-Padre- sonrió Jules al ver a su padre.
-Jules- sonrió Gustave.
-Padre, mire encontré algo en su ausencia- empezó Jules emocionado.
-¿Que? No nos digas de seguro una planta nueva en la casa- se burló Eric.
-No es eso. Pero si quieren también se las muestro, tenía...- y les describió un rosal de flores blancas que había encontrado hace no mucho.
-Jules- le pidió su padre a media descripción.
-Cierto vengan- dijo el chico y ellos lo siguieron a la biblioteca.
-¿La biblioteca?- preguntó Eric serio.
-Si y es esto- sonrió Jules mostrándoles un libro, La Odisea.
-La Odisea ¿No fue uno de los libros que el mosquetero nos pidió hace años?- preguntó Eric lo que su hermano quería.
-Si y es muy bueno- dijo el chico y les contó a grandes razgos la historia. Todo mientras que Klaus presenciaba todo desde la puerta sonriendo de como el chico puede manipular fácilmente a su familia.
-Jules ¿Que te dejo el libro?- preguntó su padre pensando que lo más seguro es que el chico lo había terminado hoy.
-Tener una meta bien pensada y aún en la adversidad no rendirse hasta llegar a ella- contesto el chico algo que había leído que su hermanastro había puesto en su tarea hace años. Si Eric obligaba a su hermanastro a hacer ambas tareas, Jules sentía que por lo menos debía de leer lo que había escrito.
-Muy sabías palabras- contesto Gustave pensando en que esa era la mejor respuesta que le podía dar a su hijo. Y más porque jamás había leído ese libro y otros varios que Travis les dejaba de tarea a sus hijos, y a el le recomendaba cuando tenía un problema.
-Me encantó el libro- siguió el chico y su hermano lo vio como caso perdido.
-Jules, tu hermano y yo queremos hablar a solas- contestó Gustave lo más tranquilo posible.
-No se preocupe, no hay problemas- Y el chico se marchó con una sonrisa con un danés tratando de no reírse de su amo. Todo mientras medio oyeron que su padre había conseguido más tiempo para entrenar al danés, pero a cambio la lista de conocimientos a exponer ese día se aumento.
-Odio que me vean como un niño, pero hay que ser honesto. Cuando llega el insomnio leer hasta sentir sueño ayuda- dijo Jules riendo cuando ya habían salido de la casa y Klaus le asintió sonriendo.
-Me gustaría que hablemos. Aunque tus expresiones me ayudan luego, hay veces que hace falta la parte de que me hables. Y bueno no sé si sabes hablar, pero de que entiendes entiendes... Me libre de ellos un rato más ¿Que hacemos?… Veamos que encontramos- dijo el chico y ambos fueron al establo para ver qué hacer. Aunque terminaron con los cuchillos.
-¿Es difícil usar una espada?- preguntó después de un buen rato de la nada Jules. A lo que recibió un "puede" de parte del danes.
-Eso suena a un si. Bueno me gustaría aprender pero de estos terrenos el único que sabe es Dastan. Mi padre siempre fue criado como un príncipe, sin obligaciones más que su simple persona y eso muy poco. Por lo que el desea que sigamos sus pasos de inútiles. Solo que Eric al seguir eso se le pego lo grosero de mi padre y yo pues… Me gustaría seguir mi propio camino y alejarme de ellos. Lo quiero hacer por mí bien, actualmente no siento que sea lo correcto ser un inútil bueno para nada- empezó Jules mientras aventaba los cuchillos dándole a todos en el blanco y hasta varios en el centro.
-Me gustaría que me hablaras- se quejo el chico mientras iba por los cuchillos.
-Pero bueno puedo medio conformarme con tenerte como compania. Eres la mejor compania que puedo tener aqui- dijo aventando los cuchillos desahogandose, dándole al blanco en todos. Aunque algunos por poco no.
-Si sigues así los van a descubrir- los asustó Dastan en la puerta.
-Creo que estar con el, hace que podamos hablar- sonrió Jules a su hermanastro.
-El es muy desconfiado. Y aún así confío en ti. Además de ustedes 3, todos te prefieren. Hasta los amigos de ellos te prefieren- contesto Dastan quitándose la capucha.
-Te quitaste la capucha- dijo sorprendido Jules y Klaus tambien mostró sorpresa.
-Necesitas algo más que solo aventar cuchillos. Dudo que los cuchillos te ayuden mucho- contesto Dastan serio, pero está vez se sentía algo más humano que lo normal.
-Medio se defenderme. Luego el me ayuda- sonrió Jules.
-No me sorprende. Recuerdo cuando tu padre vio algo tu físico la semana pasada y te excusaste con que luego te subías a los árboles- recordó el chico haciendo que Jules bajara la mirada y Klaus sonreía evitando reir.
-Ya ríete, dudo que te delate- le pidió Dastan a Klaus, el cual solo sonrió.
-¿Cuánto llevas con el hablando y enseñándole? No te ha delatado y eso que ya tiene varios motivos que demuestran que deberían de correrte.
-Tenia mis motivos- contesto Klaus serio acentuando más que es danés.
-No hablas así- sonrió Dastan.
•Te odio.
-¿Hablas?- preguntó Jules mientras Dastan sonreía.
-¿Tu que crees?- sonrió el danés aún exagerando.
-Lo estás asustando.
-Puede.
-Si hablas- siguió Jules asustado.
-Si, si puedo hablar.
-Eres…
-Danes- admitió el chico y Jules ya no sabía que hacer.
-No te asustes, no muerde- lo calmo Dastan.
-Me… me…- Te pude haber hecho algo desde hace mucho, pero me caes muy bien. Pero no esperes algo así a tu familia. Ese par te hace odiarlos rapido.
-¿Eres danés?
-Calma Jules. No le digas a ellos de todo esto- pidió Dastan tratando de calmarlo.
-No diré nada. Los daneses son malos, puede hacerme algo- trago.
-Hay veces en que la fama de los daneses intimida más de lo debido. Pero bueno, Jules te prometo que no te haré nada malo.
-Este…
-Jules respira, no te haré nada. Lo prometo.
-Este…
-Jules- dijo Dastan tratando de hacer que su hermanastro se calme.
-¿Como te llamas?- preguntó Jules aún perdió.
-Klaus. Y Jules te prometo que jamás te haría algo, como a Dastan o a cualquiera que trabaje aquí.
-Klaus- dijo Jules nervioso.
-Prometeme que no dirás nada- pidió Klaus preocupado y Dastan se dio cuenta que había quitado su exagerado acento a pasarlo por uno más normal.
-No diré nada lo... Pero tengo que asimilar todo con calma.
-Siento que no es solo por la sorpresa de que hablo.
-No entiendo porque no confiaste en mi pero si en Dastan- admitió el chico.
-Primera, Dastan me descubrió una vez y segunda. No sabía cuánto podia confiar en ti por tu padre y tu hermano- contesto el danés serio.
-Son buenas razones. Hasta yo así estaría igual. Pero lo que no entiendo es que me estás mostrando algo que nunca fui capaz de vivir gracias a mí padre, y aún así no confiaste en mi para hablarme- soltó triste Jules.
-Tenia miedo a que le delataras a tu familia que se hablar o yo que se. Nunca pensé en sí te enseñaba y no decías nada, eras de fiar- admitió el danés.
•¿Enserio? Para ti fue más fácil hacer que se lastime, antes de hablarle• preguntó Dastan.
•Es algo complejo eso• bajo la mirada el danés.
-Y se me había olvidado, se algo de danes- le dijo el chico a su hermanastro cuando vio que el otro chico sorprendido.
-Si me enseñas a montar a caballo y me empiezas a hablar, te perdonaré más rapido- soltó serio el chico.
-Nunca chantajes a un danés. Pero en mi caso acepto, no pides mucho. Además necesito a alguien que me ayude a aguantar las reuniones familiares y tú eres el único capaz de hacerlo siempre- acepto el danés y Jules sonrió.
-Mi pregunta es quien gana más aqui- dijo Dastan al ver a ese par.
-Tu- contestaron ambos y el chico negó con una sonrisa.
-Y también he decidido ayudarte a librarte de mi padre, bueno en sí los 3 librarnos de ese par… A lo que voy es que, tu deseas tu libertad, tu ser un mosquetero y yo alejarme de ellos. Lo que lo impide son ellos y yo soy el único de nosotros que convive más con ellos.
~Mi plan es yo ayudarles a ustedes con ellos mientras me ayudan a dejar de ser un bueno para nada, entrenandome y abriendo mis ojos. Si ellos empiezan a sospechar yo trataré de llevarlos a otro lado. Cómo cuando me ha preguntado de que he hecho y me invento algo muy tonto. Ellos me ven como un retrasado y eso lo estoy aprovechando más ahora. Además ya me cansé de todo lo que hace mi padre- dijo Jules serio y los otros chicos vieron que podía ser un buen aliado.
-Acepto, pero si nos delatas me las pagaras- acepto el danés.
-Por mi están bien ambas partes- río Dastan, haciendo que los otros también.
-Perfecto- sonrió Jules feliz.
-¿Y eso que hicieras este trato que a los 3 nos puede llevar hasta a la horca en estos momentos?- pregunto Dastan serio.
-En primera, se dio la oportunidad y segunda. Lo he estado pensando mucho desde hace ya tiempo. Y también mi padre se irá pronto unos días porque necesita buscar alguien que no sea un mosquetero o tenga algo que ver con ellos. Necesita entrenar a Kl…- Klaus- le recordaron.
-A Klaus y a su vez que nadie pueda descubrir la verdad.
-No me sorprende, con Dastan aqui y viendo como está este lugar. Hasta yo quiero delatar a tu padre- dijo Klaus lo que ya todos sabían. Si alguien se entera y conocía de Dastan o de su familia la cosa para el vizconde sería mala.
-¿Se llevaría a Eric?- preguntó Dastan lo que sentía que seguía.
-Si. Últimamente me alejan mucho gracias al capitán D'Artagnan- admitió decaído.
-Es el capitán de los mosqueteros del rey. Es de esperarse, la verdad con el iría más rápido que la pólvora y podría hasta mandar a tu padre a la horca. Por alta traición y más si sigue con el plan y se logra medio engañar al Gaston de Orleans. Además de llevarlos a ustedes 2 y a Eric con el. La cosa va más haya por lo de que me comprometieron con alguien de la realeza- dijo pensando Dastan y a los otros impresionandolos por cómo dijo todo.
-¿Sabes lo de las cartas?- preguntó Jules de golpe.
-Si, yo las recibí y vi que mi nombre estaba en una. Junto a un sello que delataba el dueño fácilmente. Y también por la curiosidad oí cuando tu padre las leía.
-Ya no sueltes más. Cuánto menos sepa mejor para todos, pero bueno. Hay que hacer que mi padre pierda todo.
-Y también hay que ver qué de los 3 tu salgas menos afectado. Si la cosa funciona podemos hacer que te den el título de vizconde de tu padre.
-Esto será divertido y estresante a la vez. Pero el resultado suena prometedor- sonrió Klaus al ver cómo los 3 podían sacar bien el plan.
-Paso uno, que ellos salgan y nos dejen a los 3 en casa. Después entrenenme- pidió Jules después de un rato.
-Te podríamos enseñar a hasta esgrima. Y si, necesitamos conseguir el paso uno- acepto Dastan.
-Sera mejor irnos, ya casi es hora de cenar- dijo Klaus y jalo a Jules. Mientras Dastan se ponía la capucha e iba a la cocina.