Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 28

―Hay alteraciones. ―La científica corrió a la computadora. ―Bastián, dame informes.

―Los niveles están bajando, los sujetos de prueba están por despertar. ―La mujer maldijo.

―Se supone que lo harían dentro de dos días.

―¿Qué está pasando? ―Ulises entró al laboratorio. ―¿Por qué hay alteraciones? Esto debía pasar dentro de dos días. ―Miró a la mujer en busca de explicaciones.

―No lo sé, Ulises, no lo sé. ―Rodó los ojos y corrió a la computadora donde las cápsulas estaban conectadas. ―Hora de drenar las cápsulas, preparen el sedante. ―El líquido de las cápsulas inició a bajar y ambos cuerpos quedaron finalmente libres.

―Están despertando, estén alertas. ―Ordenó Ulises listo para huir si es la ocasión. ―Eso es, ayuden a moverlos. ―Exigió manteniéndose a raya.

―Mmmm. ―La mujer se quejó, siente un frío intenso calar cada uno de sus huesos. ―Tristán… ―Llamó a la última persona que vio antes del accidente. ―Cielo… ―Ulises apretó la mandíbula con fuerza.

―Tres malditos años y en los tres despierta llamando a ese estúpido. ―Maldijo furioso. ―Hay que llevarlos a las habitaciones antes de que despierten completamente. ―Gritó listo para salir del lugar.

―¿Lo vas a separar? ―La científica lo miró antes de que saliera del laboratorio. ―La última vez por poco destruyen las instalaciones. ―Ulises giró sobre sus talones y miró con dureza a la mujer.

―Haz lo que ordené, esta vez las cosas van a ser distintas. ―Ladeó la sonrisa. ―En esta ocasión obtendremos lo que deseamos. ―Dando media vuelta siguió su camino. ―Quiero que aseguren al hombre, lo iré a visitar en cuanto despierte.

―La temperatura en el cuerpo de los sujetos se está regulando. ―Informó Bastián. ―Todo está bajo control, ya los pueden trasladar. Las habitaciones de contención están listas. —Los científicos se movilizaron con rapidez para llevarlos antes de que despertaran y se alteraran como siempre que despertaban. 

El primero en despertar fue Tristán, quien al abrir los ojos los posó en el techo blanco e iluminado con luces cegadoras, rápidamente giró la cabeza y miró tras el enorme cristal que hace de paredes.

―Has despertado. ―Al escuchar la voz, regresó la mirada y la posó en el hombre que lo mira con una sonrisa guasona en su rostro. ―Bienvenido a la vida, Tristán Bannister, sujeto de prueba Adán. ―Tristán se sentó en la cama, está un poco desorientado y no comprende muy bien las cosas. ―Tranquilo, pronto vendrá todo a tu cabeza. ―Le aseguró al notarlo tan confuso.

―¿Dónde está mi mujer? ―Su pregunta cabreó más a Ulises, ¿Cómo es que pueden vivir uno por el otro? ¿Por qué a estas alturas aún tienen sentimientos? Cada cuestionamiento lo anotó en la libreta.

―Ella se encuentra en otra habitación y depende de ti si verla o no. ―Tristán frunció el ceño. ―Si eres bueno y colaboras, podrás estar con tu novia, o de lo contrario seré yo quien pase algunos días con ella. ―Tristán se puso en pie y sin medir su fuerza golpeó el cristal, pero este ni siquiera se agrietó. ―Estás en una celda de contención, ni siquiera tu superfuerza puede dañarla. ―Tristán se llevó las manos a la cabeza, los gritos de desesperación de su mujer, el llanto de dolor, los ruidos de las computadoras cuando están experimentando con ellos, el dolor intenso que siente cada vez que le inyectan un suero, la agonía de ver a su chica sufrir a manos de esos malditos científicos azotaron su cabeza.

―¿Cuánto llevamos aquí? ―Le preguntó una vez pudo ponerse en pie.

―Tres años. ―Contestó Ulises con una gran sonrisa. ―Pero eso lo explicaremos cuando Pandora esté presente, claro, si así tú lo permites. ―Tristán deseó tomar su cuello y apretarlo hasta arrancarle la vida mientras lo mira a los ojos, pero algo le dice que debe cooperar para poder estar con su pandita.

―¿Qué quieres saber? No sé donde estoy ni que han hecho conmigo, todo es borroso. ―Susurró alejándose del cristal, intenta encontrar explicación para lo que vino a su cabeza, pero no consigue más que confundirse.

―¿Recuerdas lo último que pasó? ―Ulises alzó las cejas al verlo con el ceño fruncido. ―¿Recuerdas que pasó antes de que despertaras? ―Tristán lo pensó, él estaba corriendo con Pandora y de pronto.

―¡Mierda! ―Maldijo tirando de su pelo. ―Un auto nos embistió. ―Miró a Ulises. ―¿Ella perdió al bebé? ―Ulises apuntó, parece que no estaban avanzando nada, ¿Cómo era posible?

―Lamentablemente sí. ―Contestó sin pizca de remordimiento. ―Lo que ha sido una perdida para el experimento. ―Resopló. ―¿Qué sucede? ¿Por qué me miras así? ―Preguntó burlón al notar esa mirada intensa sobre él. ―Ya podrán hacer más bebés, por ahora sigue respondiendo las preguntas. ―Tristán se obligó a controlarse para estar junto a su chica.

Pandora miró a la mujer desde la cama, ella no se movió ni un centímetro, está confundida y no recuerda como llegó al lugar, tampoco sabe dónde está Tristán ni que es lo que está pasando, pero su mente trajo a ella unos ojos azules eléctricos hermosos, un pelo rubio y una sonrisa angelical.

―¿Has recordado algo? ―Carola, la científica que lleva el proyecto junto a Ulises, la miró.

―Mi hija. ―Susurró Pandora recordando que tiene una hija. ―Ella… ella, ¿Dónde está? ―La científica anotó de inmediato.

―Ella está en otro laboratorio siendo estudiada. ―Sus palabras parecieron devolver toda voluntad a Pandora y sin pensarlo alzó la cama y la tiró contra el cristal ―Si sigues así tendremos que dormirte, cálmate por favor.

―¿Dónde está mi bebé? ¡Quiero aquí a mi hija ahora! ―Gritó golpeando el cristal con todas sus fuerzas, pero de pronto el gran esfuerzo que estaba haciendo le recordó otra cosa. ―Estoy embarazada, yo… ―Miró a la mujer aterrada. ―Mi bebé…

―Lo perdiste en el accidente. ―Dijo la mujer contestando la pregunta en sus ojos. ―¿No recuerdas nada de lo que pasó antes de dormirte? ―Pandora se arrodilló muerta de dolor, ¿Cómo había pasado todo eso? ¿Por qué tienen a su hija en un laboratorio? ¿Por qué perdió a su bebé?




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