Un paseo por Cirox
Cuando despierto, aún no se han activado los sensores de cuarto. Entonces me regocijo en las sabanas cálidas e intento levantarme y hacer algo normal, algo que haría en mi casa; bajar al baño, cepillar mis dientes y lavar mi cara; mientras hago muecas en el espejo; bajar a la sala, freír unos huevos o comer cereal con algo de lácteos, pero recuerdo que en Cirox ya no existe nada de esto, la vida como la conocía ya no existe. Aun no sé porque estoy recordando un hogar, nunca lo he tenido, no tengo conciencia de ello, es como si sólo se tratara de un reflejo.
¿Alguna vez te has preguntado que es la conciencia? Una luz o un acto involuntario. ¿Qué es esa pesadilla, esos espejismos que te atormentan, esas visiones, qué son estas secuelas en tu cabeza?
Las primeras mejoras humanas no se consideraron hibridación, hasta cuando los individuos comenzaron a mostrar rastros de sus conciencias. Se les ha llamado fallas genéticas, incluso han sido catalogadas con grados de riesgo. La primera Ec-Nock con dicho error fue la Ec-Nock 3. Muchos hablan de su inestabilidad como la razón de su cancelación, pero hay rumores que le otorgan su descontinuación a las memorias múltiples. Debo manejar mi caso con cautela si no quiero terminar en los laboratorios hasta mi próxima hibernación.
Aproximadamente a las seis con cincuenta am, hora de los humanos. Los sensores irradian una intermitente luz infrarroja que activa un microsensor en nuestro All, sujeto a la muñeca y que activa un visor digital en nuestro ojo derecho, en él tenemos acceso a toda información del lugar y de cada sujeto. Al levantarme, paso a un pasillo impecable iluminado con unos paneles que irradian luz acorde a la hora del día.
Las paredes son blancas, bueno, casi toda la estructura de las instalaciones residenciales en Cirox, son homogéneas. Hay que diferenciarlas para transitar casi de memoria, cosa que a mí se me da de forma orgánica como si ya estuviese acostumbrada a estas estructuras. El pasillo, al este, nos lleva a las duchas. Los baños son algo estrechos y se comunican entre ellos con una sala comunal.
Después de lavarnos, pasamos a los vestuarios.
Hay cuatro tipos de trajes en Cirox, blancos, Novatos; azules, son categoría soldado; rojo, veterano y negro, la donación. La donación se da cada tres meses, también se los conoce como los Guerreros.
A los híbridos, como nos suelen llamar, nos corresponde el traje blanco, al igual que a K, el atrofiado. Aproximadamente existen veintisiete escuadras de novatos en todo Cirox. Nosotros somos el hazme reír de todos ellos, excepto por Noru, en estos últimos días no hemos logrado acoplarnos y K ni siquiera llega a los entrenamientos.
Hoy es martes. Estamos a escasas horas de iniciar las Arenas Holográficas por primera vez, y aspirar a la categoría de soldado. En las Arenas Holográficas, miden nuestras habilidades de combate en una situación de alto riesgo. Nada comparadas con el Campus, donde nos estuvimos entrenando hace ya aproximadamente un mes. Hay que esforzarnos y darlo todo. Pronto iniciaran las Jaulas y, aunque haya pocas opciones existen casos en que una escuadra salta dos o tres niveles de acuerdo con el rendimiento.
No quiero estar en los podios, pero tampoco quiero ser una novata para toda la vida, no me agrada para nada el color blanco, mucho menos, formarme con K en la misma escuadra.
K es un tipo raro, sólo una vez he visto su rostro; es inexpresivo, antisocial y tal vez, el peor compañero de escuadra que se pueda encontrarse en todo Cirox; no parece poseer ninguna habilidad, salvo, haber sobrevivido de la Ec-Nnock 3. Sin embargo, lo conservan en el área. A diferencia de todos, K debe presentarse seguidamente a los laboratorios, para la extracción de muestras, donde estudian su material orgánico y las condiciones de asimilación de sus células. Dicen que todas las series de las Ec-Nocks e incluso la Ec-Nock 8, les deben su funcionalidad a los estudios realizados en K; pero todos los jefes de escuadra que han formado con él aseguran que es un bueno para nada en las Arenas Holográficas.
He notado que K suele mirarme desde el comedor vacío. La primera vez que lo vi, pareció aterrarse al verme. Yo venía del cuarto de hibernación, de los congeladores, como le suelen llamar aquí. K estaba en los laboratorios, la doctora Ango le revisaba al parecer las frecuencias cardiacas. Yo venía por el Pasillo Este, aún atolondrada por la criogenización, cómo es normal sentirse después de un largo periodo de hibernación. La sala de observación del Laboratorio Tres que es utilizado para las revisiones de rutina, lo sé porque me ha tocado visitarla un par de veces este mes por el caso de Eliot, está compuesta con una pared frontal de vidrio solido que permite observar lo que en ella sucede. Por esto, conozco el color del cabello de K perfectamente, es de un blanco desvaído, aunque a veces se le suelen escapar unos flecos debajo de la capucha, cuando intenta levantarse del comedor, delatando su peculiar color de cabello, (no puede apreciarse ese tenue tono plata que lo caracteriza). K suele usar un suéter de látex; una gruesa chaqueta de capucha, sin manga y unos guantes ordinarios que cubren sus manos. Él está frente al cristal, precisamente sin aquellos impedimentos que imposibilitan apreciarlo, su pectoral descubierto me corta el aire. K es de tez clara y su cuerpo está perfectamente tonificado. No tarda en notar que lo observó al otro lado del vidrio. Se altera al verme. Es como si yo le recordara a alguien. Corrie al vidrio y lo golpea al menos tres veces, sin quitarme los ojos de encima, en un acto bestial. La doctora Ango se ve obligada a sedarle. Fue necesaria la ayuda de dos médicos para controlarlo. Juro que lo escuché decir un nombre, debo haberlo imaginado porque los vidrios del Laboratorio Tres son insonorizados.
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Editado: 10.08.2018