Capítulo 20

Valeria nunca había sido fan de San Valentín, pero ese año juró que algo bueno debía pasarle. Después de todo, había sobrevivido a citas fallidas, matches dudosos y detoxes existenciales. Merecía, al menos, un chocolate gratis.

El día comenzó con optimismo: se vistió con un vestido rojo que solo usaba en ocasiones especiales y se pintó los labios como si fuera a una gala. “Este es mi año”, se dijo frente al espejo.

Spoiler: no lo fue.

Primero, en la oficina, recibió una caja de chocolates… que en realidad era para “Valeria López”, la chica de contabilidad. Cuando corrigieron el error, ella ya se había comido dos bombones por despecho.

Segundo, el coworker misterioso —sí, ese que le mandó el mensaje justo al final de su detox— canceló el café a último minuto porque “le cayó una reunión sorpresa”. Valeria quiso creerle, pero el universo ya empezaba a reírse de ella.

Tercero, al salir del trabajo, todos los restaurantes estaban llenos. Parejas felices por doquier: flores, peluches, selfies con corazones de fondo. Ella, sola, con hambre y con los tacones matándole los pies.

Decidió pedir sushi para llevar y pasar la noche con su serie favorita. Fácil, simple, sin dramas. Pero cuando abrió la bolsa en casa… descubrió que le habían dado la orden equivocada: ¡sushi vegetariano con tofu!

Valeria nunca había sentido tanta traición.

Con la paciencia al límite, encendió el televisor. ¿Y qué transmitían? Una maratón de comedias románticas. Literalmente, todo en su contra.

Finalmente, entre risas y lágrimas, escribió en su diario digital:
“San Valentín debería venir con advertencia: riesgo de sobredosis de cursilería y fracaso garantizado. El mío fue tan malo, que debería salir en un documental.”

Pero lo curioso es que, justo antes de dormir, recibió un mensaje inesperado.
Era del coworker misterioso:
—“Sé que arruiné tu San Valentín… ¿te invito a un café mañana para compensar?”

Valeria sonrió entre bostezos. Quizá su San Valentín fue un desastre… pero el 15 de febrero podía traer mejores sorpresas.