Cinco corazones, un destino

La carta del destino

CAPITULO 1

La noche caía sobre el orfanato Saint Valora, el lugar era frío, sin amor, arianne se encontraba viendo por las ventanas rotas donde entraba un poco de luz, esa única luz, la luz de las estrellas su única compañia era esa linda vista del cielo lo único que la mantiene cuerda a esa edad. pasó toda su vida ahí, nunca pudo salir fuera de esos muros. mientras dibujaba una de las monjas llegó con una carta

Cuando la puerta se abrió, una figura apareció en el umbral: la madre Evelyn, directora del orfanato. Su rostro impasible y su andar severo eran el reflejo de un alma que había visto más tragedias de las que podía contar. Pero esta vez, algo en sus ojos era diferente. Había un destello de sorpresa y algo... más. Algo que Arianne no había visto nunca antes.

La madre Evelyn extendió una mano y dejó caer una carta sobre el escritorio de Arianne. No era una carta cualquiera. Estaba sellada con cera roja, marcada con un emblema que Arianne no había visto nunca. Un triángulo con líneas que formaban un ojo en su centro.

–esto.. es para mi?-- preguntó Arianne, confundida por la situación. En lo que ella llevaba en el orfanato jamas le habian escrito, nunca su familia la intento buscar, ella tomó la carta viendo el titulo que tenia "academia Akarnis"

Arianne rompió el sello,sacando la carta con sumo cuidado, un papel amarillento y un poco arrugado apareció ante sus ojos como si de esas cartas viejas se tratasen. La abrió y se dispuso a leer en voz baja para que la madre Evelyn también escuchara

"Querida Arianne Fersen,

En nombre del consejo de la Academia Arkanis, te convocamos a ser parte de nuestra institución. Un lugar donde aquellos como tú, que poseen dones más allá de la comprensión humana, pueden aprender a controlar sus habilidades y cumplir con su destino. Tu presencia es esperada con urgencia.**

El alma de tu linaje te ha llamado. El momento ha llegado."

El alma de tu linaje te ha llamado, el momento ha llegado, esas palabras no paraban de retumbar en la mente de Arianne, a que se refira con eso? qué linaje? capaz por fin podría conocer su pasado, podría conocerse a ella misma.

– tu momento llegó Arianne, tu destino te reclama

– pero, qué significa esto?-- pregunto Arianne, la confusión y el temor por lo que podría pasar la invadian

–olo que te esperaban, Arianne. En Arkanis sabrán qué hacer contigo. Pero esa es otra historia... una historia que has de vivir.

Arianne dejo la carta en la mesa, y aun sin entender lo que le decía la madre Evelyn se dispuso a guardar sus pertenencias ansiosa porque sabía que iba a salir de ese lugar que parecía como una cárcel, aunque para las monjas era un bellísimo lugar

termino de guardar las cosas en una maleta vieja y chica que tenia, total no tenia mucha ropa o cosa. Tenia lo justo y necesario para sobrevivir

– madre Evelyn– dijo Arianne en un pequeño susurro – porque ahora? porque yo? –dijo con confunsion–

La mujer, que nunca mostraba debilidad, dejó escapar un suspiro pesado. Un suspiro lleno de recuerdos y advertencias.

—Porque este es el momento. —Su voz era suave, pero firme—. No hay vuelta atrás, Arianne. La Academia Arkanis no te ha olvidado. Ellos te estaban esperando.

—¿Qué hay en Arkanis? ¿Quiénes son ellos? ¿Qué quieren de mí? —preguntó, su tono lleno de desesperación.

La madre Evelyn la miró fijamente. Arianne notó algo en sus ojos. Un destello de miedo. Miedo. ¿Era miedo de ella? O algo más grande, más oscuro. Evelyn nunca había mostrado nada que se asemejara a una emoción tan humana.

—Vas a aprender cosas que no puedes ni imaginar. Allí, no serás como todos los demás. No puedes volver, Arianne. La academia te cambiará. —La madre Evelyn hizo una pausa, buscando las palabras correctas—. Pero lo más importante es que... tú no eres quien crees ser.

Arianne sintió una sacudida en su pecho. No eres quien crees ser. Esa frase retumbó en su mente como un eco largo y creciente. La mujer estaba huyendo de algo. De ella.

Arianne abrió la boca para hacer otra pregunta, pero el sonido de un coche se escuchó en la distancia, cortando el aire tenso. La madre Evelyn dio un paso hacia atrás, su rostro recuperando la calma, como si todo hubiera estado planeado desde el principio.

—El transporte ya llego, agarra tu bolso y vamos. —Dijo la Evelyn con voz firme.

Arianne miró la carta una vez más, la luz de la lámpara reflejando en el papel. El emblema del triángulo con el ojo parecía brillar en la oscuridad. De alguna manera, el destino de Arianne había cambiado con esa carta, y no tenía idea de lo que la esperaba, pero en lo profundo de su ser, algo le decía que era demasiado tarde para rechazarlo.

Salí por la puerta de mi habitación siguiendo a la madre hasta la puerta de entrada recorriendo cada lugar de su niñez sabiendo que seria la ultima vez que veria ese viejo lugar, la ultima vez que vería a sus amigos de ahi no tenia muchos pero si tenia los mejores lamentablemente no se encontraban allí ahora mismo asi que la idea de no poder despedirse de ellos la atormentaba en todo momento

Llegamos a la puerta principal, saliendo por ella hoy el orfanato estaba rodeado de niebla esa tarde, como si la propia atmósfera quisiera ocultar el lugar. Los muros gastados, las ventanas empañadas, las puertas que nunca cerraban bien, todo parecía desmoronarse alrededor de Arianne mientras ella tomaba sus pocas pertenencias. No más "habitaciones", no más monjas ni cadenas invisibles

el aire frío y denso del exterior la envolvió. El sonido de las ruedas del coche que la esperaba era el único ruido que rompía la quietud. Con el corazón acelerado, Arianne se giró una vez más para mirar el orfanato. Un sentimiento extraño la recorrió, algo entre alivio y angustia. El lugar había sido su hogar, por extraño que fuera, pero ahora se desvanecía como un mal sueño




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