Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 29

Tristán miró a través del cristal, el gesto de Pandora y los evidentes gritos que ha de estar soltando por el dolor que supone ser inyectada una y otra vez con quien sabe qué suero, lo obligó a plantearse la propuesta de Ulises. ¿Acaso sería él capaz de ver sufrir a su mujer por seis meses? ¿Podría él negarse a la petición de Ulises cuando hay oportunidad de vivir feliz y sin preocupaciones? ¿Consideraría él traer a un bebé al mundo y dejarlo a manos de la A.H.I?

―Paren, déjenla en paz. ―Pidió mirando a Ulises. ―Ordénales que se detengan y hablaremos. ―Ulises ladeó la sonrisa, fue perfecto el plan que trazó esta vez, el chantaje es lo mejor.

―Den por terminado el día, lleven al sujeto Eva a su habitación. ―Carola asintió mirando a sus colegas, después de todo no han logrado nada con el suero que crearon, nada parece funcionar con ellos.

―Antes de aceptar cualquier trato, quiero que me sueltes. ―Ulises procedió, no le importó estar a solas con él, tiene a lo que más ama y esa es su garantía de que no saldrá más que victorioso de esa habitación.

―Has tomado una buena decisión. ―Lo miró a los ojos. ―Con el bebé estoy seguro de que no tendremos que hacer estas cosas aberrantes para poder llegar a donde queremos. ―Tristán se tensó, no lo soporta ni un poco y no puede evitar sus pensamientos asesinos cuando lo tiene en frente.

―Necesito que me cuentes toda la verdad. ―Tristán no cambió su gesto serio. ―Olvidaré toda la mierda que me has dicho antes, ahora solamente quiero la verdad. Esto te puede beneficiar más de lo que crees. ―Ulises frunció levemente el cejo, sabe que es un hombre demasiado de astuto, pero convenciéndose de que lo tiene todo controlado, asintió con una sonrisa.

―Bien, te lo diré absolutamente todo. ―Tristán no le quitó ojo, si él le miente lo sabrá. ―Sí, es cierto que están aquí desde hace tres años, al parecer las fórmulas que utilizamos en ustedes para poder encapsularlos le borran la memoria. ―Suspiró molesto por eso. ―Los capturamos en una feria en Japón, justo después de que logré descubrir a Tristán y su plan para destruir a la A.H.I. —Negó divertido. —El hombre los estaba destruyendo desde adentro, eso es de admirar.

―¿Por qué has convertido a mi padre en un programa de inteligencia artificial? ―Ulises se encogió de hombros.

―Tu padre es uno de los hombres más inteligentes y poderosos que existía, ¿Cómo desaprovechar, tener su brillante mentalidad trabajando para nosotros? ―Tristán tensó la mandíbula. ―En cuanto a la mujer, su muerte fue hace tres años, el mismo día que ustedes junto a su pequeña hija intentaron escapar. ―Tristán cambió su gesto por un segundo y eso le encantó a Ulises. ―Sí, realmente tienen una hija, ahora mismo está de diez años. ―Sonrió. ―Pero ella está bien, los que no están bien son Vaden y Vicky. ―Ladeó la cabeza disfrutando verlo derrotado. ―Sabes que quien se mete en el camino de la A.H.I no vive para contarlo.

―¿Por qué no tienes a Rocket aquí? ―Ulises quiso maldecir.

―Porque se niega a obedecer, solamente le hace caso a la niña y no soy tan estúpido como para aceptar algo así. ―Río divertido. ―Esa niña es incluso mejor que tú o Pandora, por eso deseamos a un hijo de ustedes. ―Tristán enarcó una ceja.

―¿Por qué no experimentar con mi hija? Ya tienen a una. ―Ulises se tensó, fue un idiota.

―Glenda es mayor, la niña no se deja controlar fácilmente. ―Explicó. ―En cambio, con un bebé, podremos controlarlo.

―¿Lo de la realidad virtual, es todo mentira? ―Al verlo negar, sintió un alivio único.

―Realmente todo es verdad, tú fuiste criado con amor, comodidades y de esa manera te controlaron desde el momento cero, en cambio, Pandora fue tirada al ruedo como se dice. ―Los ojos oscuros de Tristán le advierten, pero sabe que no puede detenerse ni mentirle de más, o de lo contrario el hombre lo matará sin esfuerzo. ―Ella fue obligada a usar su inteligencia y cada uno de sus poderes, aunque ella no supiera que es lo que estaba pasando. ―Miró sus manos por un segundo. ―¿Recuerdas al ex que regresó de la nada? Era el cabecilla de la pandilla que la acogió cuando escaparon del orfanato, realmente fue contratado para una etapa del experimento. ―Resopló. ―Lo que pasó en aquel antro no debería haber pasado, pero por supuesto tu padre convenció a los directivos y simplemente les pusimos algo en sus bebidas para que se olvidaran uno del otro, todavía no era momento de que interactuaran. ―Tristán apretó los puños, desde que nació su pandita fue obligada a sufrir mientras que él lo tenía absolutamente todo.

―Te tendré una respuesta. ―Lo miró a los ojos después de considerar las cosas por un momento. ―Pero antes debo hablar con ella, debo tratar de convencerla y para eso necesito que nos den un poco de libertad. ―Ulises entrecerró los ojos con desconfianza. ―No soy estúpido, sé que nos inyectan para que no podamos utilizar nuestros poderes. ―Negó mirándolo como si fuera un idiota. ―No Estamos en la tierra, eso escuché alguna vez, aunque no estoy muy seguro de cuando fue. ―Ulises sonrió, es realmente impresionante.

―Fue el año pasado. ―Le recordó. ―Justo antes de que despertaran, mis colegas y yo estábamos hablando al respecto, de cómo extrañábamos a la tierra y todo lo que en ella había. ―Tristán asintió.

―Entonces déjame recorrer algunos lugares con mi mujer, déjame pasar toda la noche con ella y cuando sea prudente iré contigo. ―Ulises lo pensó por un momento, pero sabiendo que el planeta es realmente seguro y no pueden escapar, lo aceptó.

―Tu padre fue quien creó este planeta. ―No pudo quedarse con esa información. ―¿Puedes creerlos? Un planeta artificial, con el tamaño de la tierra y totalmente habitable. ―Negó con admiración. ―Tu padre realmente era brillante. ―Poniéndose en pie lo miró. ―Vamos, te llevaré con ella, estoy al corriente que ya sabes cada cosa del planeta. ―Tristán lo siguió, pueden frenar su cuerpo, pero jamás su cerebro. ―Y otra cosa. ―Se detuvo a medio camino. ―Pandora sí perdió al bebé en el choque, me maldigo todos los días, por eso, si el bebé hubiera sobrevivido ya los avances fueran notorios. ―Tristán se imaginó la cabeza del idiota rodar en el piso y de su cuello la sangre saliendo con tanta potencia que pareciera una fuente.




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