Cuando sus manos tocaban el pincel y ese lienzo blanco comenzaba a tomar color, todo en su vida cobraba sentido. Para inspirarse antes de pintar, lograba escabullirse por las noches a lugares hermosos llenos de vida.
Una noche decidió ir al puerto, un mar inmenso la esperaba y sin pensarlo subió a un pequeño barco pesquero para huir.
Ya avanzado un tramo de mar, intentó jalar una gran cuerda, la cual provocó que tropezara y cayera con ésta entre los pies. El agua fría complicaba mucho moverse e intentar zafarse. La desesperación era tan grande que casi se rendía. Entonces, unas manos la jalaron y el aire entró de golpe a sus pulmones. Quién diría que un accidente le presentaría al amor.
Ella no hacía más que plasmar los ojos de él en cada cuadro que hacía. Las tardes a su lado le coloreaban el corazón. Esos días volando cometas, caminando por el puerto y sentir el frío viento en sus rostros le daban vida a su alma.
Cuentan que ese amor fue intenso y hermoso, pero una noche así como empezó… terminó. Nadie supo exactamente los motivos, pero ambos quedaron en la nada, tan perdidos y con un amor que dolía al respirar.
La tristeza llegó destruyendo todo aquello que la hacía soñar. Le arrebataron al hombre de su vida y sentía que estaba en el fondo de un pozo, casi sin aire y con ganas de gritar para ser salvada. Lamentable que su propia familia era la que la tenía en ese oscuro lugar, sin ninguna opción más que permanecer ahí hasta el fin de sus días.
Sus ojos se apagaron y dejó de hablar, de gritar, de reír. Sólo le quedaban sus pinturas y la idea de que algún día todo terminaría. Soñando con ser libre como las aves y poder tomar la decisión de irse lejos.
Cinco años ya desde aquella noche que su vida se derrumbó y el coraje se plantó en su corazón como esa hierva que difícilmente uno puede quitar. Tan desolada y con su esperanza disminuyendo cada vez más rápido, necesitaba el valor para huir y dejar atrás tanto daño que le hicieron. Terminar de golpe con ese amor impuesto y las risas falsas que tenía que reflejar ante los demás.
Mucho tiempo le tomó para luchar y pelear por lo que le arrebataron. Por fortuna, aquel amor volvió con el mismo propósito que ella y con incontables dificultades, él le devolvió su libertad.
Les complacerá saber que después de mucho luchar logró ser libre, tristemente a costa de la muerte de su querido amado. Dio la vida para que ella disfrutara de la suya. Su corazón jamás sanó completamente pero se prometió vivir por ambos, amándolo hasta su último respiro.
Para:
La pintora que un día cayó al mar y me hizo saber que yo no era la única que se sentía en el fondo de un pozo, anhelando ser libre. Enseñándome, que vale la vida entera apostar por un amor que está dispuesto a arrojarse al mar por ti y salvarte.
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Editado: 26.03.2022