Cinderella Story ~ El joven mosquetero

~34~

-Llegue con todo- entro ella cansada.
-Te daré un rato para que recuperes el aliento. El día de hoy va a estar algo pesado. Lo cheque rápidamente en tu ausencia, creo que es solo agotamiento. Pero este agotamiento se ve que ya tiene tiempo- comento el viendo hacia un mueble y empero a qué ella se calmara.
-Perfecto, ahora. Ayudame a prepararlo para un chequeo rápido más general. Necesito revisarlo a profundidad para ver qué tan mal esta la cosa. Y otra ¿Cuando fue la última vez que tuvo algo así?- preguntó el viendo como el chico se veía que no era su primera vez así.
-No lo se. La última vez que estuvo así fue cuando el vizduque lo castigo tan fuerte, que le costó recuperarse- contesto ella preocupada.
-Hablame de ese dia mientras me ayudas- pidió el y mientras estaban acomodando a Dastan ella le contó lo que pasó esa vez.
-¿Que le pasó?- la interrumpió cuando vio su rostro.
-Cuando era niño se lo hicieron- respondió ella deseando que no pidiera más detalles. No se creía capaz de contar esa historia de nuevo.
-Es algo increíble, se ven feas. Pero no son algo grave- dijo el admirado por los cortes.
-Lo siento continúa con lo que estabas- se disculpo y ella siguió contándole. Mientras el checaba al chico bien.
-¿Cómo aguanta? Es imposible- soltó el al ver el cuello del chico. Estaba muy delgado y con algo de músculo. Además de que le decía que el chico no comía bien, pero trabajaba mucho.
-Hay que cambiarle el trapo- pidio mientras le quitaba el trapo de la frente.
-La fiebre se le está bajando- le dijo el sintiendo al chico.
-Gracias a Dios- sonrió Amelie aliviada.
-El chico de ve que es muy fuerte- soltó el cuando ella le entrego un trapo y se lo puso en la frente.
-Me da pena. Nadie merece esto.
-Si el vizconde se entera que está mejor o que no es algo tan grave, tendrá que volver a trabajar y no quiero eso. No debe de ser así- dijo ella preocupada viendo a su pequeño.
-Esto es grave. Se ve que el trataba de esconder su malestar y su cuerpo apenas pudo marcar un hasta aquí que el ya no pudo esconder. El chico claramente no está sano, si sigue así puede hasta morir de la nada por agotamiento- demandó el enojado, nadie se mercería lo que el vivía y viendo el rostro de la mujer, lo que había visto era solo una parte de todo.
-¿En cuanto tiempo se recuperará?
-No lo se, sinceramente esa es mi respuesta. No lo sé. El chico es joven, debe de tener una edad similar que la de los hijos del vizconde, pero claramente se ve que no recibe el mismo trato o hasta parece que el vizconde no lo trata como un humano.
-El vizconde solo le preguntará cosas así, como la que le acabo de preguntar. Y sus respuestas deben de ser directas y como el desea. Le recomiendo que piense en ello, para cuando sea la hora este preparado.
-Dudo que pueda siquiera salir de aquí en un buen rato, aunque viendo la cosa algo me dice que eso será imposible.
-El vizconde lo tiene asustado.
-¿Porque ese trato? He visto a todos aquí y el es el único que actúa distinto. Se aísla de los demás y hasta huye de todos.
-El vizconde tiene en parte la culpa, en parte porque hay más involucrados en esto aunque no lo parezca.
-¿Que se traen ellos?- preguntó ello viendo al chico fijamente.
-Es una larga historia. Creo que solo se me permitiría decirle que el vizconde conoce al chico desde que era un niño. Literalmente se conocieron cuando el llegó a estás tierras y todo por órdenes más allá de las que no se les pueden decir que no. Porque si no hubieran esas órdenes el chico hubiera conocido al vizconde desde la boda de la última esposa que tuvo.
-¿Última esposa?
-Si el vizconde ha tenido muy mala suerte con las parejas. Ya van 2 que pierde- respondió Amelie dándose cuenta que había metido la pata.
-¿Quién era ella?
-La viuda de mi anterior patrón y el dueño original de está propiedad.
-¿Conoció a los Teyssier?- preguntó el asombrado por la noticia.
-Ya le dije que si. Yo llegue aquí cuando aún estaban ambos vivos- dijo ella sin entender cómo eso lo asombraba.
-Una vez oí que los antiguos propietarios de aquí tenían un hijo- soltó Renoir y ella callo, no sabía que decir ahora.
-Me duele la cabeza, pero de algo si estoy seguro. Nunca se ha mencionado ese apellido desde hace mucho y menos se ha indagado su desaparicion- hablo por primera vez Dastan con los ojos cerrados. Y se le oía y veía mejor de lo que ellos esperaban.
-¿Que quieres decir hijo? Ten cuidado con lo que respondes- preguntó Renoir mientras el chico se intentaba sentar.
-¿Porque está preguntado sobre ese apellido de esa manera?
-Me...- no diga que encontró algo aquí. El ha escondido cualquier cosa sobre el tema- lo interrumpió tratando de sentarse.
-Hijo...
-Hable- le demandó Dastan serio, Renoir dudaba.
-Lo escucho.
-Hijo... No se que decir- fue lo único que pudo decir Renoir.
-La verdad. Dudo que solo haya venido aquí para dar clases de esgrima. Y más cuando está en su clase actúa como unas personas que habían estado aquí hace años. Para ser más exactos unos mosqueteros.
-¿Es un mosquetero?- preguntó Amelie sorprendida por lo que oyó.
-Este...
-No mienta, es uno de ellos. Me sorprende como lo contrato con su profesión. O no lo sabe y cree que es un hombre con el que corrió con suerte- lo miro fijamente.
-El vizconde... El no lo sabe. Cree que nos encontramos por pura suerte- acepto Renoir.
-¿Que lo trae aquí?- siguió su interrogatorio Dastan dejando a los otros 2 sorprendidos.
-Descubrir que pasó con los Teyssier- admitió Renoir recordando como llego aquí.
-¿Que a descubierto? Sea honesto.
-No mucho, ese apellido cayó en el olvido aquí y solo aparece cuando no hay de otra.
-¿Que más hay en su misión?
-Me pidieron descubrir cualquier cosa- bajo la mirada Renoir.
-¿Busca la descendencia de Antonie y Giselle Teyssier?
-Si, nadie se cree que ese chico sea. Se parece pero no es- contesto Renoir con la mirada baja.
-El chico murió hace años- soltó Dastan lo que más le dolio decir.
-¿No eres tú?- preguntó el sorprendido se parecía bastante.
-No, no lo soy. Hace tiempo el vizconde quería usarme por el parecido. Pero nunca pudo hacer algo y busco a otro. Y esta vez uno más manipulable.
-¿Que te paso en la cara?
-Cuando murió el chico poco después de su madre el vizconde no pudo soportarlo. Me trató de hacer una copia, falle y me odia por eso.
-¿Que hiciste?
-No pude acoplarme a lo que el pedía. Y me odia por eso, después dejó morir su idea. Pero luego el apellido regreso y tuvo que apurarse para conseguir a alguien que podría hacerlo mejor.
-¿Porque no te dejo ir?
-Conozco muchas cosas útiles. Eso y porque soy como su esclavo, igual que el otro chico- bajo la mirada, no sabía cuanto tiempo podía aguantar si seguía con esa mentira.
-¿Conociste al chico?
-No, como fue algo muy cerca al tiempo de que murió... Se optó por tomarme e intentar acoplarme. El chico murió en un viaje que fue con los Musset.
~El objetivo de ese viaje era olvidar la pedida de Giselle. Y después cambio para encontrarme.
-¿Porque a ti?
-No lo se, fue tan rápido que no recuerdo.
-¿Te llamas Pierre?
-Si realmente me llamo Pierre. Soy huérfano desde hace tanto que siento a mis padres como si fueran un sueño lejano.
-¿Cómo murió el chico?
-Nadie lo cuenta, es un secreto que se guardan ellos. Deje de buscar la historia, no la encontrará.
-¿Porque tienes todo esto?- preguntó Renoir refieriendose a las cosas que creía que eran de los Teyssier.
-Cuando llegué ya estaban aquí. Era una bodega antes, luego se acoplo como mi cuarto.
-Debio de ser duro. Me comentaron que el chico tenía unas cicatrices parecidas a las tuyas.
-No soy quien busca, deje de indagar. Ese apellido ya se perdió. Ahora este lugar paso a los Musset.
-Eso es imposible…- Crealo, para que le mentiría.
-¿Cómo sabes que soy un mosquetero?
-Donde crecí luego llegaban mosqueteros. Todos íbamos a verlos y soñábamos con ser de grandes como ustedes.
-¿No le tienes miedo a tu señor?
-De todos los que estamos en esta casa, yo soy el que más odia por no ayudarlo en su plan. Nadie al inicio notó la diferencia y aún no la notan. Por eso es que todos me toman como el chico Teyssier- bajo el rostro con los ojos cerrados para evitar llorar.
-Ya murió. Y todos creían que estaba vivo- se desánimo Renoir.
-Lamento todo eso, nadie merece que le mientan o que se haga pasar por alguien que no es.
-¿Gustave...?- No le dirá nada interesante. El solo piensa en el bien de el y sus hijos.
-Te veo mejor…- Yo de aquí puedo solo. En serio lamento todo esto y espero que pronto la cosa se solucione- lo corrió porque ya no podía aguantar la mentira.
-Hijo...- Estoy cansado, deje que descanse. Eso ayuda bastante y esperemos que mañana pueda regresar con mis obligaciones.
-Esta bien, descansa- y se marcho Renoir.
-Ve con el- le pidió a Amelie. Ella lo vio extrañada y se marcho tras el.
Para después lamentarse lo que acababa de pasar hasta que se quedó dormido.



#1727 en Otros

En el texto hay: cenicienta, mosquetero

Editado: 19.04.2022

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