Ciencia Vampirica

Revelación

Caminamos entre calles llenas de escombros. El silencio solo era perturbado por el sonido del cristal roto que pisábamos, Edén caminaba alicaída, no hacía el más mínimo esfuerzo por mejorar su aspecto, su rostro barroso, cabello sucio y desordenado la hacía parecer una vagabunda, su mirada siempre se mantuvo en el suelo incluso en los momentos más peligrosos de nuestro caminar, la niña se esforzaba en guiarla, facilitándome el fructuoso trabajo de arrastrarla, la niña usaba toda la fuerza que podía obtener de su pequeña humanidad para hacer avanzar a la traumada compañera, era constante los gritos que le dirigía como "muévete Eden", "Apurate Eden", "¡Eden despierta!" Así estuvo todo el trayecto, afortunadamente en la mayoría de los casos los perpetradores del boicot y violencia hacia los judíos nos ignoraban al ver mi uniforme de la SS, a pesar de tener la vestimenta desgarrada y ensangrentada seguía siendo una herramienta útil contra la muchedumbre de vándalos, al verme con las chicas la mayoría pensaba que eran mis prisioneras, pocos se atrevieron a interponérseme, solo algunos militantes pertenecientes a la SA, las antiguas tropas de asalto del nazismo, que consideraban a los de la SS usurpadores de sus funciones y en el caos pensaron que podrían vengarse en mi persona, pobres ilusos, les di el trato adecuado, procurando que las chicas no me vieran transformado...

Llegamos al fin a una casa abandonada, mi pequeño laboratorio improvisado, limpie el lugar y escondí todas las pistas de mis actividades, las cosas podrían empeorar, era probable que estos locos fueran a buscar por cada casa a los judíos, si conseguían a estas chicas con mis experimentos me seria en extremo perjudicial, además, no me gusta que nadie sepa lo que hago. Deje en la casa a las chicas, robe algunos alimentos de un negocio hebreo para mis inesperadas huéspedes y luego corrí a borrar las huellas de mis matanzas en el cementerio, había matado a más de una docenas de chicos rubios, demasiado llamativo para las autoridades nazis, sus muertes llamarían mucho la atención, era necesario que me encargara de los cadáveres; llegue, y cuando me disponía a quitarles sus vestimentas fui interrumpido... un testigo, dos e incluso una docena podría haberles quitado la vida sin problemas; pero en este caso eran muchos, los incontables pasos de los alrededores me alarmaron, me escondí en una fosa preparada para un entierro y me cubrí con todo el montículo de tierra que estaba al lado del agujero, quizás medio metro de tierra me cubría pero aun así mi sentido del oído era sensible a las conversaciones, escuche que se aproximaban tres sujetos uno iba corriendo y empezó a hablar a los otros, era la voz de un chico gimoteando al decir "allí están mis amigos, ¡Dios mío, Los mato a todos!, denme un arma ¡por favor!, si esa cosa vuelve nos matara...", otra voz de adulto, le dice: "Tranquilo, mis tropas se ocuparan". El hombre dio órdenes al acompañante contiguo "Aseguren el lugar que nadie salga ni entre a este cementerio" el oficial sonó sus talones para consentir la orden y procedió a movilizar a los soldados, sentí como una gran cantidad de hombres cubrían el perímetro del lugar y llenaban de municiones sus armas, era una unidad militar completa que rodeaba todo el cementerio, mi decisión había sido acertada aun cuando pudiera con ellos, no podría con tantas armas de fuego al mismo tiempo, el oficial retornó indicando que el lugar estaba asegurado, el líder le entrego una nota diciéndole "Gracias, por favor llame por radio y transmita este mensaje a esta persona, dígale que el coronel Stein tiene acordonado un evento especial", el oficial respondió "si señor" y salió apresurado a cumplir la orden. El chico asustado se quedó solo con Stein, seguía insistiendo en que se le proporcionara un arma, tenía mucho miedo que el monstruo que mato a sus amigos volviera a aparecer, el coronel hizo caso omiso a su petición y le pregunto "¿Cómo se llamaba el monstruo que mato a tus amigos?, quiero escucharlo de nuevo", el chico le respondió contrariado "ya se lo dije, se llama Lothar, ¡por favor¡ si no me da un arma me retirare, esa cosa es invencible..." el hombre le responde "tranquilo, ¿no comentaste de esto a nadie más, verdad?", el chico afectado por la flema en sus fosas nasales le responde algo afónico "No, señor", escucho como Stein se le acerca al chico mientras le dice: "gracias tu ayuda me ha sido muy valiosa, sin embargo, eres una decepción, cómo pudiste violar inmundas mujeres judías, esa no es la conducta de un caballero alemán de raza pura, aunque eso me permite justificarme..." se escucha cuando el chico le responde "que hace... ¡NO!... ¡NO!..." y el estruendo de un disparo silencia al niño llorón, ¡lo había asesinado!, sin duda el chico muerto era Bertham, un par de soldados se acercaron alertados por el disparo y Stein los tranquilizó ordenándoles apilar los cuerpos, enfatizando que no permitieran que nadie se acercara al cementerio. Escuche la caída de los cuerpos en la misma fosa donde me escondía, aun cuando me sepultaron por completo mis sentidos estaban al máximo, estaba ansioso por entender que estaba ocurriendo, ¿por qué mato al único testigo de la matanza?, eso me dejo perplejo, la conducta nazi ya empezaba a salirse de mi lógica, después de un tiempo llego otro individuo junto con dos más, haciendo el saludo nazi le habla al coronel: "¡Heil Hitler!, para que me has mandado a llamar, Stein". La voz me era familiar, debía ser algún general importante debido a la voz sumisa con que le hablo el asesino del chico al decirle "Señor Hielscher he acordonado el área, nadie más que yo sabe lo sucedido aquí, creo que debe examinar los chicos muertos en ese hoyo" al repetir en mi mente el apellido de Hielscher, le recordé, era el mismo sujeto de la biblioteca del castillo de Wewelsburg, Friedrich Hielscher, este ordeno a sus acompañantes revisar los muertos en la fosa, los sujetos fueron pacientes sacando cada muerto haciendo verificaciones de las que no podía percatarme, luego de unos quince minutos le informaron que en efecto todos los cadáveres tenían rastros de actividad reciente, con molestia Hielscher le responde "¿están seguros?, ¿cuánto tiempo?" uno de ellos le respondió "Sí señor, quizás unas tres horas", escuche como el rabiar del Hielscher es desahogada en un objeto cercano mientras dice "Coronel Stein, por favor retírese, nosotros nos ocuparemos desde ahora, la división de la Ahnenerbe ya han tomado sus puestos, puede retirar a sus hombres, su valioso aporte será reconocido para cuando necesitemos nuevos prospectos ", siento que Stein se le acerca a Hendrik solo escucho murmullos, después Hielscher asombrado dice "¡Lothar!, ¿así se llama el que los mato?", "Sí señor" respondió el coronel antes de retirarse con todos sus hombres. Después de unos minutos comenzó la conversación más reveladora, Hielscher espera la llegada de otros sujetos al llegar estos discuten sobre las heridas de los cadáveres, luego uno de ellos dice: "No puedo creerlo, estoy seguro que los eliminamos a todos, ¿cómo puede matar?, suministramos a toda la población el suero, no creo que sea uno de ellos, ¡esto es un sabotaje!" Escucho la voz de Hielscher decir "no seas estúpido Wilhelm esto lo conoce muy pocos, como puede sabotearse algo que no se conoce, si de verdad es Lothar, nos enfrentamos a una leyenda entre esas bestias, un ser distinto a lo que hemos enfrentado. Un monstruo que devora a otros monstruos debe tener algo diferente, quizás nuestros métodos no sirven con el", otro sujeto dice "debemos usar a Nullpunkt", Wilhelm con tono enfático dice "¡NO!, esa cosa es incontrolable, si lo soltamos en Berlín no podremos cubrir sus rastros como en Guernica" de inmediato Hielscher les responde "Tranquilo Wolfram, Wilhelm tiene razón, no debemos exagerar, la unidad especial de cazadores de los Schwarze Sonne pueden hacerse cargo". Wolfram dice: "Friedrich, amigo mío, la Schwarze Sonne no creo que pueda con este caso, este es uno de mas de 300 años, es fuerte, además perdimos muchos soldados en la operación del Tibet, creo que la Nullpunkt es mejor, está mejor controlada, sería valioso verla en acción...". Hielscher le interrumpe diciendo "tranquilo Wolfram ya esta por venir la guerra, ya tendremos un lugar y momento más apropiado donde probar a esa cosa, no podemos hacerlo en Berlin, no podemos bombardear nuestro territorio para borrar sus rastros...




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