió y salió del laboratorio, Tristán no se ha preocupado por buscarlo y eso significa que Bastián no le ha dicho nada del inconveniente o simplemente se lo está guardando como debe ser, pero no se puede confiar, debe encontrarlo y asegurarse de que no sepa nada.

Ulises dio vueltas por el edificio principal, visitó cada piso con personal y él parecía no estar ahí, ¿Acaso Stella la está cuidando mientras ellos se ocupan de la fiesta? Gruñó por no haberlo preguntado cuando tenía oportunidad.

Saliendo del ascensor en el piso equivocado, maldijo por su despiste, pero antes de volver sobre sus talones, algo llamó su atención, se suponía que el laboratorio químico estaba vacío y todo está encendido.

Decidido a averiguar quien se había dado la libertad de utilizar ese piso, se acercó a la puerta, pero esta no se abrió, lo que lo descolocó bastante. Apartándose, inició a mirar al interior atrevés del cristal y su sorpresa fue grande cuando vio a Vaden con un papel en la mano caminar junto a Tristán hacia la salida. Rápidamente, se preparó para esperarlos, debía averiguar que hacían esos dos ahí cuando no era su piso.

―No me lo creo. ―Tristán peinó su cabello. ―Realmente estaba seguro, pero… ―Calló al darse cuenta de quien estaba frente a ellos.

―Vaya… qué sorpresa. ―Vaden ocultó el papel por la insistente mirada de Ulises. ―¿Qué hacen en el laboratorio?

―Es mi corporación. ―Respondió Tristán con irritación. ―Yo puedo estar donde quiera y cuando quiera. ―Ladeó la sonrisa. ―Y a ti te debería importar nada. ―Ambos hombres lo rodearon para dejarlo atrás, pero Ulises no estaba dispuesto, sabía con certeza que Bastian calló, pero aun así quiere asegurarse que lo que sospecha es cierto.

―He visto a tu minicopia con Stella. ―Tristán se tensó. ―No deberías dejar a tu hija con esa mujer, es una mala influencia. ―Tristán giró sobre sus talones bastante furioso.

―A ti no te importa nada al respecto de Glenda, te lo advertí, aléjate de la niña o no respondo. ―Ulises le mostró las palmas de las manos divertido.

―Hombre, vienes siendo padre después de seis años, calma.

―Amigo. ―Vaden retuvo a Tristán. ―No vale la pena, no sabe lo que dice. ―Tiró de él para salir de ahí antes de que las cosas empeoraran. ―Debes calmarte, Ulises no dice más que estupideces. ―Tristán respiró hondo, ese idiota no será quien arruine su momento.

―Es mía. ―Miró a su amigo saliendo de ese shock en el que quedo al ver ese 99.99% ―¡Es mi hija! ―Carcajeó con una euforia que nunca antes había experimentado, Vaden correspondió el efusivo abrazo de su amigo y lució igual de feliz que él.