-- Nueva York. 20 de octubre de 2019 --
El sótano de la mansión Spector era completamente distinto a cómo había sido originalmente: las paredes grisáceas fueron sustituidas por coloridos muros amarillos, los candelabros fueron retirados, poniendo en su lugar focos ahorradores; y no había ningún trono, sino una red de seguridad suspendida a pocos metros del suelo; sobre ésta colgaban un par de trapecios y una serie de aros metálicos, además de haber varias telas largas colgando a lo largo de una pared.
Lo único que seguía igual eran las seis puertas de colores correspondientes a los reinos del inframundo, sin embargo éstas se usaban en muy raras ocasiones, cuando los dirigentes deseaban visitar al dueño de la casa. La puerta violeta se abrió y de ella salió Carter Spector, con un traje de gala que llevaba de manera informal, el joven miró alrededor desconcertado al percatarse de que la sala estaba vacía hasta que una voz le indicó:
—Aquí arriba.
Carter miró hacia arriba en el momento en que Lyra salía por la puerta negra, y miró directamente al techo. La mujer soltó una carcajada y dijo:
—Baja de ahí, un día de éstos te vas a matar.
—No lo hará —replicó Anette, saliendo de la puerta amarilla.
Kyle sonrió desde las alturas, colgado en un aro del cual se sujetaba usando las piernas, y bajó dejándose caer en la red de seguridad. En ese mismo momento, las puertas gris y roja se abrieron dejando pasar a Gareth y a Raven, todos con atuendos elegantes mientras que Kyle era el único que llevaba ropa más informal. El joven miró a sus hermanos arqueando una ceja y dijo:
—¿Cómo es que siguen con la misma ropa del baile?
—No es momento para criticarnos la ropa —dijo Gareth.
—Tú dijiste que hablaríamos sobre lo que pasó después del baile —dijo Lyra—. Y aquí estamos.
Kyle suspiró. Sabía que esto pasaría, pero aún no estaba preparado y; lo que era más cierto, no se había dado el tiempo de pensar en ello hasta ese momento debido a los sucesos ocurridos a lo largo del año.
Como sus vidas ya no estaban en riesgo, los hermanos Spector pudieron dedicarse a reestructurar el inframundo, luego de los múltiples enfrentamientos ocurridos tras la muerte de los gobernantes anteriores. Kyle estaba decidido a no asumir su trono hasta que todos los problemas que había fueran resueltos y, curiosamente, sus hermanos siguieron su ejemplo. Poco a poco volvieron a sus rutinas hasta que llegó el momento de asumir sus respectivos roles, motivo por el cual se había celebrado un baile. En éste, los hermanos platicaron sobre sus planes a futuro: Carter se iría a Gales del Sur por motivos de trabajo, Lyra se mudaría a Inglaterra para llevar desde allí su nuevo negocio, Raven iba a trasladarse a México para especializarse en medicina, Anette se iría a Australia para estudiar una maestría y Gareth se iría a Rusia junto a Meridian para establecerse ahí; Kyle iba de un lado a otro junto a la compañía circense por lo que no era muy difícil para él quedarse en la mansión. Para su sorpresa, Sekai se acercó a ellos acompañado por una mujer de belleza sobrenatural.
—Hola —dijo haciendo una reverencia—. Felicidades por su coronación.
—Gracias —dijo Carter con una leve sonrisa.
Los hermanos miraron a la acompañante de Sekai, y él la presentó como la diosa Amaterasu, deidad del sol. Después de ese breve encuentro los chicos se separaron recorriendo el lugar para atender a los invitados, y mientras charlaba con alguien, Raven se fijó en una pareja que llamaba su atención. El hombre llevaba un traje sencillo con un abrigo negro, camisa blanca y pantalón negro, de cabello rubio; mientras que la mujer llevaba un vestido morado largo hasta las rodillas y botas de tacón negras, con un cabello largo, sujeto con una diadema.
Raven se excusó con la persona que estaba a su lado y se acercó a aquella pareja, constatando con sorpresa que se trataba nada más y nada menos que de Reijiro Higurashi y Sachi Tanabaka. Antes de que Raven dijera algo, Sachi se acercó a ella con una leve sonrisa y dijo:
—Gracias por no dejarnos morir.
Reijiro se inclinó haciendo una reverencia y dijo:
—Te pido una disculpa por mis acciones pasadas.
—No fue tu culpa realmente —dijo Raven con una sonrisa—. Me alegra ver que finalmente están juntos.
Fue entonces que la chica notó que ambos llevaban alianzas de matrimonio y sonrió levemente, tras lo cual se despidió y buscó a sus hermanos. Una vez que les contó su breve encuentro ellos pidieron explicaciones a Kyle, el único que sabía lo que había sucedido.
—Dijiste que esperáramos y eso hicimos —dijo Anette—. Ahora, habla.
—De acuerdo —dijo Kyle—. Esto fue lo que pasó.
*****
-- Un año atrás --
Kyle abrió los ojos, respirando hondo como si saliera del agua luego de un rato sumergido.
—Oye, tranquilo —dijo Sekai poniéndole una mano en el pecho—. El aire aquí sabe a tierra.
—¿Qué pasó? —preguntó Kyle.
Sekai se encogió de hombros con fingida indiferencia.
—Ganamos —dijo—. Mi hermana está del otro lado del muro junto a los seres que intentaba liberar.
—Lo lamento —dijo Kyle.
—No te disculpes, de un modo u otro tenía que pasar.
Los dos se quedaron en silencio un momento y luego Kyle preguntó:
—¿Y ahora qué?
—Ahora, tú vuelves arriba y olvidaste que estuviste acá —respondió Sekai—. Primeval se volvió demasiado peligroso y debe continuar aislado a riesgo de que se cumpla la sexta profecía.
—No hay forma de evitar que eso pase, ¿verdad?
Sekai se echó a reír y dijo:
—Morir es parte del proceso natural de todo ser vivo. La vida no sería tan preciosa si no tuviera fin, ¿sabes? Con el tiempo, hasta la cosa más bella carecería de sentido. Sin embargo, Ritsu tenía razón en una cosa: el inframundo jamás debió existir, porque fue creado para ocultar nuestra existencia; y cualquier cosa creada con ese motivo debe ser destruida. No está bien ocultar la existencia de alguien porque le quitas su humanidad.