Cimientos de guerra

Capitulo 11. Crisis

Día después de nuestra visita al territorio de Afriz, de disfrutar nuestro descanso en ese maravillo parque de diversiones los recuerdos del lugar y el sentimiento de los momentos compartidos retornaban a mi memoria rápidamente, los retos de los chicos, nuestra travesía por las diferentes atracciones e incluyendo la escena del beso al final de la tarde. Sentí como mi cara se tornaba roja de nuevo, Esteban que estaba a mi lado me da un pellizco ocasionando que suelte un grito por lo cual el profesor de física se enoja conmigo y dice que prestara atención.

— ¿Por qué hiciste eso? Me meterás en problemas— digo en susurro pero él sabe que estoy molesta.

—Si te metes en problemas será por ti misma. Sacarás malas notas en física y luego tu hermano me culpará. Es claro el ciclo de esta vida.

— ¿De qué rayos hablas? Eso no va a pasar.

—Por supuesto que va a pasar. Estas pensando en el veterinario, mejor oriéntate a pensar en ecuaciones y las leyes de Newton.

— ¡No estoy pensando en él! — me levanto de mi asiento, concibo que todos me miran, veo  a Esteban y este me da una risa burlona a la par que señala en dirección a la pizarra. Enfocando mi visión en esa dirección el profesor sin decirme nada solo apunta hacia la puerta

—Me las vas a pagar— digo a Esteban antes de salir del salón.

Una vez fuera y de pie me quedo mirando los largos pasillos, suelto un suspiro como si la vida se me fuera en ello, el sonido de las manecillas del reloj retumba en mis oídos siento que ha pasado ya un buen rato aunque al mirarlo muestra que solo han pasado unos pocos minutos.

Me dejo caer al suelo vigilando que ningún profesor me vea, cierro los ojos y tomo aire tratando de cambiar lo que me molesta en mi mente por aire fresco. Un esfuerzo en vano sin duda, el recuerdo de esa muestra de afecto por parte de Kevin en mi frente, los problemas con Norilex, las conversaciones amenazantes con mi hermano, la revelación de mi identidad por parte del líder de Amira Norte y la amenaza del gobernante de mi territorio, solo hacen que mi cabeza se vuelva un lio.

— ¿Qué debería hacer? ¿Papa, tú que habrías hecho? — los pasos de alguien se acercan por lo que rápidamente me coloco de pie alisando mi falda con las manos, al ver en la dirección de donde proviene el sonido es Menrip caminando hacia mí.

—Marinep ¿Qué haces fuera del salón de clases?

—Eh… pasó algo y pues… el profesor… se enojó conmigo.

—Déjame adivinar ¿Fue por Esteban?

—No, fue mi culpa me distraje e hice cosas que molestaron al profesor —<<Aunque en parte fue su culpa>> pensé para mi, Menrip da una pequeña risita dándome una palmadita en el hombro y entra a mi salón de clases, el corazón comienza a latir muy rápido de seguro le contaran lo que hice, que vergüenza.

Por la ventana veo a mi hermano y al profesor hablando de algo pero no lo entiendo, al mirar a Esteban su rostro me muestra una expresión de  que no podre liberarme para siempre por suertuda ¿Está loco? ¿Qué clase de suerte me depara estando aquí afuera? ¿Acaso se te olvidó quien rayos es mi hermano en esta institución? Por estar pendiente de Esteban no me di cuenta que Menrip ya había salido del salón por lo que cuando sentí su mano sobre mi hombro me paralizo de un terror inminente.

—Marinep, hermanita querida es hora de que cumplas tu castigo, no puedes interrumpir la clase del profesor y solo quedarte parada aquí en este lugar sin hacer nada, habrás de ayudarme en el salón del consejo estudiantil.

Es por esto que hubiese sido mejor no encontrarme con él. Menrip es el vicepresidente del consejo estudiantil y mientras el presidente no está él asume la responsabilidad, no es tan severo como Erick pero nadie que se haya metido en problemas con él como supervisor ha vuelto a verse de nuevo causando algún desastre.

Pensé nunca tener que afrontar los castigos mientras él y Erick se encontraran en el consejo, sus castigos son infrahumanos. Después de un largo rato de escribir cien disculpas a mano de más de mil palabras de las cuales ningún ensayo debía ser igual a la anterior, acomodar estantes repletos de libros y  ordenar cajas, es que pude tomar un descanso, a pesar de todas esas tareas estaba agradecida por pasar tiempo con mi hermano.

—Menrip— llamo su atención sutilmente.

— ¿Qué ocurre? ¿Ya terminaste tus labores? — responde sin levantar la vista de unos papeles que está revisando después de haber vuelto de clases.

—Extrañaba pasar tiempo de caridad contigo. No es la manera en la que quiero pasarla pero al menos puedo verte, últimamente estás demasiado ausente.

—Debemos adaptarnos a las circunstancias, en Amira Sur el gobernante está demasiado agitado por las noticias que se han ido presentando.

—Lamento que mis deberes de líder no se hayan realizado correctamente. Prometo que atraparé al chico Antirda.

—Haces lo mejor que puedes, sin embargo, no debes preocuparte por ello, se que muy pronto todo terminará.

— ¿Qué quieres decir con eso?

—Es un secreto territorial, solo confía en tu hermano mayor ¿De acuerdo?

—Hermano ¿Sabes desde que estuviste en el hospital has actuado de manera furtiva? Siento que evades muchas cosas, que ocultas algo de mí y cuando me hablas cuando estás serio siento que tus palabras son dagas perforando mi pecho, de alguna manera siento que no eres el mismo de antes.



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En el texto hay: fantasia urbana, conflictos, escolar

Editado: 11.03.2021

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