Ciencia Vampirica

El Demonio Guardián

Estuve caminando por entre las calles más oscuras de Berlin, sentía éxtasis, eso es algo poco habitual en los vampiros, a excepción de saciar nuestra sed existen pocas cosas que nos brinden paz, una es cumplir con nuestras metas obsesivas y esa noche había logrado una. Sin duda fue una semana intensa llena de revelaciones y presiones de las cuales no había experimentado, el sentirme descubierto por mis presas y saber que me convertía en el perseguido me produjo una momentánea obsesión, que debía solventar, al haberlo resuelto me produjo una deliciosa y efímera sensación, hay que recordar que no somos seres usuales, rompemos con paradigmas de la naturaleza que parecen inviolables, escapar de la muerte tiene sus consecuencias, la inmortalidad tiene cargas que de a poco se van descubriendo y se  hacen mas pesadas con el correr del tiempo. La dopamina aquella secreción de la recompensa, de la felicidad, tiende a disminuir su presencia con el pasar de los siglos, por eso la intensidad de nuestras obsesiones pueden llegar a ser enloquecedoras una reacción de nuestro cerebro hambriento por obtener esa exquisita secreción, ya a los doscientos años de existencia nuestros cerebros se acostumbran al vaivén de las experiencias y exquisiteces que ofrecen nuestros sentidos, eso nos vuelve cada vez más apáticos, olvidamos los lujos y riquezas, disminuyen en gran manera los estúpidos intentos de degustar alimentos o bebidas, ya disfrutamos y nos saciamos de todo, por lo que perdemos sensibilidad y la ambición de esas necesidades desaparecen, es desmotivante caminar en un mundo donde ya no existen estímulos, quizás esa sea la razón por la cual dormimos largos periodos, puede que sea un mecanismo para que volvamos a añorar esas sensaciones vanas, un intento por afinar nuestros sentidos y motivaciones para el largo recorrer de la inmortalidad. Les aseguro que es pesado y esa carga se vuelve cada vez más agotadora y aburrida. Ese aburrimiento nos insensibiliza de los placeres y anhelos humanos, aunque debo admitir que esta Alemania nazi me ha dado muchas sorpresas, intensas sensaciones olvidadas florecen en las experiencias de Alger, quizas por ello el extasis era mayor, al lograr cumplir mi meta de engañar a los nazis, senti serenidad, una sensación deliciosa que me hace caminar algo mareado por el bombardear de mis sentidos, afinados percibían lo más mínimo del entorno, ¡que deleite!; ahora con mi mente más tranquila, de nuevo escuchaba los susurros, aquella voz femenina volvía a sentirla con mayor intensidad en mi mente, como si al ignorarla con mis obsesiones acumulara fuerza para hacerse sentir. Ya no era algo causal, era influenciado por esa condenada vampira de una forma que resultaba mágica contrariando mi lógica y todos mis saberes,¡ nada me daba explicación lógica de ese fenómeno!, sin duda era la voz de ella, el susurro de Pandora volvía a presentarse sin explicación, no había presencia alguna a mi alrededor, no estaba bajo el efecto de ninguna droga y sin embargo de nuevo esa voz me decía "Busca al libertino".Mi propósito fue renovado, debía buscar el cadáver de Rasputin y entender los designio de la caprichosa vampira.

Los ataques a los judíos seguían, el ruido de las llamas y gritos se escuchaban ante los testigos silenciosos de sangre aria. Había solo unos quinientos mil judíos en Alemania, una minoría, muchos ciudadanos alemanes se levantaron en la mañana y aun viendo las sinagogas incendiándose seguían con sus rutinas como cualquier otro día. Observe a camiones con centenares de familias judías que estaban siendo trasladadas a los mismos campos de concentración donde primero habían llevado a los comunistas y enemigos del régimen. Los judíos habían perdido todo derecho esa noche, ya no podrían tener una vida normal, serian esclavos y menos que insectos para el gobierno, el padre de Edén tenía razón en temer, pero no quise preocuparme por el bienestar de mi protegida e ignore los susurros de Pandora, en todo momento camine con lentitud procurando no distraer mi mente del deleite sináptico que experimentaba, tan fuertes eran las conexiones neuronales que podía escuchar el ruido de pequeños relámpagos en mi cabeza. La luz del  amanecer tuve el efecto de un balde de agua que me desperto de mi exquisito letargo, debia volver a la habitacion donde me hospedaba, al tocar la puerta me abre un desconocido, un oficial nazi de aspecto rudo, con una cicatriz en la mejilla derecha, cabello castaño claro y pequeños ojos azules ocultos por abultadas ojeras, me saludó presentandose como Rudolph Stein, la tranquilidad de mi mente evito que lo matase allí mismo, en mis adentros me dije: "¡me ha encontrado! ¿como fue posible?", sin embargo, mantuve la serenidad y actue como si nada, una decisión acertada, el oficial me invito a entrar, dentro habían otros jóvenes conversando con Karl quien al verme dijo "¡Allí está su otro compañero de la expedición, chicos!, les presento a Alger Loewe". Todos me dieron el saludo nazi y se presentaron, eran los seleccionados a la misión especial hacia Polonia, a excepción de Stein que pertenecía al ejercito regular todos los demás éramos miembros de la SS, compuestos por estudiantes de arqueología y ciencia místicas, se notaba la emoción en sus rostros, les gustaba saber que harían una misión secreta, aunque no sabían de que se trataba, Stein interrumpió la emotiva intervención de los ingenuos chicos y nos colocó entorno a  una mesa donde coloco un mapa de Polonia, con un lápiz trazo la ruta hasta al lugar donde se creía que  estaban los restos del monje loco de Rusia, el plan era simple entrar al territorio polaco a través de la frontera con atuendos de trabajadores del campo en varias viejas carretas tiradas por caballos y luego adentro llegaríamos al punto especificado en el mapa a realizar las excavaciones. Stein no escatimo esfuerzo para explicar el plan, hasta el más bruto del grupo conocía los detalles de lo planeado, desde la partida hasta la llegada habían puntos en el mapa donde descansaríamos y nos darían provisiones. Notable el detallismo en su planificacion, cuando dieron la fecha me senti algo aliviado, aun debia resolver la situacion de mis protegidas, tenia el tiempo necesario, en un par de semanas de holgura antes de la misión debía de ocuparme del lastre, de aquella promesa que nunca podía romper, no olviden que mi palabra es algo que valoro más que el propio conocimiento, por lo que era necesario que pusiera a salvo a mi protegida, los ataques nazis a los judíos estaban en su mayor apogeo, revisaban cada rincón en búsqueda de los semitas, tarde o temprano las conseguirían en la casa abandonada y no me equivocaba...




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