Cita a ciegas para San Valentín.

Capitulo 22.

Dentro del auto el silencio era más que incómodo y, mientras que Jaspers se concentraba en conducir, yo estaba tratando de abordar el tema de como y porque su esposa sabía lo de mi hermana. Pero, antes de que pudiera decir algo él fue quien rompió el silencio.

-¿Te molesto tanto que Samantha se presentar en la oficina? Juro que no tenía idea; cuando llegue, ella ya estaba cómodamente sentada allí.

-No – dije, pero entonces chasquee la lengua y me corregí – bueno, sí.

Él me miró unos segundos y asintió mientras sus ojos volvían a la carretera.

-Pero no es el motivo de que te escondieras de mi todo el día ¿Verdad?

-Yo no me estaba escondiendo.

-¿Ah no? ¿Y como le llamas al hecho de desaparecer o inventar excusas cada vez que te llamaba?

-Se llama estar ocupada por trabajo.

Jaspers se rio, pero no de forma divertida, sino más bien exasperado.

-No me jodas Beca. ¿Por qué lo hiciste? ¿A caso hice o dije algo que te molestó?

Me quedé en silencio un momento mientras pensaba en si debía o no decirle lo que Samantha me había dicho. ¿Y si ella lo había hecho con la intención de que sucediera exactamente esto? Todos en la oficina sabían lo del accidente de mi hermana, no era ningún secreto por lo que cualquiera podría haberle dicho mientras ella esperaba a que Jaspers llegará a la oficina.

-Jaspers. – Él me miró esperando que continuara hablando. - ¿Te parece que estoy rota? Es decir ¿Crees o sientes la necesidad de repararme?

De repente él desaceleró y se orillo estacionando el auto junto a un concurrido café, pero no apagó el motor. Suspiro mientras se refregaba el rostro con cansancio y en su mirada leí la comprensión.

-Ahora todo tiene sentido – dijo distraído – toda tu actitud y la sonrisa triunfante de Samantha al salir del edificio. Ella te metió esas absurdas ideas en la cabeza ¿Verdad? Déjame adivinar: te comparo con un pequeño e indefenso cachorro al que por alguna razón siento la extraña necesidad de ayudar ¿No? Te dijo que me encanta reparar lo que fue roto.

-¿Cómo lo sabes?

-Por que la conozco al igual que ella conoce mi debilidad, seguramente intuyo que sentía cierto…. Afecto hacia ti y por eso te dijo esas estupideces. Escúchame Beca – se giro hacia mi y me tomo de los hombros tiernamente para que lo viera directamente a los ojos. – sí, es cierto que tengo esa extraña necesidad de intentar reparar aquello que está o fue dañado, pero tú no eres una persona rota y jamás te vi de ese modo. Me gustas desde el momento en que entraste a trabajar a la empresa, pero si guarde mis sentimientos fue porque cuando amé profundamente, también fue cuando más sufrí y por eso….

-Por eso ahora temes amar nuevamente y tampoco dejas que se te acerquen lo suficiente; en la oficina actúas frío y distante, pero en realidad eres tierno y cálido. Jaspers Conelly, tu amas reparar lo que está dañado, pero no dejas que te arreglen a ti, no, no hay nada que arreglar porque no estás roto, solo…

-Si lo estoy, y por eso me gusta ser reparador, para no fijarme en mi daño. Pero algo me dice que ya encontré a la persona que puede sanar mis heridas.

Antes de darme cuenta él acercó sus labios a los míos y me beso lenta y gentilmente, mis labios le respondieron con entusiasmo. Sentí como mi vientre vibraba de emoción y mis dedos se entrelazaron detrás de la nuca de Jaspers acercándolo aún más a mí y él me abrazo por el cuello y la cintura. El mundo a nuestro alrededor desapareció y solo estábamos nosotros dos.




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