Círculo de venganza

Cap. 12.- El tormento de los mellizos

Kyle entró a la habitación hecho una furia seguido por Carter, que llevaba a Sachi en brazos.

—¡Sekai! —gritó Carter, dejando a la chica en el sofá más cercano.
—No está —dijo Lyra entrando a la habitación para examinar a Sachi.

Anette se adelantó a ella usando magia para curarla y Gareth entró con un péndulo en una mano y un collar en la otra, acercándose a la mesa donde Kyle había desplegado un mapa.

—Aparta, yo lo hago —dijo con aspereza.

El chico sostuvo el collar en la palma de la mano, mientras hacía girar el péndulo sobre el mapa. Carter y Lyra se habían sumido en un mutismo impropio de ellos mientras Anette se concentraba en curar a Sachi. El estado emocional de sus hermanos bastó para borrar la furia de Kyle y el joven se derrumbó en una silla, comprendiendo al fin que aquello que le embargaba era la culpa.

Había fallado, todos lo habían hecho, y a causa de ello habían perdido a Raven. Sabían finalmente quien era el asesino de sus padres, pero era una victoria vacía en comparación al precio que habían tenido que pagar para obtenerla. Y aunque era consciente de que debía actuar, no había nada que pudieran hacer hasta que supieran donde estaba su hermana, de modo que se dedicaron a esperar en silencio. Luego de un rato, Anette logró curar a Sachi y ésta se levantó de golpe, mirando alrededor desorientada, con los últimos acontecimientos aún frescos en su mente. Observó con detenimiento a los hermanos y se dejó caer de nuevo en el sofá.

—¿Dónde está Sekai? —preguntó.
—No está —repitió Lyra con voz monótona.
—¿A dónde pudo haber ido?
—¿Qué importa? Dudo que pueda ayudarnos.

Gareth dejó caer el péndulo con frustración sobre el mapa sin apuntar a nada en particular.

—No puedo encontrarla —dijo.
—No es tu culpa —dijo Lyra—. Es mía. No debí dejarme llevar.
— Yo debí usar un hilo mágico en lugar de una raíz —dijo Anette.
—Dejarnos llevar por la culpa no va a resolver nada —dijo Carter—. Si no podemos encontrarlos por medio de la magia tendremos que hacerlo de manera convencional.
—¿Qué tanto conoces a Tatsu? —preguntó Kyle de repente mirando a Sachi—. Debe haber algo que lo atraiga irremediablemente, así podemos comenzar…

El joven sintió una opresión en el pecho, seguida por unos pinchazos en la cabeza que se volvieron un dolor agudo y penetrante, soltando un grito el muchacho se derrumbó en el suelo.

—¡Kyle! —exclamó Carter arrodillándose en el suelo.
—¿Qué ocurre? —preguntó Sachi.
—Kyle y Raven son mellizos, por lo que comparten un vínculo fuerte —explicó, apretando los puños con fuerza—. Lo que ocurre con uno es experimentado por el otro como si también le sucediera.

Sachi soltó una exclamación ahogada, Gareth palideció y Anette se llevó una mano a la boca. Fue Lyra, lívida de rabia, quien verbalizó lo que estaban pensando:

—Están torturando a Raven.

*****

Raven soltó un grito ahogado sujetándose torpemente de las cadenas que la ataban. Las sienes le palpitaban en el sitio exacto donde dos electrodos estaban fijados a su piel como si hubiera sido preparada para un escáner cerebral. Sin embargo, su propósito era más siniestro.

Desde el momento que despertó en ese calabozo de aspecto lúgubre, la chica supo que iba a pasarla mal así que se preparó para cualquier cosa que quisieran hacerle. Cualquier cosa mágica. De modo que cuando Tatsu le fijó los electrodos y vio el aparato al cual estaban conectados, no pudo evitar sentir un escalofrío y la descarga eléctrica la había tomado desprevenida. Había resistido un poco, hasta que sintió un dolor en el pecho que le hizo soltar aquel grito. Una segunda descarga recorrió su cuerpo, pero esta vez no gritó.

—Dime. ¿Crees poder resistir una tercera descarga?

Raven miró a Tatsu con furia y éste soltó una leve risa, apartando la mano del aparato, descartando así la electricidad por el momento, ya volvería a ella luego si era necesario, en ese instante había otra cosa que deseaba probar. El nigromante se acercó a su prisionera, observándola de arriba abajo para después situarse detrás de ella.

—¿Te has preguntado cómo se siente morir? —preguntó susurrándole al oído—. ¿Cómo reaccionaría tu cuerpo en sus últimos instantes?
—Por lo que tengo entendido, tú lo sabes bien —dijo Raven.

La muchacha intentaba invocar sus poderes de hielo para congelar sus cadenas y así poder romperlas, pero no sucedió nada. Al verla, Reijiro negó con la cabeza y disimuladamente miró hacia arriba; Raven siguió su mirada viendo un amuleto sujeto a una pared y lo reconoció como un supresor de magia que obviamente no afectaba la nigromancia. “Que jodidamente conveniente”, pensó.

De repente, Tatsu colocó el índice de la mano izquierda en la espalda de Raven, justo en el inicio de la columna vertebral y presionó con fuerza. La muchacha sintió un dolor indescriptible al tiempo que una rigidez sobrenatural se apoderaba de sus músculos, el solo hecho de respirar era doloroso para ella. Su corazón comenzó a latir más lentamente, pero aún así permanecía consciente, como si la sangre fluyera con normalidad. La fricción entre sus muñecas entumecidas y los grilletes que la aprisionaban parecía clavarle cientos de navajas afiladas.

—La muerte en vida es algo curioso —dijo Tatsu—. En las condiciones adecuadas convierte un cuerpo en un universo de dolor sin fin.

Con la mano que tenía libre, dio un golpecito en uno de los brazos de Raven, un hormigueo infernal recorrió la extremidad y la chica soltó un gemido ahogado respirando entrecortadamente a pesar de que con cada bocanada de aire pareciera aspirar una andanada de agujas. Finalmente, Tatsu la soltó y el dolor se desvaneció dejando una sensación palpitante en su cuerpo.

—Hay otra cosa que debo mostrarte —dijo el nigromante—. Tu madre encontró la experiencia sumamente reconfortante.



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En el texto hay: misterio, sobrenatural, venganza

Editado: 04.01.2024

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