Ciencia, Amor y Otras Genéticas

Capítulo 37

Pandora dio dos pasos atrás hasta quedar pegada a la puerta, el hombre frente a ella la mira con ese gesto de arrepentimiento con la que solía mirarla siempre que metía la pata. ¿Cómo es posible que después de tanto tiempo él se aparezca como si nada? ¿Acaso cree él que ella no sabe la verdad y el motivo por el cual la aceptó en su pandilla?

―Marcus. ―Susurró sin poder evitarlo. ―¿Qué haces aquí? ―El aludido dejó escapar el aire por la boca.

―Me he dado cuenta de lo que pasó y quise venir a ver como estabas, japonesa…

―No, no hagas esto. ―Lo interrumpió tomando el control de su cuerpo. ―Tú sabías desde mucho antes lo que estaba pasando, ¡Sabías que me vigilaban y me aceptaste por dinero! ―Marcus cerró los ojos con fuerza.

―¿Qué sucede? ―Stella quien iba en dirección al laboratorio, se acercó a Pandora. ―¿Quieres que llame a Vaden?

―Por favor, japonesa, solamente deseo hablar. ―Se apresuró a decir Marcus antes de que diera una respuesta afirmativa. ―Necesito disculparme contigo y explicarte las cosas.

―Mi suegro ya me las explicó. ―No le interesó que no recuerda nada, confía en la palabra de Vaden, de su hija y de Vicky, si ellos dijeron que Bastián le contó la verdad, es porque es así.

―Y está bien. ―Insistió. ―Pero necesito que me escuches, por favor. ―Pandora pasó saliva, su mirada se ve sincera y no hay indicios de que quiera conseguir algo que la lastime a ella.

―Bien, te daré quince minutos y después de esto saldrás de mi vida y no volverás más. ―Marcus la miró agradecido en medio de su alivio.

―Te lo juro. ―Sonrió.

―Stella, tranquila, iré a la oficina de Vaden, él está ahí dentro. ―Stella asintió sin cambiar su gesto serio.

―Si no vuelves en quince minutos iremos por ti. ―Pandora no pudo responder a eso, Stella se adentró al laboratorio sin esperar respuesta.

―Sígueme, por favor. ―Marcus obedeció a su demanda, fue tras de ella y al llegar a la oficina, ambos entraron. Pandora se sentó tras el escritorio y Marcus frente a ella. ―Te escucho.

―Me enviaron a espiarte. ―Rocket hizo su entrada. ―Pero prefiero que sepan de mi presencia para que tengan claro que de mí nadie se escapa. ―La cámara enfocó directamente a Marcus.

―Rocket… ―Pandora protestó.

―Quizás tú no recuerdes a Tristán, pero estoy seguro de que jamás te dejaría sola con este mequetrefe.

―¡Rocket!

―Flor de la adversidad, no me hagas echarlo y hacer de este suceso un tema de conversación entre Glenda y yo. No olvides que se nos da muy bien fastidiar a los demás. ―Pandora dejó salir el aire por la boca y miró al hombre frente a ella.

―Es mejor que inicies o te echará antes de que acabe el tiempo. ―Marcus realmente incómodo se arregló en su puesto. ¿Acaso una persona los estaba vigilando desde otra habitación? Se negó a la pregunta, ha escuchado de Rocket, el mejor programa de inteligencia artificial que existe.

―Quizás esto te suene a excusas, pero realmente todo cambió cuando te conocí. ―Pandora alzó las cejas. ―Si bien te acepté por un pago y por la promesa de que me ayudarían a salir de mi miseria, una vez te conocí realmente me enamoré de ti, pero ya era demasiado tarde para negarme a seguir trabajando para esa organización.

―Te marchaste y me dejaste sola. ―Le recordó. ―No te importó abandonarme, ¿Acaso también estabas obligado a irte a estudiar fuera del país?

―Quería una buena vida, un buen trabajo. ―Lo aceptó. ―Deseaba ser el mejor para que tú lo tuvieras todo. ―Bajó la mirada. ―No sabía a ciencia cierta lo que eras y para lo que te estaban probando, por favor. ―La miró a los ojos. ―Debes creerme, no sabía que tu papel era aparearte con otra persona para traer hijos al mundo. De haberlo sabido yo me hubiera interpuesto.

―Hubieras muerto.

―No importa. ―Negó un par de veces. ―Yo intentaría hacer todo lo que estaba a mi alcance. ―Dejó salir el aire por la boca de manera ruidosa. ―La cuestión es que quería venir aquí para disculparme. Te amé, Pandora. ―Sonrió levemente, jamás la llama por su nombre. ―Y jamás fue mi intensión mantenerlos informados de todo lo que hacíamos, debí suponer que eras algo fuera de este mundo. ―Lamió sus labios. ―Eras extraordinaria y por ti nos salvamos más de una vez. ―Río divertido. ―¿Recuerdas cuando Vicky trató de robar el supermercado? Si no hubieras creado la distracción nos habrían atrapado por ese loco. ―Ambos iniciaron a reír al recordar esos viejos tiempos.

―Disculpa. ―Rocket intervino. ―¿En qué parte de la conversación dices que ya te vas? ―Pandora miró la cámara con ojos grandes.

―Lo siento. ―Pandora lo miró avergonzada. ―Solamente le falta un cuerpo para que sea como un esposo. ―Gruñó haciéndole caras a Rocket. ―Sabes que jamás he tenido rencores, Marcus. ―Le sonrió. ―No tienes que preocuparte por mí, te perdono. ―El hombre se mostró muy aliviado. ―Y sé a la perfección de lo que esa organización es capaz.

―Yo sello las puertas y tú lo acabas. ―Pandora se extrañó al escuchar esas palabras de Rocket.

―¿A qué ha venido eso? ―Preguntó mirando la cámara.

―A que esa sonrisa solamente me la puedes dar a mí. ―Marcus miró a la puerta al escuchar esa voz y Pandora pareció quedar sin vida como una estatua. No desvió la mirada de la cámara, no fue capaz de mirar a la puerta para confirmar de quien era la voz.

―También te debo unas disculpas a ti. ―Marcus se puso en pie. ―La primera vez que nos vimos me comporte de una manera vergonzosa. ―Lo miró directo a los ojos a pesar de que el rubio lo mata con la mirada. ―Estaba dolido y celoso, mi japonesa me había cambiado y creí que eso era imposible. ―Sonrió. ―No tienes que preocuparte por mí, yo desapareceré.

―De no hacerlo, lo haría yo por ti. ―Tristán no le aceptó la mano, sería muy hipócrita de su parte. ―Espero que hayas tenido lo que viniste a buscar. ―Se echó a un lado para dejarle el paso a la puerta libre.




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