Y el tiempo paso muy bien para los chicos, uniéndose más y volverse como amigos. Pero siempre sus reuniones eran en el establo, uno de los pocos lugares que no llamaban la atención y que de paso los otros Musset jamás pisaban.
-¿Seguro que no quieres venir?- preguntó Gustave en la cena a su hijo menor por pura educación.
-Y aburrirme, pasó. Además se ve que necesitan hablar de varias cosas y siento que yo no sería buena compañía- contesto Jules sonriendo, como si les estuviera haciendo un gran favor.
-¿Seguro?
-Si, pero podrían traerme algo de su viaje- dijo más animado Jules.
-Solo pido que no te lastimes o te hagas algo. Eres mi hijo y por eso quiero que estés bien y no termines como un monstruo- contesto Gustave de verdad preocupado.
-No pasa nada, estaré bien. Hay más cosas interesantes aquí aparte de subir árboles. En la noche empecé un libro muy bueno.
-¿Cuál?- preguntó Gustave y Jules les contó sobre lo que llevaba de La Divina Comedia. Y de nuevo ese libro como no lo había leído su padre no sabía que decir.
-… Y ahí voy, después de este leeré…- empezó Jules a listarle a su familia varios libros que ya había leído feliz.
-Jules… Jules… se que la lectura te gusta y eso es bueno. Pero siento que son muchos libros- lo paro su padre.
-Padre sabes que me cuesta luego poder dormir a mis horas y como la biblioteca de aquí tiene muchos libros, he decidido leer para lograr dormir. Y lo sabe porque hasta usted mismo me ha encontrado en la biblioteca dormido con un libro en mi regazo- contesto serio Jules con la pura verdad.
-Pero creo que ya se está volviendo una obsesión- siguió su padre preocupado.
-Me ayuda a conciliar el sueño y me hace ir a lugares y tiempos diferentes. Dónde hay aventuras que yo jamás viviré y con el simple hecho de sentarme a leer en la biblioteca.
-Jules, deberías salir de esa burbuja- le reclamo su hermano y el se callo.
-Eric deja a tu hermano con sus libros. Cuéntame qué libro has leído últimamente- defendió Gustave a su hijo menor sorprendiendo a todos.
-¿Y tu padre que libro de la biblioteca has leído?- le reto Eric.
-Responde mejor tu la pregunta, Eric.
-Sabes que no he tenido tiempo para leer- dijo Eric lo más normal que pudo, porque estaba más que enojado.
-Pero aún así, deberías de leer. Lo digo por tu bien y mi último libro que leí fue el de La Odisea. Me llamo la atención el como tú hermano me lo contó- contesto Gustave con la verdad. Había empezado a leer ese libro porque Jules lo había convencido.
Pero empezar no es lo mismo que terminarlo. Y más si alguien al no entender algunas algunas palabras decide dejarlo, cosa que Jules sabía que su padre hacía muy seguido cuando empezaba con una lectura.
Aunque también la plática después de eso se fue a algo más normal y volviendo a lo de siempre, Eric y Gustave hablando y Jules y Klaus oyendo todo mientras ambos hablaban con señas y muecas. Hasta que los corrieron, como también siempre pasaba.