Científicos, Hechiceros y Astronautas.

Científico – Galileo y los Secretos de la Telequinesis en Italia 3.

Lo único que dividía a los tres guardias armados de un joven desnudo era el frio espacio de la noche, a pesar de que este último expulsaba pequeñas chispas eléctricas e irradiaba luz, de todas formas los guardias le apuntaban con sus linternas y con sus armas. Tenían miedo porque no comprendía que era lo que podía ser o que estaba pasando en realidad –Esperen un segundo –le dijo uno a sus compañeros sin separar su vista del objetivo – ¿Este chico no es el del laboratorio de Auroa?

     Esa duda encendió el foco en la cabeza de su compañero –Es cierto ¿Pero que hace aquí a esta hora y desnudo?

     – ¿Será necrofílico? –agregó el tercero.

     A pesar de estar inquietos y preocupados, solo había una forma de solucionar esto – ¡Oye tú! –le gritó quien dio la idea –Eres del Instituto de Investigación ¿O no? Estas muy lejos de ahí ¿Qué haces aquí? –en ningún momento alguno de los tres bajó su arma, de hecho, cuando vieron al muchacho reaccionar intentaron que sus brazos no temblaran tanto del pánico.

     Aunque sus ojos marrones estaban puestos en ellos tres la verdad era que la mirada del clon se perdía en una infinita confusión –Instituto…de…Investigación –repitió como si estuviera confundido o desorientado. Entonces giró su cabeza para los costados y ver su alrededor – ¿Dónde…estoy? –hablaba un italiano fluido aunque muy suavemente y algo lento, como si a su cerebro le costara el doble o triple de tiempo pensar cada palabra.

     Los hombres intercambiaron miradas, hasta donde sabían se supone que ya hace varios años que ese joven vivía en aquel laboratorio de pesadillas y terror –Este es el cementerio Laurentino –comentó uno.

    –Creo…que…me suena…ese nombre –queriendo corroborar aquella información el joven pelirrojo dio un paso al frente. En ese instante todos los guardias volvieron a concentrar sus armas en él.

     – ¡Detente ahí! –dijo uno.

     –No des un paso más o nos obligaras a usar la fuerza bruta.

     El muchacho no mostraba ni más mínima intención violenta en su rostro, solo había confusión y curiosidad e ignorando las advertencias siguió moviendo las plantas descalzas de sus pies por el frio pavimento nocturno hasta acercarse a un cartel. Sin embargo, luego de que diera cinco pasos uno de los hombres no pudo soportarlo más, bajó la punta de su pistola a la pierna y disparó tres balas seguidas.

     Los sonidos de los disparos llenaron el aire y sorprendieron a sus compañeros, pero lo que prosiguió no fue el sonido de la piel desgarrarse y la sangre borbotear, sino que fue el impacto de las balas contra una superficie cristalina y a su vez indestructible. Similar a pequeños guijarros golpeando una ventana.

     Reaccionando en el tiempo justo el muchacho había levantado su mano y un muro traslucido, parecido al cristal y mezcla de los colores: verde, azul y morado apareció en menos de un segundo como una pared impenetrable para protegerlo. A la par sus ojos se habían vuelto del mismo color –Son molestos –dijo el chico agarrando más fluidez para sus palabras, movió su mano para adelante como si empujara algo y el muro se desplazó ignorando la fricción del suelo.

     Los tres guardias volvieron a gritar del pánico y dispararon sus armas pero no ocurrió nada, era un muro largo y alto y para cuando quisieron correr fue demasiado tarde. No lograrían rodearlo a tiempo y este los empujó hasta chocar con la reja de la entrada para aplastarlos ahí, entonces más tranquilamente el joven pudo observar el letrero del cementerio –Ouh, es verdad esa información.

     Él no sabía cómo ni porque, pero su cerebro rápidamente comenzó a obtener información: supo que se encontraba en Italia, en un pueblo cerca de Roma llamado Selcetta, sabía hablar fluidamente italiano y pudo orientarse perfectamente en el lugar –Raro…pero fascinante –giró su cabeza para observar al noroeste –Entonces si sigo esta ruta podría llegar a la ciudad.

     De los guardias lo único que escuchó fueron sonidos sin forma ya que los tres seguían siendo apretados a la cerca, pero no con la suficiente fuerza como para matarlos sino solo para que no molestaran.

     Sin molestarse en absoluto el joven empezó a caminar, las plantas de sus pies se llenaron de suciedad y el pavimento era muy frio. Ignoró, quizás intencionalmente, todos esos detalles pero ahora tenía un objetivo que cumplir. No sabía porque pero quería llegar a la ciudad, después de que se perdiera entra la ruta y los árboles en la oscuridad la barrera de energía simplemente desapareció dejando caer a los tres guardias.

     Los corazones del equipo estaban latiendo con tanta fuerza que casi romperían sus costillas, su sangre no paraba de bombear adrenalina por el pánico – ¿Seguro que era el del laboratorio de Auroa? –preguntó uno llevándose la mano al pecho.

     –Me parece a mí que era más un alíen o de otra dimensión, pero no puede ser un humano de la Tierra.

     – ¿O fue acaso un fantasma?

     Podían discernir en el origen de aquella entidad: atribuírselo a factores sobrenaturales o paranormales cuando en realidad era el resultado de una mezcla de ambos, de la ciencia. De todas formas existía algo en lo que los tres parecieron estar de acuerdo tácitamente –Si llamamos a la jefatura de policía, no nos creerán –los otros dos también negaron con la cabeza.

 -----O-----

Europa mediterránea – Rama europea de OCCI – Ubicación clasificada.

 

En el corazón de una instalación secreta resguardada en las profundidades de la tierra se encuentra una habitación, las paredes cubiertas de acero oscuro y frio parece contener la esencia misma de la clandestinidad. El silencio pesa en el aire, solo roto por el zumbido suave de los monitores industriales ocultos en la latente oscuridad.

     La habitación está inmersa en una penumbra imperturbable, sin una pizca de luz natural. Solo la tenue luminiscencia de los monitores, dispuestos estratégicamente alrededor de la sala, rompe la oscuridad y proyectan destellos azules sobre el rostro impasible de la persona sentada frente a ellos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.