Ciencia Vampirica

La infanta Maria

No pude decir mas palabras a Dustin, la respuesta a su reclamo seria un mero formalismo para un vampiro pero para Alger era algo mas relevante, preferi quedarme callado, que adictiva y  molesta sensibilidad, las punzadas en mi pecho me descolocan, aun estaba alterado por el enfrentamiento con el pelirrojo,  mi pecho palpitante y mi respiracion rapida y profunda  nublaba mis pensamientos, pero algo adicional llamo mi atencion una sequedad en mi boca, una sensancion tan intensa que hacia que lamiera mis labios. Dustin al ver mi gesto me entrego una botella escondida en uno de sus bolsillo, la aparte diciendole:

"Ya he bebido mucho, gracias"

Sonriente me dice:

"Es agua, imbecil, sabes que nunca he sido bebedor"

Me le quede mirando con una ceja lavantada y mientras agarraba la botella le dije:

"Entonces esos bailes y la botella que te tomaste anoche solo fue fingido"

Dustin me responde:

"Si, era un teatro, al igual que tu"

Ignore la ultima frase que dijo y bebi grandes sorbos hasta lanzar un suspiro de satisfaccion, en mi mente pense ¡que delicia!, quise volver a experimentar la sensacion por lo que volvi a tomar otro gran sorbo pero ya no fue lo mismo, eso fue decepcionante y mientras tragaba ese ultimo sorbo en mi mente recorde que la sangre para los vampiros siempre daba satisfaccion no importando la cantidad, era mas probable drenar a todas las victimas o quedar a reventar antes que abandobarlas por insactisfaccion. Eso me resulto interesante, saber  que los placeres humanos son tan efimeros como su propia mortalidad.

Para cuando termine de beber y quise responder a Dustin pero este ya se habia dormido por lo que estuve paciente por horas esperando a pesar de cabecear varias veces logre mantenerme despierto, mis ojos se mantenian fijo en el endemoniado, atento a cualquier artimaña, quizas me dormi sin darme cuenta pero en unos instantes se despertaron mis hijos...

Con el atardecer aproximandose recogimos lo util y nos retiramos del lugar.  Dustin y Erick se encargaron de llevar a rastra al aturdido Pelirrojo guiados por Berit quien me mantuvo alejado preocupado por evitar otro altercado.

Al llegar al campamento las unidades se estaban preparando para el recibimiento del bigotudo, este vendria a Varsovia por lo que las divisiones le recibirian con un desfile para celebrar la victoria sobre Polonia, en particular a los chicos le correspondia volver a Alemania despues de realizar la actividad. Mi momento de escapar con sutileza se habia frustrado, pero el desfile era una nueva oportunidad que no desaprovecharia, Berit deseaba que condujera el tanque, pero le pedi estar encima del blindaje con la excusa de sentirme mal y necesitar aire fresco. Al escucharme Dustin presentia mi intencion y cuando Berit se alejo se me acerco y estrecho mi mano diciendo:

"Espero volverte a ver hermano, sabes que somos tus amigos, sea lo que sea que hallas hecho, siempre contaras con nostros"

Le sonrei y toque su hombro sin decir nada, como vampiro estaria ahogado con tanta cursileria, pero en cambio ya no era tan pesado escucharlo pero si generaba una sensacion molesta que apretaba mi pecho, entendi porque deseaba escapar sin despedirme, no era los pesados formalismos que me aburrian sino evitar ese  nuevo y denso sentimiento llamado culpa.

El desfile comenzo, seriamos la tercera  o cuarta division en dar saludos al furer y al momento de mayor auge de personas agrupadas me baje del tanque simulando malestar, Dustin que estaba afuera conmigo me ignoro y asi me aparte a un rincon, cuando note que ya no era visto me dirigi por un pasillo vacio y me retire,  ya estaba a varios metros lejanos de la multitud cuando vi una camioneta negra y de ella bajaba ¡Stein!, ese viejo lobo estaba alli para mi fortuna logre escorderme sin ser visto, la rapidez de mi reaccion me hizo estirar con demasiada fuerza los musculos de la espalda, la fragilidad humana me paso factura, un dolor lumbar me mantuvo inclinado, con ese repentino tormento me mantuve callado mientras veia a Stein caminando por el pasillo con media docena de soldados de la Schwarze Sonne portando en sus hombros el sol negro, la division que cazaba vampiros,  El lobo de piedra habia sobrevivido y estaba caminando junto con Bergen, ver a ese niño vivo me dio alegria aunque sabia que si notaba mi presencia no seria reciproco el sentimiento. Note en la camioneta  las misma armas con que cazaron a mi gola, me pregunte si me buscaban a mi o algun otro desdichado chupasangres. A pesar del dolor me escondi bien, espere a que pasaran y sali sin poder evitar quejarme del dolor lumbar, entonces una figura de largos cabellos me ayudo a levantarme al verla contemple el rostro terso y suave de una mujer que me mira intrigada, !Maria Orsic¡, ella me ayudo a levantarme mientras preguntaba:

"¿No has bebido sangre?, te vez faltal, Lothar"

Al momento de lograr erguirme me  apoye en ella sintiendo mi fuerte respiracion y con risa me dice:

 "¡Eres increible!, incluso delante mio  actuas de forma magistral como humano"

Al escucharla la solte soportando todo mi dolor en silencio, aminore mi respiracion y me enderece limpiando mi traje. No sabia como  reaccionaria si supiera de mi nueva condicion humana, por lo debia interpretar el papel de vampiro. Mire a mi alrededor y le respondi como mi caracteristica amabilidad:

 ¿que haces aqui?, ya respondi a tu señores"

El rostro de alegria de Maria cambio a uno molesto mientras responde:

"Yo no tengo señores... eso lo sabes"

Se silencio mientras se limpiaba la partes sus brazos donde me habia apoyado y luego levantando la barbilla me dice:

"Te estan buscando, un chico llamado Bergen recibio un mensaje de que estabas aqui, sospechan que la unica forma de que sobrevivieras es que te convirtieras en vampiro, grave error Lothar, ¿por que no los mataste?"

La mire, con ojos humanos, una mezcla ambivalente de sentimientos rondaron mi mente miedo, verguenza, rabia y otros pero el mas  curioso es notar lo atractiva e impecable apariencia de esa vampira, la piel porcelana y hermosa cabellera larga me hizo admirarlan de forma algo libidinosa, luego de mirarla de abajo a arriba me fijo en sus ojos azules que estaban perpejos por mi forma de contemplarla y le digo:




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