La vida da unos instantes de feclicidad, por cada cosa mala se presentan dos buenas, pero hasta ella tiene a sus favoritos.
Mi mejor semana terminó de golpe con la noticia de la muerte de mi madre, a quien perdí el quinceavo día, séptimo mes, del año en curso. Fue una bala perdida la que la impactó mientras hacía los papeles para su boda. La extraño mucho, más aún hoy que fue mi graduación.
Le gradezco por haberme dado una familia, mi dió una abuela, una tía, un padre, una casa y amor. Donde quiera que esté se lo agradezco. A pesar de no haber tenido una infancia llena de flores creo que la vida fue muy buena al haberme llevado al edificio en que conoci a mi madre, haber huido de mi casa fue doloroso pero ahora tengo un lugar al que volver.
Hoy que estamos aquí reunidos por mi graduación, desde mi corazón les digo que han sido lo mejor de mi vida.
*Aplausos, se sienta*
-¿Estás bien?-
-Si papá-
-Ella está aqui y está muy feliz por lo que has logrado-
-Lo se-
-¿Acabaste el diario?-
-Le agregué unas páginas más-
-¿Si?-
-Su "diario" parece más un libro y sentí que le faltaba la parte en la que su hija se gradúa-
-Estamos orgullosos de ti-
***
Esta autora no sabe de finales felices, solo de tristes despedidas, de cosas que iniciaron con colores vivos pero que se tornaron grises como impresora sin tinta. No sabe de relaciones duraderas, solo de amistades secretas, de palabras nunca dichas, de conversaciones que dejaron de ser para ya no volver a ser vistas.