Científicos, Hechiceros y Astronautas.

Científico – Negocios Internacionales 1.

 

Martes 3 de enero –Metrópolis Auroa - Ubicación clasificada.

 

Todos los hilos invisibles que tejían el destino de la ciudad convergían en aquel lugar, el nuevo líder del Clan Ahsford y presidente de la Corporación Onyx se había incorporado hace poco al grupo de la Alta Mesa Directiva y esta era su primera reunión. Bernardo, obligado a vestir un muy elegante y apretado traje negro, se detuvo en frente de las puertas corredizas –Lo mejor será que me esperes aquí –volteó su cabeza para indicarle a la persona que lo acompañaba.

     A sus espaldas lo seguía con fidelidad un joven adulto de cabello rojo y ojos marrones, el clon artificial que también vestía un elegante atuendo asintió con la cabeza en silencio. No podía decir una sola palabra porque su estómago amenazaba con expulsar todo su contenido, resultado del sentimiento que le generaba encontrarse allí.

     Bernardo regresó su vista al frente, levantó su pulgar y lo presionó contra la pantalla digital que escaneó su huella dactilar, las cámaras de seguridad ocultas y sensores ya habían analizado sus patrones cerebrales, tejido, retina, entre otros detalles, así que se abrieron sin problemas al confirmar que se trataba de él.

     Aunque intentaba disimularlo lo mejor posible en realidad el interior de su cuerpo gritaba de pánico peor que el de su asistente, al menos este tenía la ventaja de poder quedarse afuera y no tener que ingresar a lo que sería el peor lugar del universo. Bernardo no estaba preparado para eso, su padre había entrenado a sus dos hermanos mayores para desempeñar esa tarea. Sin embargo, su hermano menor Aleister había asesinado a ambos gemelos y luego a su padre; como el mismo Bernardo también mató a su madre quedó como siguiente en la lista para el cargo.

     Las puertas corredizas le permitieron ingresar a la sala de reuniones, todos los demás miembros parecían encontrarse allí por lo que él era el último en llegar. Las otras cuatro personas lo ignoraron continuando con sus asuntos, sus pies intentaron evitar que entre al imponente lugar, pero no tenía otra opción.

     El amplio espacio se encontraba engalanado por paredes de un elegante tono gris perla, el metal del que estaban diseñadas podría soportar el impacto de una bomba Zar (3.300 veces más potente que la de Hiroshima). En ese lugar subterráneo no existía la luz natural, solo la artificial que derramaba su resplandor blanco sobre una mesa de roble oscuro que se extendía majestuosamente por el centro de la sala.

     De las cinco sillas, tapizadas en terciopelo azul, solo tres se encontraban ocupadas. Bernardo caminó casi pegado a la pared mientras los otros tres miembros discutían sin prestarle atención, aceptó la invitación de la silla para sentarse y en frente sobre la mesa tenía un vaso de agua y una tablet. Tuvo la tentación de acomodar su cabello negro pero pensaba que moverse delataría su presencia ante los demás, por lo que permaneció en silencio para escuchar y ponerse al día de la discusión.

     –Hace ya dos meses que “él” no se ha comunicado con nosotros, no podemos seguir esperándolo por siempre –habló Sophia Leofric, líder del clan Leofric. Una mujer adulta que ocultaba su avanzada edad con productos cosméticos de última generación, no aparentaba una sola arruga o cana de la que su edad requería y seria la persona más longeva de la que Bernardo tenga conocimiento.

      –No conocíamos cuál era su verdadera identidad y mucho menos sabemos que fue lo que le sucedió para que desapareciera sin dejar rastros, no sé qué propones hacer entonces –le recriminó Maximus Roselef Royal, líder del clan Royal. Un enorme hombre robusto cuyo traje parecía no poder contener su cuerpo.

     El tercer miembro golpeó con fuerza la mesa para llamar la atención de los demás, se trataba de Marcus D. Lion; líder del clan Lion y el segundo más joven solo por encima de la nueva cabeza de la Corporación Onyx –Yo sé que debemos hacer, tenemos que encontrar sus Códigos de Acceso, y debemos hacerlo rápido. Sera mucho más fácil si entre todos unimos fuerza para lograrlo, una vez que lo consigamos la ciudad será totalmente nuestra y podemos dividirnos los Códigos entre todos.

     Escuchando tranquilamente como los demás discutían entre si el joven de 23 años y ojos morados, con más confianza, tomó un sorbo de su vaso de agua antes de acomodarse mejor en el asiento <Oh los Códigos de Acceso, aun siendo el Director Ejecutivo de la Corporación Onyx solo tengo el 80% de todo el acceso de la compañía. Eso se traduce a solo el 10,5% de los Códigos de Acceso de la Metrópolis y como el mismo caso se aplica a mis congéneres eso da igual a 42%, la persona desaparecida tiene el otro 58% de los Códigos de la ciudad para acceder a los proyectos e información más delicada y valiosa> eso incluía obviamente uno de los activos más imprescindibles de toda la Metrópolis, la receta detrás de la Iniciativa Estrella Fugaz para desarrollar Habilidades Estrella y por lo tanto Nebula Trails.

     –Ni loca aceptare esa propuesta –recriminó la joven anciana –Si algo me quedó claro en todos mis años de trabajo es que no puedo confiar en nadie y menos en ustedes, nada me asegura que la primera persona en encontrarlos los comparta en vez de quedárselos todos para sí y ser el gobernante absoluto de la ciudad y probablemente del mundo.

     Entonces, repentinamente una voz llamó la atención de los cuatro presentes, no se trataba del quinto miembro faltante quien está por encima de todos; era alguien desconocido que hizo aparición –Para tu suerte, entonces, no tendrás que preocuparte por eso –habló de forma jovial y lleno de confianza. Todos apuntaron sus miradas hasta la entrada y sin ningún respeto aquella persona dio un salto para pararse encima de la larga mesa y caminar sobre ella.




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