Científicos, Hechiceros y Astronautas.

Astronautas – Incidente con la Irregularidad 889 3.

Irregularidad 892 – Acceso de clase A:

Se le asignó al Departamento de Investigación de Irregularidades Espaciales el análisis de la Irregularidad 892. Se trata de la tercera de las cuatro gemas presentes en la Irregularidad 889. Denominada como Electromagnita.

Se trata de una gema cuyos colores varían desde tonos violetas a dorados con un brillo magnético que se puede sentir al acercar objetos metálicos. Cabe resaltar que dicha gema se encuentra tanto en la Irregularidad 889-A (Brazalete) como en la Irregularidad 889-B (Arete).

Esto permite comprender con mayor claridad su funcionamiento dentro del dispositivo marciano. Se cree que su función es la de transformar la energía de la gema uno en energía eléctrica, de la misma forma en que permite generar una de las funciones del dispositivo y mantener una conexión inalámbrica con su contraparte en el arete.

Las pruebas revelaron la existencia de propiedades electromagnéticas, algo que cabe destacar es que las áreas geológicas de Marte de donde se extraen presentan las mismas anomalías magnéticas. Los investigadores han creado una conexión entre estas características y la catástrofe que azotó al planeta hace miles de años.

 

 

Era como si el universo se estuviera burlando en su cara, jugando una de sus cartas trampas porque como dice el dicho “mientras mas alto llegan con más fuerza caen” y eso es justo lo que el investigador Alejandro Rojas podía sentir en este momento. Sus esperanzas se habían elevado más allá del espacio al escuchar la noticia del doctor, pero esto no era lo que esperaba.

     Con el paso de los días algunas heridas y vendas fueron desapareciendo, revelando de esa forma otra vez el rostro de su amada hija. Sin embargo, Magali aún permanecía acostada en la cama sin la posibilidad de moverse, o no del todo al menos. De pie en frente de la cama su padre observaba esta situación, intentando mantener la calma y esperando a que la broma del universo se terminara.

     A su lado se encontraba el doctor encargado de supervisar a su hija, el hombre de cabello canoso revisaba con sus lentes puestos la información en las hojas de su mano. Luego explicó –Resulta que las heridas que sufrió su cráneo afectaron severamente su parte encefálica del cerebro pero el hipotálamo y tronco del encéfalo están intactos.

     Alejandro Rojas era alguien experto en física, química y geología. Pero el campo de la medicina se encontraba a años luz de su comprensión – ¡Pero si tiene los ojos abiertos! –intentó inútilmente contener sus emociones –¿Qué quiere decir con eso?

     –Básicamente se encuentra en un estado vegetativo, la parte del cerebro del pensamiento y el comportamiento ya casi no funcionan en absoluto. Pero todos los demás procesos de su cuerpo sí.

     Antes de que el doctor pudiera continuar el hombre se desplomó de rodillas al suelo, inevitablemente las lágrimas cayeron de su rostro como ríos desbordándose – ¿Puedes sentirme magui? Soy yo –decía tomando entre sus dedos la mano de su hija. Podía sentir su pulso, su calidez… pero no una respuesta.

     El rostro del hombre mayor mostraba comprender la situación, aunque poco podía hacerse –Escúcheme señor Rojas. Si el estado vegetativo continúa por más de 6 meses generalmente es considerado un estado vegetativo persistente, y, mientras más tiempo pase, menores son las probabilidades de recuperarse. No puede hablar ni realizar acciones pero por suerte es consciente de su entorno y de sí misma al parecer.  Su respiración, ritmo cardiaco y regulación de la temperatura se mantendrán activos en su cuerpo.

     No pasó mucho tiempo hasta que el hombre dejara de llorar, pero eso solo era debido al mal estado físico en el que se encontraba su cuerpo. Si pudiera sin duda seguiría llorando – ¿Está seguro que no hay nada que pueda hacerse? –el investigador no se volteó a mirarlo pero pudo escuchar como el doctor movía unos papeles para revisar otros.

     Por último su boca soltó un chasquido, uno lleno de impotencia y lastima –Lo siento mucho. Usted es el tutor de la paciente así que tiene el derecho de decidir si quiere mantenerla con vida en ese estado o… –ni siquiera podía decir la otra opción.

     – ¿Usted cree que estar en ese estado es vida? –el tono de la pregunta fue muy amenazador y si el hombre estuviera mirando al doctor este hubiera notado como mostraba sus dientes como un depredador furioso. El pobre hombre solo hacia su trabajo pero Alejandro estaba tan furioso que sentía que tenía que desquitarse con algo o alguien.

     –Clínicamente hablando, si –no hubo respuesta de la otra parte –Lo dejaré a solas un par de horas para que pueda pensarlo. Si ha tomado una decisión llámeme por favor –los zapatos del doctor resonaron con fuerza en el suelo a la par que se marchaba. Antes de desaparecer por completo pudo escucharse el rechinar de la puerta al cerrarse.

     Fue entonces que Alejandro se puso de pie y observó a su hija, aun completamente inmóvil esta le devolvió la mirada, sus ojos cristalinos parecían querer llorar también. Entonces fue que la joven parpadeó y las gotas cayeron suavemente por su piel sanada de heridas –Magali, si puedes entenderme por favor parpadea dos veces –preguntó el padre tomando con ambas manos la de su hija.

     Para su sorpresa la chica lo hizo, parpadeó dos veces con sus ojos a los costados, como si no quisiera despegar la vista de su padre. Al investigador Rojas le costó un montón, las palabras se atragantaron en su boca, casi asfixiándolo. Pero logró hacerlas salir como si vomitara todo lo que quedaba dentro de su ser –Parpadea una vez si quieres seguir viviendo asi o dos si no.

     La poca esencia que quedaba del padre terminó de destruirse en incontables pedazos dentro de su cuerpo,  su hija respondió al instante, parecía haberlo hecho sin ningún atisbo de duda. Parpadeó dos veces.




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