Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 36

“―No entiendo por qué haces esto. ―Ulises se vio obligado a mantenerse en el piso, Tristán provocó que volcara. ―Los humanos son seres imperfectos, son tan estúpidos que están destruyendo el planeta donde viven, ¿Crees que no necesitan a una organización como la A.H.I.? ―Tristán, a pesar del odio que siente por él, la sensación de lástima fue inevitable.

―¿Crees que podrías vivir para presenciar un cambio? ―Negó decepcionado por la estupidez extrema del hombre. ―Esa organización no quería mejorar las cosas, Ulises, ellos deseaban superhumanos para controlar el mundo y es todo, no querían más que secuestrar y sacrificar humanos para sus fines egoístas ¡Y tú no eras la excepción! Te manipularon como quisieron, ¿Por qué no te das cuenta? ―Ulises sonrió así mostrando sus dientes rojos por la sangre.

―Siempre te has creído superior a los demás y es lo que más detesto de ti. ―Agrando la sonrisa con arrogancia. ―¿Sabes por qué mi hermana te engañó? Porque ella creyó que tú lo habías hecho antes, yo la manipulé a mi antojo y debido a eso dañaste a una persona, la dañaste a ella dejándola en el altar. ¿Crees que eres mejor que la organización? ―Carcajeó. ―¡No fuiste capaz de recordar la noche que tomaste a Pandora! ¿Acaso no la dañaste a ella también? ―Tristán apretó los puños con fuerza. ―Lo tenías todo, tú sabías de lo que eras capaz y aun así ignoraste tu naturaleza y decidiste dejar a tu pequeña hija sufriendo una vida de penuria y sufrimiento. ―Se puso en pie a pesar del dolor. ―Tenías todo en tus manos para encontrar a esa mujer, pero decidiste hacer de la vista gorda. ¿No te convierte eso en un ser más despreciable que yo o cualquiera que apoye a la organización? ―Sin poder soportarlo más, de un paso alcanzó a Ulises y dominado por la ira, se aferró a su cuello y lo apretó. ―Decidiste hacer que ella te olvidara, decidiste dejarla ir y quedarte conmigo a morir, ¿No es eso egoísta? ¿Acaso no piensas en como sufrirá tu hija? ―Ulises apretó la mano de Tristán, está quedando sin aire. ―Tienes oportunidad de marcharte co… con ella. ―Tristán miró cada gesto de desesperación que Ulises hace al ir quedando sin aire y lo disfruta, pero antes de que desmayara, lo soltó y lo dejó caer al piso.

―No vales la pena. ―Antes de que pudiera darle la espalda, la nave brilló en el cielo.

―Ahora estás atrapado conmigo. ―Río en medio de la tos. ―Morirás conmigo y los dejarás solos, los directivos la van a capturar y seguirán el proyecto como si nada hubiera pasado. ―Tristán no le hizo caso y se alejó de él.

Ulises, al verlo irse, no lo pensó dos veces y pasando del insoportable dolor que siente en todo su cuerpo, se apresuró a ir a la nave que tenía preparada por si las cosas salían mal, era su plan desde el inicio, huir sin mirar atrás no importaba que decían los directivos.

Tristán sonrió al ver la nave, como siempre Ulises se dejó llevar por sus deseos de sobrevivir. Acercándose sin que lo escuchara, lo tomó por el hombro y sentirlo tensarse, le agradó más de lo que imaginó.

―Sin dudas eres poco inteligente y eres el único que no se da cuenta. ―Con una sonrisa apretó hasta que Ulises se desmayó. ―Jamás te dejaría huir, maldita cucaracha. ―Tras dar una mirada atrás por la fuerte explosión, subió a la nave junto a Ulises para salir de ahí antes de que fuera demasiado tarde.”

Al abrir los ojos suspiró con cansancio, desde hace una semana está en la tierra, pero su trabajo aún no ha terminado, por lo que se vio obligado a estar lejos de su familia. Levantándose sin muchos ánimos, caminó al baño y se miró al espejo, logró capturar a Ulises y dejarlo en un laboratorio para que experimentaran con él hasta el día de su muerte, consiguió la ayuda para tratar de encontrar a los directivos, pero todo eso le ha costado su familia.

―Tienes que hablar con ellos. ―Se aconsejó así mismo. ―Debes decirles que estás vivo y que es mejor mantenerse tal y como están. ―Asintió convencido de lo que hará.

Una ducha larga y tras varias batallas internas, Tristán terminó de asearse y se dirigió a la habitación para prepararse, es otro día y la búsqueda de los directivos debe seguir. No se puede permitir fallar un día, si los directivos están libres, es muy posible que la A.H.I. vuelva a ser esa poderosa organización que les ha costado a muchos.

―Es mejor que me des una buena explicación. ―Tristán cerró los ojos con fuerza al escuchar la voz molesta, pero preocupada de su amigo. ―Ha pasado una semana desde que Pandora llegó a la tierra, una semana desde que ese planeta explotó y tú no habías dado señales de vida. ¿Sabes lo preocupados que estamos Glenda, Vicky, Stella y yo? ¡Pandora se alteró cuando decidimos contarle de su embarazo y del padre de sus hijos!

―Es por eso que te estoy llamando. ―Pasó de todo. ―No le cuenten sobre mí, déjenla con sus recuerdos y su borrado de memoria, es mejor así. ―Suspiró. ―Dile a mi hija que lo siento, pero que no podré ir a casa, pídele a Vicky que siga cuidando de ellas y amigo. ―Hizo una pausa. ―Cuida tú de todos. ―Sin esperar respuesta, cerró la llamada y al escuchar el tono maldijo sin mirar quien llamaba, no ocultó su número, no podía hacerlo porque aún están en peligro.

―Creí que no responderías. ―Tristán negó en medio de un suspiro.

―Creí que eras alguien más, ¿Qué sucede? ―Se puso en pie.

―Los hemos encontrado, pero tal y como lo dedujiste, están protegidos y sin ti no podremos llegar a ellos para capturarlos. ―Tristán sonrió emocionado, finalmente han dado con esos bastados. Ahora se arrepiente haber llamado a su amigo. 

―Envíame la dirección, voy para allá. ―Cerró la llamada y salió del piso sin mirar atrás.

Glenda corrió a la habitación de su madre, seguida por Vicky. Pandora frunció el ceño y después sonrió al sentir la cama hundirse. Últimamente, se siente más y recuerda que su niña ya no tiene seis años.




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