Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 26

―Todo está listo. ―Los directivos miraron al hombre frente a la pantalla. ―Hoy mismo los sujetos de prueba serán ingresados al laboratorio para posteriormente trasladarlos al planeta Nightlius e iniciar con las pruebas pertinentes. ―Ulises sonrió.

―¿Me transportaré con los sujetos de prueba? ―Al ver la respuesta afirmativa asintió disimulando la alegría que le da el saber que será parte de todo ahora con más poder. ―Bien, para no alarmar a nadie ni levantar sospechas, intentaremos mediar con ambos y les daremos hasta la noche para que se entreguen o para llevárnoslos a la fuerza. —Mintió.

―No lo olvides, Brighton. ―La mujer lo miró con seriedad. ―Son seres superiores a nosotros por mucho que tengan cosas de humanos, no puedes bajar la guardia ni provocarlos. ―Ulises también se puso serio. ―Son padres y como cualquiera son capaces de todo por su cría y ellos pueden incluso desaparecer el planeta.

―Lo tengo claro, no tienen de que preocuparse, sé exactamente como llegar a ellos. ―Aseguró. ―Bastián es el único que podía entrometerse y ya no está, así que todo saldrá bien. ―Los directivos asintieron.

―Ponemos toda nuestra confianza en ti. ―Resopló uno de los hombres. ―Recuerda utilizar el suero en el laboratorio para que todos olviden a la chica, ¿Estamos?

―Lo haré. ―Una vez las pantallas se apagaron, Ulises rio sin poder contenerse la alegría. ―Simplemente, quería un puesto en lo más alto, pero ahora seré uno de los científicos que experimente con ustedes. ―La diversión en su gesto no desapareció. Finalmente, están a un paso de ser los líderes del mundo entero.

***

―Quiero seguir durmiendo. ―Se quejó por la interrupción a su placentero sueño. ―De verdad quiero hacerlo. ―Tristán sonrió, está bastante dormilona.

―Hoy es el primer día de clases de nuestra hija, ¿De verdad quieres perdértelo? ―Pandora abrió los ojos al instante, había olvidado por un momento que su niña ingresará a la nueva escuela.

―Por supuesto que no, prometimos ir a dejarla. ―Sonrió con ilusión. ―¿Puedes creerlo? ¡Nuestra niña va dos grados más avanzados! ―Tristán rio al verla tan feliz, él está realmente orgulloso de su niña.

―Sí, lo creo porque es nuestra hija y es mucho más inteligente que nosotros. ―Le dio un beso en la boca para después sentarse en la cama. —Vamos, debemos meternos a la ducha, hoy nuestra hija no irrumpirá en nuestra habitación. ―Se puso en pie. ―Gloria ya ha de estar preparándola. ―Pandora se puso en pie con ayuda de su chico.

―Dios, estoy que reviento. ―Corrió al baño para descargar la vejiga. ―Este embarazo no es tan bonito como el de Glenda. ―Se quejó. ―Este bebé me va a volver loca y me pondrá de todas las maneras. ―Tristán la detalló minuciosamente.

―Pechos grandes. ―Asintió en cuanto lo miró. ―Caderas más sugerentes… ojos y cabello brillantes. ―Mordió sus labios. ―Un cutis perfecto, además de esas irrefrenables ganas de tenerme siempre cerca de ti. ―Pandora se sonrojó por eso último. ―Este embarazo para mí es un sueño.

―Sí, claro, como no eres el que tiene los pechos sensibles, ni andas corriendo al baño cada veinte minutos, ni te dan ganas de llorar todo el tiempo, es un sueño. ―Tras limpiarse se puso en pie. ―Además, estoy engordando con cada respiro. ―Tristán agrandó la sonrisa, engorda porque le encanta comer chuches a todas horas.

―Vale, lo siento. ―La abrazó. ―Seguiré haciendo todo lo posible para que estés cómoda. ―Pandora sonrió embobada, ama que ese hombre sea tan detallista con ella.

―Gracias por aguantarme. ―Tristán carcajeó.

―Las recompensas que me das en las noches y muchas veces en el trabajo lo son todo. ―El golpe en su pecho le provocó más risa. ―Vale, no te enojes, vamos a ducharnos. ―Ambos se apresuraron a bañarse entre besos y caricias.

Pasó una semana desde que Tristán sacó a la luz la verdad, una semana desde que Bastián por orden de los directivos se fue a Rusia, una semana donde Tristán no sabe ni siquiera porque su padre desapareció sin dejar rastro.

Si bien es algo triste para todos el saber que Bastián no estuvo de acuerdo con la idea de que Glenda fuera de su sangre, todos decidieron no hablar del tema. Si el hombre estaba tan molesto hasta el punto de marcharse sin despedirse, es porque no estaba dispuesto a escuchar nada y mucho menos a aceptar a Glenda como su nieta.

Las cosas eran confusas para todos, Bastián amaba a Glenda y adoraba a Pandora, ¿Por qué reaccionar de esa manera? Es algo que todos se preguntan, pero que no obtienen ninguna respuesta.

Glenda bostezó y dejó ver su falta de ánimo, todos están contentos por el nuevo cambio que tendrá, pero nadie le dice donde está su abuelito, ella quería estar ahí con sus padres en el momento que le dijeran que de verdad ella era una Bannister, pero él simplemente se fue y está muy triste.

―Vamos pulguita, debes sonreír. ―Vicky le tomó otra foto. ―¡Mi niña grande va dos grados más avanzados! ―Inició a chillar con felicidad.

―¿Qué sucede, cielo? ―Gloria miró a la niña con una sonrisa. ―¿Te has arrepentido? ―Glenda negó.

―Extraño mucho al abuelo Bastián. ―Miró a la mujer a los ojos. ―No estuvo cuando dimos la noticia de que yo sí soy una Bannister de verdad. ―Resopló después de sentarse. ―¿Será que el abuelo no me quería como una Bannister?

―No digas eso, mi amor. ―Vicky se sentó frente a su niña. ―Sabes que el abuelo Bastián te ama. ―Acarició su cabello. ―No olvides que él es un científico muy importante y se mantiene ocupado, tampoco puedes pasar por alto que tus padres en algún punto también deberán ausentarse por trabajo. ¿Acaso dudarás de su amor porque estarán lejos de ti por largos periodos? ―La niña inmediatamente negó. ―Pues bien, el abuelo Bastián ya regresará y te traerá muchos regalos. ―Aseguró ignorante de lo que había pasado en realidad.

―¡Buenos días! ―Pandora entró a la cocina junto a Tristán. ―Oh, mi niña, hermosa… ese uniforme te queda maravilloso. ―Sacando su móvil inició a tomarle fotos. ―Vamos, cielo, toma a nuestra hija en brazos, quiero un nuevo fondo de pantalla.




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