Cita a ciegas para San Valentín.

Capitulo 8

Incluso antes de llegar a mi cubículo junto a la oficina del Sr. Conelly, supe que algo estaba mal. Nadie estaba trabajando tensamente ni de manera habitual; las mujer cotilleaban entre sí e incluso los hombres se habían unido al cotorreo en falsos susurros. Falsos, porque incluso del piso siguiente podrían haberlos escuchado.  

-¡Si! Es verdad, es muy extraño, él nunca falta. 

-¡No siquiera falta los días festivos! ¡Siempre está internado en la oficina!  

-Además, no explico el motivo de su ausencia.  

-Ana, querida ¿A caso tu te crees más importante que el resto de nosotros aquí en la oficina? ¿O porque sino el Sr. Conelly te informaría a ti que iba a faltar y el motivo? 

     Por supuesto, Andy siempre dispuesta a poner su cucharada de miel en las charlas. La pobre Ana enmudeció de inmediato y sus ojos comenzaron a brillar mientras las lágrimas amenazaban con salir. Ella era una mujer muy sensible; todo lo contrario al frío corazón de su adversaria. Estaba a punto de ponerla en su lugar, pero Marisol apareció de la nada y tomo mi brazo tan fuerte que creí me lo arrancaría. 

-¡Beca! ¿Estás sorda? 

-La última vez que comprobé, no. ¿Por qué? 

-Estuve gritándote desde que bajaste del ascensor. Por cierto, deberás ponerme al día. 

-¿Con qué? No hay ninguna historia que contar.  

-Eso dices tu, pero mis ojos no pueden engañarme como tú lo haces con tus palabras. 

-¿A qué te refieres? 

    La encaré mientras acomodaba mi bolso en mi silla y prendía la computadora del escritorio. 

-No, no te pongas cómoda, hoy no trabajarás aquí. Y, a lo que me refiero es que los vi a ti y a Jackson saliendo del ascensor a la vez. 

-¿Y haces tanto drama por eso? Solo coincidimos en el mismo espacio y al mismo tiempo; es algo que suele suceder cuando dos personas trabajan en un mismo sitio.  

   Ella se hecho hacia atrás colocando una mano sobre su pecho de manera dramática mientras me miraba de forma extraña. 

-¿¡Quién eres y que haz hecho con mi mejor amiga!? 

-Mari, en serio, no es para tanto. Además, no es como si Jackson fuera un Adonis de hecho, anoche, tuve la suerte de cenar con un hombre realmente maravilloso. -Ella agrando sus ojos y movió su cabeza enérgicamente negando.- Si, es verdad que al principio estaba deprimida, fastidiada, enfadada, asqueada y decepcionada porque mi cita a ciegas no era Jackson y por eso casi no voy, pero afortunadamente a último momento me decidí a ir.  

    Marisol seguía haciendo gestos extraños y gesticulando para que me callara, pero era tal la emoción que no me detuve. 

-Y para mí fortuna resultó ser un verdadero Adonis, todo un caballero y mil veces más guapo y atento que Jackson, pero eso no es lo mejor, no, lo mejor es que él realmente me ve, escucha y tenemos bastante en común. Además, es soltero por lo que no perderé dos años de mi vida para luego enterarme de que está comprometido como Jack… 

-¡Beca! 

-¿Qué te pasa Mari? Estás haciendo todo tipo de morisquetas desde hace…. Ay no, mierda. ¿Él está aquí, verdad?  

-Es lo que estaba tratando de decirte desde que comenzaste a decir que no era un Adonis. 

   Cerré mis ojos con fuerza y maldije antes de voltear para ver cara a cara a un Jackson un tanto molesto. 

-Lo siento, no sabía que estabas…. 

-¿Entonces si no hubiera estado justo detrás de ti, habrías dicho algo peor? 

-¿¡Qué!? ¡No! Solo que… 

-Tranquila Flinch, solo vine a informarte que el Sr. Conelly llamó. Al parecer no se siente bien hoy por lo que no se presentó a trabajar hoy, pero necesita los contratos de Memorie’s Corp. Ya que la última reunión será mañana y debe ultimar los detalles. 

-¿Y donde entro yo en todo eso? 

-Él quiere que le lleves los papeles a su casa. Ten -dijo extendiendo un pequeño papel.- está es la dirección. 

   Jackson comenzó a alejarse, pero a un par de metros se volteo con una media sonrisa y me grito. 

-Y Flinch, intenta no hablar mal del jefe y ser descubierta. 

   Por supuesto al gritar eso obtuvo la atención del resto de nuestros colegas; al cabo de 10 minutos ya era la envidia de la mayoría de mis compañeras e incluso de mujeres que ni conocía porque iría a la casa del jefe.  

    Si solo supieran que mi cita de anoche fue él, estoy segura de que ya estaría 20 metros bajo tierra. 


 




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