Cinco meses para decirte adiós

*9*

A Sídney le extrañó ver su asiento vacío.

Vamos, si había alguien puntual ese era Nick.

Pero qué hacía pensando en él.

Negó con la cabeza y miró a Lore, últimamente se habían hecho muy buenas amigas y hasta había ido a visitarla un par de veces a su casa.

Tocaron la puerta del salón y Nick apareció.

Tenía el uniforme sucio y un raspón en la cara.

Sídney lo siguió con la mirada.

—¿Qué le habrá pasado? —preguntó, mientras simulaba escribir lo que habían puesto en la pizarra.

—Para no gustarte, te preocupas mucho por él, ¿no? —rio Lore.

—Solo es curiosidad.

—Sí, claro. Y yo soy Beyoncé. Bueno, tampoco te culpo. Es que es una lindura. Por cierto te está mirando.

Sídney se giró. Era verdad.

—Creo que le gusta —dijo su amiga—. Harían una linda pareja. Si quieres hablo con él. Ya sabes. Les hago una cita.

—Tú definitivamente estás mal de la cabeza. Escúchame bien, Lore, jamás de los jamases saldría con un chico como él —espetó.

—Ya. Tampoco te enojes.

Cuando la clase terminó, se fueron a la biblioteca. Mientras Lore se quedaba en la mesa hojeando unos proyectos, Sídney fue por unos libros de investigación.

Allí lo vio. Al final del pasillo.

Su corazón se aceleró como siempre: era un traidor.

Se acercó a él.

—Hola —lo saludó—. ¿Qué te pasó en la cara?

—No es tu problema —contestó Nick, mientras hojeaba un libro.

—Claro. —Sídney se giró, dándole la espalda.

—No, Sídney, espera.

—¿Sí?

—Me caí de la bicicleta. 

—Ya —asintió—. ¿Y con quien harás el proyecto comunitario?

—Solo.

—Si quieres podrías hacerlo con nosotras.

—Eh. —Se levantó el gorrito tejido y se revolvió el cabello—. Bueno. Pero solo puedo reunirme los sábados y domingos, así que ni me fastidien en la semana.

—Okey. Trato hecho.

Sídney le extendió la mano y él le dio un apretón.




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