Cita con el destino (y con mi ex)

Una taza, una cena y risas

Capítulo 19:

—Bien, Liam, primero cortamos la cebolla en julianas finitas. Observa cómo hago yo —dije mientras él me miraba con atención, apoyado en la barra de la cocina. Era como si estuviera frente a un alumno demasiado distraído… o encantador.

—Lista para otro incendio, profesora? —bromeó Liam, arqueando una ceja con esa sonrisa traviesa que siempre lograba que mi corazón se acelerara.

—Afortunadamente aquí hay un extintor —respondí, señalando discretamente el aparato junto a la estufa—. Así que creo que sobreviviremos.

Él soltó una carcajada y yo no pude evitar reír también, sintiendo cómo la tensión del pasado desaparecía poco a poco con cada momento sencillo y cotidiano que compartíamos. Era increíble cómo cosas tan simples, como preparar la cena juntos, podían resultar tan significativas después de todo lo que habíamos pasado.

—Emma, ¿segura que esta receta no tiene bombas nucleares? —preguntó, levantando una cuchara de madera y haciendo un gesto dramático como si estuviera dispuesto a salir corriendo en cualquier momento.

—Solo si consideras que quemar la carne es un acto nuclear —contesté con una sonrisa, y él soltó otra carcajada que llenó todo el departamento.

Le mostré cómo mezclar los ingredientes de la salsa mientras él trataba de concentrarse, aunque cada tanto lanzaba comentarios sarcásticos o exageraba algún gesto como si la cocina fuera un campo de batalla.

—No olvides mover la salsa constantemente, o la dejaremos pegada al fondo —advertí, mientras él imitaba el gesto de un chef de televisión exagerando cada movimiento.

—¿Puedo añadir un poco de tu toque secreto? —preguntó, señalando la mezcla mientras me guiñaba un ojo.

—Claro, pero solo si prometes no incendiar la cocina esta vez —dije riendo—. Y recuerda: el extintor está a tu lado, por si acaso.

Saltamos a la preparación de la carne, y, predeciblemente, Liam la quemó un poco.

—Ah, el toque mágico de Liam —dije riendo mientras él hacía una mueca culpable.

—¿Y pizza de emergencia? —preguntó, con un gesto de resignación dramática.

—Sí, la salvación siempre viene en cajas cuadradas y con queso derretido —dije, mientras sacábamos la pizza del horno y nos acomodábamos en el sofá.

Minutos después nos sentamos, la pizza a medio comer, con una película de fondo que apenas mirábamos porque estábamos demasiado ocupados disfrutando de la compañía del otro. Liam se recostó con los pies sobre la mesa de centro, y yo me acomodé a su lado, apoyando mi cabeza en su hombro. La luz tenue del televisor iluminaba su rostro, y pude notar cómo sonreía cada vez que nuestras miradas se encontraban.

—Emma, ¿alguna vez te has dado cuenta de lo absurdo que es que terminemos aquí, en mi departamento, comiendo pizza quemada después de todo lo que pasó? —preguntó, con un hilo de voz que mezclaba diversión y sinceridad.

—Sí —respondí, riendo suavemente—. Pero, curiosamente, me gusta que sea absurdo contigo. Me recuerda que, a veces, las cosas más inesperadas son las mejores.

Fue entonces cuando la vi. La taza.

La misma taza que, hacía meses, había terminado rota y que había sido el inicio de todo aquel caos maravilloso entre nosotros. Liam me la había devuelto, intacta, como si el universo nos hubiera dado una segunda oportunidad para hacer las cosas bien.

Sonreí, sintiendo cómo mi corazón se llenaba de una calidez que hacía tiempo no sentía. Me senté derecho y la sostuve con cuidado entre mis manos, como si tocarla pudiera transferirme un poco de todo lo que habíamos vivido y aprendido.

—Es increíble… —murmuré—. Esto… esta taza, todo esto, nos recuerda de dónde venimos y lo lejos que hemos llegado.

Liam giró la cabeza, leyó mi sonrisa y, sin decir palabra, me abrazó. Era un abrazo que lo decía todo: perdón, segunda oportunidad y un futuro que finalmente empezaba a sentirse como nuestro.

—Nunca pensé que una taza rota pudiera tener tanto significado —dijo, recostando la cabeza sobre mi hombro—. Pero supongo que todo tiene su manera de volver a encajar.

—Sí, todo vuelve a encajar —susurré—. Incluso nosotros.

Pasamos un largo rato así, abrazados en silencio, mientras la película seguía corriendo y la pizza se enfriaba en la mesa. No necesitábamos hablar; los gestos, las miradas y la simple presencia del otro eran suficientes.

—Emma —dijo Liam finalmente, rompiendo el silencio—. He estado pensando… sobre nosotros, sobre todo lo que pasó. No quiero que esto termine. Quiero seguir construyendo contigo, sin apps, sin cámaras, sin juegos. Solo tú y yo.

—Yo también lo quiero —dije, apretando su mano entre las mías—. Pero aún tengo miedo. No quiero volver a salir lastimada.

—Lo sé —dijo, suavemente—. Y nunca volveré a hacer nada para lastimarte. Esto es nuestro, y voy a cuidar de nosotros.

Sonreí, sintiendo que por primera vez desde nuestra reconciliación, podía creer en sus palabras. Pero, aún así, el miedo al pasado y las dudas me hacían contenerme un poco, aunque no podía negar la felicidad que sentía al estar allí con él.

—Entonces, ¿qué hacemos ahora? —pregunté, intentando romper la tensión con un toque de humor—. ¿Seguimos comiendo pizza quemada y viendo películas malas hasta que nos demos cuenta de que la vida puede ser increíblemente simple y feliz?

—Exacto —respondió, riendo—. Y con suerte, sin más incendios en la cocina.

Nos reímos juntos, y sentí cómo cada carcajada aliviaba cualquier tensión residual. Liam tenía una manera de hacer que todo se sintiera ligero, incluso después de años de complicaciones, errores y malentendidos. Era como si su presencia sola pudiera borrar los fantasmas del pasado.

Observé nuevamente la taza. Era un recordatorio tangible de todo lo que habíamos vivido: los momentos absurdos, las reconciliaciones, los retos de la app, y el camino hacia algo real. Colocar aquella taza de nuevo en su lugar, entre nosotros, era como sellar un capítulo y abrir otro lleno de posibilidades.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.