Ciencia Vampirica

La promesa inmortal

Despues de lo sucedido en la cena con Hitler los posteriores dias fueron aburridos y rutinarios, visitando otras eminencias en la locura nazi, todo era aburrido hasta ese dia...

Era la mañana del 9 de noviembre, aun cuando me encontraba recostado en una habitación separada, podía escuchar los ronquidos y balbuceos de Karl Wiligut, estuvo así toda la noche, interrumpiendo mis meditaciones, con los siglos la paciencia tiende a ser la cualidad más desarrollada por los de mi progenie; pero este individuo siempre probaba los extremos de mi tolerancia. A pesar de todo Alger se había convertido en un instrumento interesante, gracias a él estuve dentro del nazismo con relativa comodidad, conocí a la Ahnenerbe en mayor profundidad, más por mera curiosidad que otra cosa, porque sus fantasías y teorías eran descabelladas e incomprobables.

Después del almuerzo salimos para una asignación especial, mientras transitamos las calles berlinesas, la vanidad de Karl se incrementó, ya se había tomado una botella de alcohol y su nariz enrojecida como la de un payaso denigraba su aspecto en gran manera, sin saber esto el hombre caminaba con tambaleante pomposidad. Nos envolvió un extraño atardecer, las calles que recorrimos estaban casi desiertas y bajo un silencio peculiar, de aquel que presagiaba tempestades incluso mis entrañas sonaban impacientes ante lo que se aproximaba...

Llegamos a una plaza donde un grupo de las juventudes hitlerianas estaban reunidos, escuchaban el comunicado de uno de sus superiores informando sobre lo sucedido al funcionario alemán Ernst Eduard vom Rath, quien había sido asesinado por un joven judío, la gente se agolpaba alrededor del grupo dando diversas opiniones con tono despectivos  sobre los judíos, señalaban los negocios hebreos cercanos con gran desprecio. En cuatro horas la muchedumbre se dispersó. Karl se acercó al superior de los jóvenes, estrecho su mano con fuerza mientras le invitaba a tomar unos tragos, el oficial se negó argumentando estar en servicio, pero la insistencia de Karl le hizo aceptar, me dio gracia como Wiligut a pesar de su tosco aspecto lograba influir hasta en el más disciplinado de los militares para sumarlo a su vicio, así ambos se fueron dejándome encargado del grupo de inquietos jóvenes, muchos de esos chicos eran de buen aspecto físico, eran menores de edad pero su desarrollo los hacia ver como hombres, en su mayoría cumplían los sueños racistas de los nazis, altos, corpulentos, ojos azules y cabello rubio, no era un grupo cualquiera, estos serían seleccionados para pertenecer a la SS.

Golpee mi estómago pensando que me había engañado con su predicción, me resigne a pasar una noche apacible y aburrida, planee hacerles cantar y realizar prácticas físicas de rutina; pero los planes fueron interrumpidos... un grupo de militantes de la SA y SS se aproximaron a nosotros y tomaron el mando, nos dividieron y nos asignaron a distintas zonas de la ciudad, nuestra misión: "destruir la inmundicia judía de  Berlín en venganza por Ernst", esas fueron las contundentes palabras de un hombre delgado y de aspecto patético, que se encontraba en un elegante vehículo estacionado por un momento para dar instrucciones a los oficiales; luego me daría cuenta que se trataba de Joseph Goebbels,  Ministro del Reich para la ilustración Pública y propaganda Nazi. Así fue como acompañe a una docena de fornidos chicos arios, provistos de armas blancas, combustible, piedras y demás instrumentos necesarios para destruir las sinagogas, comercios judíos y quienes se interpusieran en las acciones. ¡nunca dudare más de mi estómago, tenía razón! Como vampiro no puedo desaprovechar tal festín, mientras los compañeros incendiaban y rompían los vidrios de los negocios, yo en sigilo mataba y me alimentaba de los incautos que intentaban salvar sus objetos de valor, desde hace dos décadas desde terminada la primera gran guerra no me había dejado llevar por mi insaciable hambre, aun cuando no los conté, quizás fui responsable de unas veinte muertes esa noche, camufladas con astucia entre las acciones vandálicas e incendiarias de mis acompañantes, aunque, estos chicos no se conformaban con esa destrucción, también saciaban apetencias más sórdidas, realizaron varias violaciones a las mujeres que encontraban, desapareciendo la evidencias con fuego, algunos jóvenes jugaban con ancianos y niños con una actitud tan sádica e inimaginables que por primera vez desde que desperté sentía que no estaba solo, que andaba en una manada de vampiros cazando y dejándonos llevar por nuestros más bajos deseos. Estos ridículos chicos arios, habían sido pervertidos de tal manera que consideraban justificables sus actos porque defendían su patria de seres peligrosos que no merecían misericordia, hubo un momento fugaz en medio del humo y el calor sofocante que olí en el aire una fragancia tenue e insípida, la misma que percibí al despertar... el odio, no cualquiera, era irracional, el que no tiene explicación, tan denso que se transpira, uno que solo nace transmitido de generación en generación y eso es lo que presenciaba a una raza llena de odio y orgullo que exigía con vehemencia su sitial, no importando las acciones inhumana para lograrlo...

Pasadas las once de la noche caminábamos las calles oscuras, cantando hasta que una voz familiar llamo mi atención era Karl ebrio en una esquina, me despedí de mis compañeros, saludándolo con gran entusiasmo, no es normal eso en mí; pero, había tenido la más satisfactoria de las experiencia desde hace décadas, por lo que les permití que fueran de los pocos testigos en verme sonreír... el líder, el más fornido me estrecho su mano mientras preguntaba mi nombre, le apreté con firmeza y de mi boca pronuncie "Lothar", el me respondió "Un gusto conocerte Lothar, yo me llamo Bertham, mis amigos y yo quisiéramos saber ¿si es posible que nos acompañes mañana?", le respondí: "si, por supuesto", mientras me retiraba me dije en mi mente, que era una noche digna de llamarme con esa inolvidable identidad de Lothar, la mas sórdida que pude interpretar y disfrutar sin duda.




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