Cinderella Story ~ El joven mosquetero

~29~

Y sin darse cuenta nadie ese verano se convirtió en otoño. Lo cuál era el tiempo que Gustave había conseguido para que Klaus logrará convertirse en un Dastan perfecto y lo había logrado, aunque también el chico decidió acelerar un poco su aprendizaje para ya terminar con ese martirio de las clases y poder pasar tiempo con Jules. Mientras que Jules empezaba a llevarse con sus profesores gracias a la lectura. Los profesores seguían tratando de decifrar a Dastan. Y este último tratar de ser un fantasma dentro de la propiedad.

-Esperemos que logré el objetivo- soltó Gustave nervioso cuando el día llegó.
-No este nervioso padre, todo saldrá de maravilla. El está más que listo para esto- sonrió Jules.
-El puede meter la pata Jules, no lo olvides- lo contradijo Eric.
-Ves que padre está nervioso y decides ponerle aún más nervioso. Eric en estos momentos debemos de calmarlo.
-Jules, el chico no habla. No habla. Se que eso no vale para ti, pero el no habla. Nadie sabe porque, todos sabemos que luego suelta suspiros o cosas asi. Pero no habla, claramente tiene lo necesario para hablar pero el no puede hacerlo.
-El habla no es motivo suficiente para hacer que una persona sea juzgada o no antes de saber si tiene el conocimiento necesario para algo Eric- soltó Jules imprecionando a todos.
-Creo que se te pego lo de los profesores. Te la pasas mucho con ellos.
-Me recuerdan a esa época donde aún estaba nuestra madre y podía ser feliz. Dónde podía compartir cualquier descubrimiento con alguien sin que tú te metas y arruines mi vida- soltó Jules harto de su hermano.
-Jules recuerda que soy mayor.
-Te odio- grito Jules con lágrimas en los ojos y salio corriendo hacia el patio trasero. Seguido por Klaus, el cual nadie se dio cuenta cuando desaparecio.

Cuando Klaus encontró a Jules decidió abrazarlo para calmarlo, lo cual el otro acepto sin problemas. Y aunque ambos creían conveniente que se hablará, no se podía por el lado de Klaus.
-Odio a Eric, odio a mi padre, odio mi apellido, odio está vida- se quejo Jules, haciendo que Klaus deseara poder hablar con él para calmarlo. Un simple abrazo dudaba que ayudara lo suficiente.
-¿Porque ellos no son como tú? Ellos se ve que no sabían que hacer y tú fuiste el único de ustedes que fue capaz de consolarme.
-¿Que pasa?- preguntó Amelie con un canasto de cosas para la cocina.
-Jules ¿Esta… estas bien?- preguntó ella cuando vio que el danes estaba consolando al francés. Y de paso recordando que Jules preferia que no lo tratarán como si fuera alguien importante.
-Algo así- contesto el chico.
-Tu ve con Gustave para no armar un alboroto, yo me quedo con el- le propuso Amelie a Klaus, haciendo que el le sonriera al francés y se marchara.
-Amelie no se que hacer- soltó Jules cuando Klaus se había marchado y Amelie tomado su lugar. Además de que como era de esperarse de los Musset el que se sabía más nombres de todos en esa casa era Jules.
-Ten, esto te ayudara- le sonrió dándole una manzana de las que traía.
-Gracias Amelie- sonrió el chico para después morder la manzana.
-No se que pasó, pero algo me dice que saldrá todo bien.
-Amelie ya no aguanto ni a mí padre ni a Eric. No se a quien odio más. Mi padre solo vela por el y Eric es feliz al hacer sufrir a otros- dijo el mientras ella lo abrazaba.
-¿Que te puedo decir Jules? Sus motivos deben de tener, pero también tienes razón con que luego se llegan a pasar un poco del límite...- ¿Un poco? Amelie sabes que eso es mentira, sino solo ve a Dastan- la interrumpió.
-Se que ellos son malas personas y más cuando algo se interpone en su camino hacia la victoria, la riqueza y todas esas cosas terrenales. Pero debes de ver qué ellos deben de tener sus motivos. Dastan se interponía cuando querían imponer su apellido sobre el de el. A Klaus lo están usando como una marioneta y a ti te ven como un niño aún. Pero ¿No crees que entre ellos haya ese tipo de situaciones? Tu padre debe de usar a su favor a Eric y Eric a tu padre.
~Se que es duro siquiera imaginar eso y más por lo unidos que son. Pero hay que ser honestos, ellos pareciera como si estuvieran jugando ese juego… el ajedrez, cada uno siendo un rey y el otro su reina. O eso es lo que veo.
~A lo que voy es que de los 3 tu siempre has demostrado que no juegas ajedrez y si lo llegas a jugar no es como ellos donde solo el rey importa y no importa el precio. Tu juegas de una forma en la que piensas tus jugadas para perder las menos piezas posibles, además de no siempre tu te consideras el rey o no eres el único rey- dijo ella tratando de calmarlo mientras oían como el carruaje se marchaba demostrando que dejaron atrás a Jules.
-No se pueden ir, le prometí a Klaus que estaría a su lado- soltó Jules ahora preocupado por su amigo.
-Ese es el Jules que conozco. Aún no sabes montar bien, ve por Dastan, de seguro está en la sala y que el te ayude. Corre- sonrió ella y el chico corrio hacia la sala.

Das... Pie… Dastan ayudame- soltó el chico al ver a su hermanastro.
-¿En?- preguntó el chico sorprendido viendolo.
-Le prometí que estaría a su lado. El dudo que pueda estar con Eric y mi padre sin mi. Ayudame a llegar con ellos- pidió el chico y en nada ya estaba corriendo hacia el establo.
-So- le dijo Dastan a un caballo mientras lo preparaba para salir.
-Dastan.
-Vamos- sonrió Dastan montando al caballo para después subir a su hermanastro y ambos corretear al carruaje.

-¿Crees que lleguemos antes de llegar al pueblo?- preguntó Jules sintiendo su corazón latir con fuerza.
-Esperemos que si.
-Tengo miedo, el debe de estar igual.
-Todo saldrá bien- lo calmo y hubo silencio en lo que llegaban al carruaje. Lo cual fue a mediados de la segunda mitad del camino.
-Padre- grito Jules con todas sus fuerzas.
-Padre esperame- siguió Jules y vieron como el carruaje perdía velocidad.
-Padre, no me olviden- pidió Jules en voz alta cuando estaban ya a nada del carruaje.
-Jules ¿Que paso? ¿Pierre que haces?- preguntó Gustave viendo a sus hijos montados al caballo.
-No quería que me dejaran y le pedí que me ayudara- contesto Jules cuando el carruaje paro.
-Jules eso no se hace- contesto Gustave preocupado.
-No quería que me dejaran. Me prometiste que iríamos, no debí de perder la compostura hace rato. Lo que hice estuvo mal, se que si me esperaban iban a retrasarse. Pero no era necesario irse sin mi. Solo pido ir con ustedes, me lo prometiste- pidió Jules triste llegando al corazón de su padre.
-Tranquilo Jules, claro que aún puedes venir. Ven, sube- sonrió Gustave al ver a su hijo preocupado por lo que paso.
-Piere regresa a la casa, ya saliste mucho- le pidió Gustave serio a su hijastro.
-Si mi señor- contesto preparándose para regresar.
-Gracias no se cómo podré pagarte por esto- sonrió Jules.
-Cuidense- le contesto y se marcho a la misma velocidad en la que vinieron.



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En el texto hay: cenicienta, mosquetero

Editado: 19.04.2022

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