-Pierre- grito Gustave serio mientras su hijastro corría hacia el comedor.
-Si mi señor- preguntó viendo al piso tratando de recuperar el aliento.
-La cena- contesto Gustave al ver que el chico no traía algo más.
-¿Cuántos serán?- preguntó al ver que solo estaban Eric y Gustave.
-Que alguien traiga a Jules y a Dastan- demandó Gustave al aire y todos los que oyeron empezaron con la búsqueda. Pero sin éxito.
-Mi señor no hay rastro de ambos- dijo apenado Hugo con todos los que los buscaron atrás.
-Sigan buscando- grito y todos volvieron a buscar mientras Dastan traía la cena de 2.
-La cena mi señor.
-Ayudales, si no aparecen hoy me las pagaras- lo amenazó. Más que nada porque necesitaba desquitarse con alguien y siempre era muy buena opción su hijastro.
-Si mi señor- contesto el chico asustado y corrió a buscarlos, primero en la casa. Pero cuando estaba buscando supo que no deberían estar ahí y que podrían estar afuera en algún lado. Así que salió a buscarlos y vio que los establos tenían movimiento, ruido y luz.
-Su padre los busca- les dijo cuando llegó descubriendo que Klaus le estaba enseñando a Jules a aventar cuchillos. Descubriendo porque el menor de los Musset luego se veía algo sospechoso.
-No quiero verle y creo que el está igual- dijo Jules aventando un cuchillo dándole al blanco, mostrando que ya tenían varias clases detras.
-Mando a todos a su búsqueda.
-Tiene a Eric a su lado.
-Le faltan 2 de 3.
-No iré.
-Si no aparecen o dan señales de vida hoy alguien lo pagara- soltó Dastan pensando en los latigazos.
-Tu no… el no tiene el derecho para hacer eso. No eres su esclavo, eres su hijastro- contesto Jules viendo a su hermanastro dolido.
-Ayudenme- pidió Dastan mostrando que el castigo iba a doler.
-Pense que no será tan cruel como para hacerte pagar con mis actos. Vamos, el que debe de recibir ese dolor soy yo, no tu- dijo Jules mostrando que la clase repentinamente había terminado.
-Apurense- dijo Dastan y sin más los 3 corrieron a la casa, para solo Klaus y Jules correr al comedor mientras el otro chico se dirigía a la cocina. Y al ver los sirvientes a ellos chicos agradecieron que aparecieran.
-Padre, llegamos- dijo Jules tratando de esconder su fatiga.
-¿Porque se te tuvo que llamar a cenar?- demandó Gustave dejando en claro que había olvidado a Klaus.
-Se me paso el tiempo- contesto Jules mostrando algo de preocupación. Aunque tenia varios motivos para odiar a su padre y a su hermano, jamás podía decirle lo que sentía. Lo que hacía que lo vieran aun más débil de lo que creían. Y creía que era lo mejor, jamás ellos creerían que sus pensamientos que lo hacen más feliz eran verlos sufrir a ellos.
-¿Y eso?
-Estaba leyendo un libro impresionante…- y empezó a crear una mentira contando lo de un libro de una forma tan apasionada que todos se tragaron todo. Todos porque hasta el danés se lo creyó un tiempo.
-¿Y Dastan?- preguntó Eric viendo al danés.
-Le pedí que me hiciera compania. Leer solo es patético y me gusta la compania- contesto Jules.
-¿Que hacía mientras leías?- preguntó su padre y Jules le contó que le había dado un libro que encontró en la casa, además de contarles sobre un libro infantil. Cosa que provocó que el danés le cuestionara con una mirada.
-¿Le diste un libro de niños?- se río Eric.
-Se me hizo muy buena idea. Además el no se movió, se ve que le gustó- sonrió el chico sabiendo que su plan había funcionado.
-Sientense y coman- demandó Gustave pensando en que será de su hijo menor en el futuro cuando vio a su hijastro dejar 2 platos más.
-Si padre- sonrió Jules feliz de que su plan funcionara de una manera muy dulce e inocente.
-Deja de sonreír y come- demandó su padre y el sonrió mostrando su dentadura una última vez y empezó a comer en silencio. Mientras su padre y Eric hablaban de lo suyo.
-Recoje Pierre- demandó Gustave cuando todos acabaron.
-Si mi señor- contesto el chico y empezó a recojer todo mientras todos se iban a dormir.
-Necesitamos solucionar lo de las espadas y el arco- soltó Gustave al día siguiente a sus hijos y a Klaus. Aunque en si lo de arquería era mejorarla porque ya era bien sabido que Klaus sabía, aunque el prefería demostrar que medio sabía un poco.
-Yo digo que serían más cosas que mejorar- contestó Eric aburrido. La cosa de armas lo aburrían aunque Jules estaba emocionado.
-No, esto es lo más importante.
-Padre, que piensas hacer- rió Eric.
-Hay que buscar un buen profesor o puede que 2. Son 2 cosas diferentes, también debe de ser alguien que no descubra la verdad y que sea bueno. Con lo primero se descartan en automático todos los que tengan que ver con los mosqueteros. Podríamos buscar al profesor de esgrima y al de arquería del pueblo, dicen que son buenos. Y si quieres ahorrar gastos puede que el de arquería sepa de esgrima, solo faltaría lo de la elegancia- sonrió Jules.
-Me gusta, Eric prepárate nos marchamos a buscar la ayuda y de paso necesito hablar contigo. Muévete salimos en nada- aceptó Gustave lo que su hijo menor ofreció y en nada esos 2 ya estaban listos para salir.
-Si llega algo o alguien Jules atiende- le pidió Gustave a su hijo y se marcharon.
-Adios que logren sus objetivos- sonrió Jules. Cambiando la sonrisa por seriedad cuando ya no había rastros del carruaje.
-Tardaran mucho- soltó Jules mostrando que quería una clase de cuchillos pero Klaus decidió que hoy fuera de arquería y se lo hizo saber.
-¿Arquería? Pero no hay un arco cerca- se cuestiono el chico y el danés lo llevo con Dastan.
-Dastan- sonrió Jules cuando Klaus le pidió que le llamara la atención.
-¿Si?- preguntó el chico.
-¿No hay un arco cerca? Hoy aprenderé arquería- sonrió Jules.
-Hay algunos creo, vengan- contestó Dastan y los guío dónde Hugo tenía su espacio de tortura.
-¿Aquí?- preguntó sorprendido Jules, ya que sabía que se vivía aquí como el resto.
-Si, solo que no hay flechas. Pero en el establo puede que hayan palos que pueden servir- contestó Dastan lo que el danés sabía, mientras buscaba un arco.
-¿Seguro que hay un arco?- preguntó Jules y Dastan sabía que en sí habían mínimo 2. Uno sencillo y sin valor, pero funcional y el de su padre. El cual tenía escondido en su cuarto, junto con otras cosas de su padre.
-Aqui está- sonrió Dastan encontrando el arco y dandoselo a Klaus el cual sin pensarlo lo probó.
-Es hermoso- sonrió Jules mientras Klaus daba su aprobación.
-Deben de haber más en la casa, pero este es el que tenía mejor localizado.
-Enseñame- pidió Jules y Klaus le recordó lo de las flechas.
-Cierto.
-De seguro el sabe cómo hacer flechas- dijo Dastan y el danés sonrió.
-Perfecto, ven- jalo Jules a Klaus de seguro de regreso al establo, donde se la pasaron hasta que les aviso Dastan que Gustave y Eric habían llegado a casa.