Círculo de venganza

Cap. 14.- El plan a seguir

—¡Kyle! ¡Tranquilizate!
—¿No lo entiendes? ¡Se va a levantar! ¡Tengo que irme de aquí!

Carter forcejeaba con Kyle, que parecía estar fuera de sí. Raven compartía el miedo cerval de su mellizo, pero a diferencia suya permanecía tranquila gracias a Anette y Gareth. De nada servían los alegatos del mayor para calmar a su hermano, este simplemente no le escuchaba.

Entonces Lyra apartó a Carter y le dio una cachetada a Kyle.

—¡Ya basta! —exclamó—. Está muerto, no se va poner en pie. Se fue.

Las palabras de Lyra causaron un impacto mayor en Kyle que el cuerpo descompuesto de la esquina y el muchacho se tranquilizó, pero se negó a mirar de nuevo el cadáver, con una vez ya había tenido suficiente.

—Hay algo extraño —dijo Gareth frunciendo el ceño—. Lo noté allá arriba y aquí también lo noto, es una esencia de muerte muy antigua.
—¿Qué tanto? —le preguntó Anette.
—Más antiguo que el reino de Heriotza.

Los hermanos se sumieron en un silencio sepulcral, meditando. ¿Era posible que existiera alguien con control sobre la muerte primigenia? No les era del todo creíble, pero tendrían que averiguarlo.

—Es posible… —comenzó a decir Carter y dedicó un momento a contemplar el cuerpo de su padre—… que después de esto se arme una rebelión.
—¿Qué? —soltaron los menores al unísono con un tono de incredulidad.

Lyra reflexionó sobre las palabras de su hermano y asintió.

—Es más posible que nos enfrentemos a una guerra —dijo.
—Van a matarnos —se lamentó Anette.
—¿Y ahora qué? —preguntó Kyle.

Raven, que hasta ese momento se había mantenido en silencio, fue la que respondió.

—Hay que encontrar a quién los mató —dijo.
—Subamos —dijo Carter de repente—. Hay algo que debo mostrarles.

*****

Mientras ellos estuvieron en el sótano, los sirvientes se encargaron de limpiar el vestíbulo, por lo que cuando subieron se encontraron con el sitio impecable, como si no hubiera sucedido nada allí.

—Casi parece que nada pasó.
—Pero pasó.

Meridian, la canosa ama de llaves, apareció. Al contrario de cómo los hermanos Spector la recordaban, con largos y sobrios vestidos coloridos, usaba un largo vestido de negro en señal del reciente luto que llevaba. Kyle fue incapaz de sostenerle la mirada recordando la forma en que su padre había matado a su esposo.

—Las señoras se encuentran en sus habitaciones —dijo solemnemente y añadió dirigiéndose a Carter—. Fue orden expresa del señor que le entregara esto.

La mujer le entregó una llave a Carter, retirándose después. Carter esperó unos minutos y luego condujo a sus hermanos al despacho que había pertenecido a Reese.

—Nuestro padre mandó hacer armas especiales para cada uno de nosotros —dijo—. Estas armas tienen un hechizo que conecta con el de la base en el sótano, es un avisor.
—¿Y qué avisa? —preguntó Gareth.
—Que el asesino de nuestros padres está muerto.
—Ah…

Gareth, que nunca en su vida había considerado la idea de matar a nadie, palideció de golpe. Lyra volteó a verlo y le guiñó un ojo de forma tranquilizadora; al llegar frente a la puerta del despacho los chicos se detuvieron, pues a diferencia de Carter ninguno de ellos había estado allí antes. El mayor debió notar la agitación de sus hermanos, porque volteó con su semblante más calmado y dijo:

—No se preocupen, es solo un despacho.
—Tal vez para ti —dijo Anette.

Carter abrió la puerta, y se aseguró de que sus hermanos entraran tras él antes de cerrar. En el mundo terrenal, Reese había expandido el negocio de su padre, dedicándose no solo al transporte de mercancía sino que también había incursionado en la compra y venta de vehículos y estaciones, por lo que no era de extrañar que su despacho estuviera repleto de papeles y mapas con diversas rutas marcadas. A pesar de ser una sala espaciosa, tanto el exceso de muebles como el imperante desorden daban la sensación de que el lugar estaba atestado, puesto que había varios estantes y vitrinas rodeando un escritorio de roble. De todos estos, una vitrina con vidrios polarizados llamaba la atención, Carter se acercó a esta con la llave que le entregó Meridian y la abrió revelando seis armas en su interior.

La primera era una larga guadaña que fue tomada por Carter, la hizo girar en sus manos y luego se apartó señalando la segunda arma.

—Lyra, esa es la tuya —dijo.

La aludida se acercó tomando un arco simple de ébano. Tensó la cuerda y una flecha de energía oscura se materializó, al soltar con suavidad la cuerda ésta se desvaneció al no ser disparada. Carter señaló la tercera arma y Kyle la sacó de la vitrina revelando una lanza de dos puntas, una de las cuales era dorada y la otra era plateada. Raven se adelantó antes de que le dijeran nada y tomó la cuarta arma, que era una espada con la hoja blanca como el marfil y la empuñadura de cobre. Anette y Gareth se acercaron al mismo tiempo, la primera sacó un báculo de sauco con un extremo afilado y con cuatro ranuras circulares vacías, mientras que el segundo obtuvo un látigo con doble punta de gancho.

—Supongo que tendremos que cargar con estas cosas todo el tiempo —dijo Kyle.

Carter asintió y después hizo un gesto con la cabeza indicando que era hora de salir, lo cual hicieron al instante para volver al vestíbulo. Allí encontraron a Meridian observando las fotografías que colgaban sobre la chimenea con expresión melancólica y después frunció el ceño.

—No puede ser —dijo.
—¿Qué pasa? —preguntó Lyra.

La mujer volteó con un gesto de sorpresa y bajó la cabeza un poco avergonzada.

—Tal vez no sea nada importante —dijo—. Pero hace falta una foto, la única en la que Gunther logro captarlos con seriedad…

Kyle bajó la mirada con la mención del mayordomo. Tanto él como el ama de llaves habían sido más atentos con ellos que sus padres pero el muchacho no había podido salvar al mayordomo cuando debió hacerlo. Meridian se acercó a él acariciando su cabeza con cariño y luego miró a Carter.



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En el texto hay: misterio, sobrenatural, venganza

Editado: 04.01.2024

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