Al amanecer nos preparamos para ir a la institución. Ya al ir acercándose a los alrededores del campus se puede observar mucho mejor cómo está rodeada, por puentes que conectan con cada territorio, dichos puentes se pierden a simple vista y demuestran lo inmenso del lugar.
Grandes portones nos dan la bienvenida, tras ellas largos pasillos cuyo camino es dibujado por arboles que tienen diversos colores dependiendo a que puente conecten, arbustos y pequeñas flores que dan paso a distintas áreas como un pequeño parque, varias canchas, lugares para comprar ropa, la cafetería, áreas para cocer, cocinar y un área de videojuegos para que los estudiantes en sus horas o días libres puedan relajarse. Allí es donde Esteban y yo pasamos horas enteras manejando autos, motos, pescamos juguetes y matamos zombis.
Aun no ha sonado la campana por lo que los estudiantes se encuentran dispersos por diversas partes, algunos sentados bajo los árboles, otros jugando futbol, otros saliendo de la cafetería y muchos saliendo de los dormitorios, pero, todos tenían algo en común: me miraban. Seguían mis pasos detenidamente como depredador acechando a su presa, paparazzi en busca de una primicia, al no poder soportar las constantes miradas busco refugio en mi hermano. Este nota mis sentimientos y me acerca a él, y sus ojos azules grisáceo miran en todas las direcciones para luego enfocarse en mi.
—No tienes que preocuparte Marinep. Solo debes mantenerte firme.
Su sonrisa me llena de valor, por lo que retomo el caminar con él a mi lado para entrar al edificio principal, cuando de improvisto Joselin aparece de la nada y me abraza.
— ¿Estás bien? ¿Aun no te han hecho daño?
—No. ¿Alguien quiere hacerme daño?
—Que tu eres una líder ya está en bocas y oídos de todos e incluso llamaron al gobernante del territorio Amira Sur.
— ¡¿Qué dices?! — El shock es tan grande que mis piernas tiemblan, mi mente es un caos, no puedo pensar nada congruente.
—No tienes de que estar preocupada hermanita, iré al centro estudiantil para investigar a profundidad los rumores, quédate con Joselin — Menrip al terminar de hablar se va corriendo.
Mi corazón late con tanta fuerza que siento que pronto se saldrá de mi pecho. Observo la espalda de mi hermano alejarse y mientras lo veo desaparecer detrás de las puertas del edificio la ansiedad llena por completo su vacio corporal para luego ser cambiado por el calor de las manos de Joselin en mis hombros, su suave toque me trae a la calma. Cuando pienso que todo ya estará bien unos aparecen para dañar la escena.
—Miren la líder de Amira Sur ¿Quién pensaría que esta niña tendría algún poder? — en algún momento unos busca pleitos se acercaron a nosotras. —Entonces niña será mejor que nos entregues tu poder y así nos ahorraremos tener que golpearte.
—Ella no está sola. Ustedes están ciegos, deberían lavarse los ojos antes de molestar alguien.
—Vamos señorita Joselin usted también debería anhelarlo— la voz del chico es asquerosamente pervertida. —Todo ese poder imagínatelo, debería quedarse tranquila, para cuando lo obtenga la llevaré a pasear de lo más agradable fuera de esta horrible prisión teniendo el mundo bajo mis pies— lo dice mientras lame lujuriosamente sus propios labios.
Es completamente irritante y asquerosa la situación en la que nos encontramos. Debido a esto estoy en duda si usar o no mis poderes para salir de este aberrante momento, más al ver a Joselin sus ojos verdes se ven tranquilos como una suave brisa.
—Ya no me debo preocupar, es por ustedes que siento un poco de lastima ahora. Solo espero que tomen la mejor decisión y que no salgan de aquí al hospital.
— ¿De qué estás hablando? — los chicos se preguntan.
Al mirar detrás de Marinep ven a un chico alto con sus rasgos muy finos, el sol de la mañana se posa sobre su cabellera de aspecto rubio y rojizo asemejándose a un atardecer esplendorosamente hermoso. Su piel es blanca como las nubes, en sus mejillas se asoman pequeñas pecas y sus ojos de un color claro como la miel.
Sus agudos ojos están mirando a cualquier lado menos a los creadores de la situación que se encuentran enfrente. Los hombres palidecieron al verlo, a aquel que en algún momento se acercó a las damas; Cualquiera que lo conozca sabe que nunca en el tiempo que ha estado estudiando en la institución se le ha visto usar la fuerza para arreglar alguna pelea, bien los rumores dejan entrever que su sola presencia hace enmudecer a cualquiera.
Nadie se explica su abrumadora influencia pero quienquiera que esté en su contra es atenerse a que su reputación este mas allá del suelo, para él y toda su familia. Los hombres sin dejar de mirarlo se empezaron a retirar y no fue hasta que dieron tres pasos que el joven abrió la boca.
—Solo espero que las cosas no sean demasiado caóticas de ahora en adelante— los mira de reojo. — ¿Está más que claro? — sin pronunciar palabras los hombres se fueron al igual que los demás estudiantes que se encontraban en los alrededores esfumándose del área sin dejar ningún rastro.
Lejos de ellos tres personas paradas desde puntos diferentes del campus vieron la situación que se había desarrollado. Uno de ellos parado por la cafetería suspira en un profundo alivio, el otro parado desde un lado de las puertas del edificio esboza una sonrisa de resultados esperados y el otro se encuentra en el techo del edificio con un rostro de sin importancia total por lo ocurrido, más bien como aburrido.