Cita con el destino (y con mi ex)

Pistas, promesas y segundas oportunidades.

Capítulo 15:

Hay algo peor que un corazón roto: un corazón que todavía espera.

Después de todo el caos en redes, las fotos filtradas y los comentarios de desconocidos opinando sobre mi vida sentimental, decidí hacer lo más lógico que podía hacer una mujer emocionalmente inestable.

Verlo.

Liam me había escrito varias veces, insistiendo en que todo lo que habíamos vivido había sido real. Que nada de lo que sentía tenía que ver con la aplicación ni con el show.

Y aunque una parte de mí quería creerle, la otra seguía gritando: no caigas otra vez, Emma.

Cuando llegué al café donde habíamos quedado, él ya estaba ahí, esperándome.

Su chaqueta de cuero, su sonrisa contenida, y esa forma de mirar que hacía que todo el ruido del mundo desapareciera.

Sí, lo odiaba por eso.

—Gracias por venir —dijo, rompiendo el silencio incómodo.

—No me asegures demasiado —respondí con sarcasmo—. Solo vine a… aclarar las cosas.

Nos miramos unos segundos, y esa simple acción dolió más que cualquier discusión.

—Emma, todo ha sido real. Todo. Desde el primer momento. —Su voz sonaba tan honesta que casi lo creí.

Casi.

Suspiré, bajando la mirada hacia mi taza.

—El problema es que no sé si puedo confiar en eso. No sé si puedo confiar en ti. —Dije en voz baja.

—Dime qué tengo que hacer para demostrártelo.

—No lo sé, Liam. Tal vez no haya nada que puedas hacer. —Me levanté, sintiendo que las palabras me pesaban más que el corazón.

Él intentó detenerme, pero negué con la cabeza.

—No quiero volver a romperme. No otra vez.

Y me fui.

De regreso a mi departamento, la ciudad parecía más gris que de costumbre.

Me quité los zapatos, me tiré en la cama y miré la taza que él me había regalado.

La misma que reemplazaba la que rompió aquella vez.

La misma que ahora me partía a mí por dentro.

“Lo quieres volver a intentar?” decía la nota dentro de la taza.

No lo sabía.

Quería, pero tenía miedo.

Esa noche dormí poco. Entre recuerdos, dudas y esperanzas que se negaban a morir.

Al amanecer, me preparé para ir al trabajo. Me sentía como un desastre emocional envuelto en blazer y tacones.

Cuando abrí la puerta de mi departamento, algo me detuvo.

Una nota.

Pegada justo al marco.

"Es la primera pista. Encuéntrame en el ascensor."

Fruncí el ceño, con el corazón latiendo más rápido de lo que me gustaría admitir.

Tomé la nota y, movida por la curiosidad (y tal vez por un toque de esperanza estúpida), caminé hacia el ascensor.

Dentro había otra nota, pegada a la pared.

"No te asustes, prometo que esta vez no hay osos. Siguiente pista: el lobby."

Reí sin querer.

—Eres imposible, Liam —murmuré.

Cuando llegué al lobby, el portero me saludó con una sonrisa cómplice.

—Hay algo esperándola afuera, señorita Sullivan.

—¿Algo? —pregunté, confundida.

—O… alguien.

Empujé las puertas de cristal y el aire fresco de la mañana me golpeó el rostro.

Y ahí estaba.

Liam.

De pie, en medio de la acera, con una sonrisa nerviosa y una banda completa detrás de él.

Sí. Mi banda favorita. La misma del concierto donde nos besamos.

El caos era total: curiosos grabando con sus teléfonos, algunos coreando el nombre del grupo, y yo, congelada en medio de todo eso, con las lágrimas amenazando con arruinar mi maquillaje.

—¡Emma Sullivan! —gritó Liam desde el micrófono improvisado—. Dijiste que querías pruebas, ¿verdad?

La banda comenzó a tocar una de mis canciones favoritas, y él bajó del pequeño escenario, acercándose lentamente hacia mí.

—Pues aquí estoy. Sin cámaras, sin app, sin destino digital. Solo yo.

No supe en qué momento empecé a llorar. Ni cuándo mis piernas decidieron moverse.

Solo sé que terminé frente a él, con el corazón desbordado.

—¿Eres consciente de que esto es una locura? —pregunté, entre risa y llanto.

—Totalmente. Pero por ti vale cada nota.

Cuando la música terminó, todos aplaudieron, pero para mí solo existíamos nosotros dos.

Liam tomó mi mano y susurró:

—No quiero prometerte que nunca volveré a equivocarme, Emma. Pero sí puedo prometerte que no voy a dejar de intentarlo.

Y por primera vez, no tuve una respuesta sarcástica.

Solo sonreí.

Y lo abracé.

(Narrado por Liam Hayes)

La idea de llevarle una serenata con su banda favorita parecía una locura incluso para mí.

Pero cuando uno ha perdido algo importante, hace cualquier cosa para recuperarlo.

Conseguir que la banda aceptara no fue fácil.

Tuve que convencer al mánager de que era para un reportaje romántico (lo cual no era exactamente mentira… si lo piensas).

Llamadas, favores, promesas de donaciones, y una carrera contra el tiempo. Todo valía la pena si al final podía verla sonreír.

Cuando la vi aparecer en la entrada, con su chaqueta beige y el cabello un poco despeinado, supe que todo había valido la pena.

Sus ojos se abrieron de sorpresa, luego se humedecieron. Y en ese instante entendí que no necesitaba un algoritmo para saber que la amaba.

Podría escribir mil canciones sobre lo que sentí cuando volvió a abrazarme.

Pero ninguna alcanzaría.

Porque en ese abrazo estaba todo: el perdón, el miedo, el amor y la promesa de intentarlo otra vez.

Y esta vez, sin apps.

Solo nosotros.

********&&&&&&&*****&&&&&&&*******

Que viva el amorrr me encantaaaaa me derrito y me vuelvo a derretir amo y me considero como ya dije fan de esta parejita son una bomba explosiva y me encanta como poco a poco han entendido (sobre todo Emma) que pueden haber segundas posibilidades. Bueno, en este caso jajajaja no vayan a andar diciendo que yo les recomendé volver con sus ex jajajaja creo que depende el caso y en este caso si se pudo jajaja ahora una pequeña encuesta pon en los comentarios si estuvieras en el lugar de Emma le darías una segunda oportunidad a tu ex?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.