Un día llegó un hombre desconocido a la casa y tocó. Para ser recibido por el vizconde estando de buenas.
-Pierre ven- pidió el vizconde sonriendo al ver a su hijastro.
-Si mi señor- aceptó acercándose y con la actitud monótona que aprendió a tener. Y que últimamente sentía que lo hacía parecer de más edad, pero lo salvaba su físico que por lo que veía si decía su edad. O así se sentía.
-El es el chico que te hablé y… Dastan cariño ven- grito lo último Gustave y apareció el otro chico, el cual nadie sabía su nombre real.
-Y este es el otro chico, los dejaré- se despidió dejando a los 3 en silencio.
-Bueno, mejor empecemos- dijo incómodo el hombre y los chicos con miedo de lo que significaba esto.
-Necesito ver sus rostros- pidió el hombre y chico lo alzó con miedo. Mientras que Dastan no quería.
-Hijo tu rostro- le pidió amable. Había oído gracias a vizconde sobre como estaba el rostro del chico, pero aún no podía imaginar bien el rostro. Aunque temía lo peor.
-Les seré honesto. Ni yo quiero estar aquí ahora, pero no hay de otra. Y tranquilos, veré la forma de hacerlo de la mejor forma posible. Trataré de salvar tu rostro- les dijo con lo último al otro chico. Pero ninguno de los chicos hablaba.
-Mmm… Pierre- pidió el hombre y Dastan se quitó la capucha aceptando esto, para después mostrarles el rostro y ellos sorprenderse. El hombre por como estaba el rostro del chico y el otro simplemente se puso a llorar.
-¿Cuántos años tenías?- preguntó el hombre.
-8, ese día también perdí a mi padre- soltó sin pensar Dastan. Causando que el hombre le tuviera aún mas compasión.
-¿Con qué te las hicieron?
-Una daga.
-Se ve ¿Puedo?- preguntó y el chico asintió. Y el hombre se acercó para ver mejor sus cortes, sentirlos y memorizar como estaban. Descubriendo que fueron planeados de tal forma que el chico recordara ese día siempre y como castigo. Además de que solo tenía cortes de un lado de su rostro, porque del otro estaba perfecto. Haciendo que el hombre se imaginara como se vería el chico sin los cortes, admirando la belleza que el chico pudo tener sin problemas. Aunque no solo tenía que eliminar las cicatrices del rostro.
-Ahora veamos el tuyo- sonrió ahora para ver al otro chico y repitió lo mismo. Solo que al estar el chico en mejores condiciones que el anterior no tardó mucho.
-Lo bueno que solo dijo las cicatrices. Si hubiera pedido el resto hubiera sido más problemas- sonrió viendo al primero. Aunque se veía que por naturaleza era apuesto, la vida le dejo marcas que ocultaban su belleza. Los ojos hinchados y con ojeras, la piel pálida, la delgadez y otras muestras que decían la tristeza, soledad y dolor que el chico vivía día tras día.
-Necesito dibujar el lado de tu cara con cicatrices. Para tener una base- dijo el hombre y vio que el chico quería negarse, pero no podía.
-No tardo- sonrió el hombre y empezó a dibujar el rostro del chico. Pero tratando de imaginar el como sería ese rostro si solo tuviera las cicatrices. Aunque tuvo que dejar ese dibujo cuando se dio cuenta que el vizconde mostraba odio hacia el joven. Empezando a dibujarlo tal y como estaba, pero tratando de seguir con el otro y pidiéndole que cambiará su actitud por una sería a secas. Aunque conseguía su objetivo, el chico no lograba mantener esa actitud mucho tiempo.
Cosa que complicó el trabajo pero logró sacar el dibujo que enseñaría al vizconde y dejando el otro lo suficientemente adelantado para poder después concluirlo. Además de tener ganas de dibujarlo sin ninguna marca, pero eso sería después.
-¿Cómo va?- preguntó Gustave ya en la tarde.
-Ya acabe en si. Solo estoy pensando el como hacer las marcas en el otro chico. Aunque se ve que él…- antes que nada. Pierre- lo interrumpió Gustave y el chico se cubrió con el gorro.
-Continue. No me gusta verle la cara- se disculpó Gustave.
-A lo que iba. Sería algo fácil hacerlas, pero la cuestión es la posición y por lo que veo hay que descartar hacer esto de forma permanente… Por ahora nadie quiere otro rostro así de mal- contestó el hombre al ver que Gustave no le gustaba ni verle el rostro al chico. Y puede que demuestre el motivo de la palidez, pensando que un color más cercano de piel sea el del otro chico.
-¿Cuánto? Pierre creo que ya se te tomo mucho tiempo, ve a trabajar. Dastan… ve a tus clases- sonrió Gustave y los chicos hicieron caso.
•Espero que no pases lo que yo. Se ve que no quiere arruinar otro rostro• susurro Dastan en danes impactando al otro.
•¿Hablas mi idioma?• preguntó sorprendido el chico.
•Una vez te oí• contestó Dastan marchandose para seguir con sus obligaciones y dejando al chico con muchas preguntas.