Cinco Elementos. La Prisión para Magos de Valtoria.

XXII. Melina y Katya ¡Revancha! Parte 2.

—¡Ahora! —Dio la partida el improvisado juez, probablemente tutor de alguno de los nobles presentes.

 

XXII.

El fiero ataque de Katya no se hizo esperar, y nuevamente Melina no tuvo opción si no dedicarse a defender, sin embargo evitó retroceder y comenzó a parar los ataques rodeando a su oponente, esperando un golpe medianamente vertical. Intentaba conseguir unos segundos donde los estoques mantuviesen el contacto por el equilibrio de fuerzas de empuje. Si bien Katya era implacable, a comparación de Camilo, su estilo compensaba con fuerza y agresividad la sutileza de este, a la cuál Melina estaba medianamente acostumbrada. Así entonces supo que el ataque vertical a modo de sablazo no tardaría en llegar, y se adelantó a este.

Melina lo detuvo protegiendo su cabeza a duras penas —la oficial además tenía una fuerza impresionante— y forzó el acercamiento de ambas en un duelo de fuerza, cada una empujando su estoque intentando doblegar a la otra.

Melina, quien defendía a duras penas, aprovechó entonces la corta distancia para poner un pie sobre el vestido de Katya, quien concentrada en doblegar la defensa de su oponente, en una postura estática, pasó por alto ese detalle, como también el juez, el que por ubicación no alcanzó a notar el pequeño truco de la joven Ferranza. Esta entonces se hizo a un lado, quebrando el equilibrio de fuerzas, dejando pasar a Katya, la que con el vestido pegado al suelo calculó mal su propio peso, dándole a Melina un segundo crucial para darle en la cabeza y lograr su primer punto.

—¿Todo bien, Oficial? —preguntó Melina con fingida inocencia. “Un oponente enojado se vuelve predecible, y… luego de un pequeño… hm… truco, todo oponente se molesta…”. Camilo no estaba siendo tan inútil después de todo. Katya respondió solo con una interjección de asentimiento —de contenida emoción— y se dirigió al punto de partida para la reanudación del combate.

Melina entusiasmada y usando toda su elongación, esquivó de forma sorpresiva —flectando las piernas en una postura baja digna de un gimnasta— el predecible primer ataque de una ofuscada Katya y contraatacó desde lo bajo. La descolocada oficial no alcanzó a defender y Melina conectó así su segundo punto seguido, esta vez marcando en el tórax, desatando aplausos en los presentes.

El tercer punto de Melina fue un “regalo” de Katya. La joven oficial bajó su guardia intencionalmente dejando a su oponente la conexión automática del punto que le daba el segundo round tres puntos a cero, quedando el duelo en un empate a un round cada una.

Melina no alcanzó a pensar una estrategia, cuando Katya ya se preparaba para el tercer asalto.

—Lamento profundamente haberla subestimado, Señorita Ferranza —dijo mirando a los ojos de Melina a través del protector—. Tiene usted el espíritu de una guerrera. Le aconsejo que en esta última ronda, de todo de sí. —Melina creyó ver en los ojos de la severa oficial Eisenhart algo así como una sonrisa. La chica imitó el gesto y ambas se pusieron en guardia para el tercer asalto… Un espectáculo digno de admiración.

Fintas, flexibilidad, ingenio, saltos, piruetas imposibles, trucos ilegales y hasta intentos verbales de desestabilización. Melina intentó todo y más, pero no pudo conectar siquiera una vez en el siguiente y último round. Katya parecía haberse fusionado con su arma, así como le solía pasar a Melina con su arco en entornos naturales. La batalla terminó con un certero golpe de estoque en el centro del pecho por parte de Katya Eisenhart, con tanta energía que hizo a la joven Ferranza volar un metro y caer al suelo. Los presentes estallaron en aplausos y bullicio frente al espectacular desempeño de ambas chicas en el tercer asalto.

Aún con la aplastante victoria 3 a 0, había sido sin duda digno de ver.

Melina, aun desde el suelo, observó satisfecha a su rival, contenta de haber podido dar todo lo que tenía. La oficial Eisenhart, por su parte, se acercó y le ofreció una mano para ayudarla a incorporarse.

—Le agradezco profundamente el enfrentamiento, Señorita Ferranza. —La oficial sonreía abiertamente, quitándose el protector.

—¡Magnífico, oficial Eisenhart! —dijo Melina, alabando la actuación sublime de su oponente. Ambas se encontraron en el centro del grupo de observadores, quienes aplaudían, formando un círculo a su alrededor. —Conozco solo a uno mejor que usted— concluyó añadiendo una risita. Katya la observó con curiosidad.

Camilo por su parte, había pasado gran parte del año aprendiendo sobre lo que ahora entendía como “el mundo real” con ayuda de Nathaniel. Desde aquella primera aventura, donde logro encontrar a Emily ...




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