Ciudad De Oro

CINCO

—Te encontré —Dice ese maldito hombre arriba de mi

—¡Ares jamás te había visto correr tan rápido! —Dice otro hombre agitado, que al parecer venía detrás de nosotros, me parece que es el mismo que estaba en esa cabaña.

—Lo tenía que hacer —Responde con ese tono de frialdad

—Amigo jamás pense que me ayudarías para tener esposa, en la habitación me dejaste solo, pero eres un buen amigo, despues de todo —Dice el tipo con extremo cansancio

Empiezo a abrir los ojos poco a poco, y veo el muy marcado mentón de la persona que está arriba de mi.

—Lo siento, no me malinterpretes Roám, no te estoy ayudando a conseguir esposa —Dice con voz cautelosa el tipo sobre mi— Estoy tomando a mi esposa ahora mismo

—¿QUÉ? —Alterado "Roám" de una patada tira al tipo que está arriba de mi— ¡ES MÍA, YO LA PEDÍ PRIMERO ARES!

Intento levantarme para poder huir, pero me pegué tan fuertemente contra el suelo, que no puedo hacerlo. Siento que me rompieron un hueso o algo, el dolor va en aumento, y la adrenalina hacía abajo.

—Maldita sea —Reniego intetando levantarme— Joder

—BUSCATE LA TUYA ARES —Dice Roám bastante enojado

—LO HICE, Es mía —Responde Ares con bastante tranquilidad— Así que no estorbes

Me levanto y quedo sentada en el suelo. Por fin puedo ver las caras de estos bandidos que no me preguntan tan siquiera si estoy bien.

Cuando estuve en la ciudad de oro, estudiaba en una escuela para niños. Ahí veía niños bastantes lindos, que no me gustaban, pero eran muy lindos la verdad. Ahora mismo estos dos hombres jovenes me recuerdad a esos niños, son bastantes atractivos, pero no me gustan, no niego que tiene buen fisico y rostro, pero no me pueden gustar.

—Estos idiotas —Murmuro

Ares y Roám comienzan una pelea. Ares es un poco más alto que Roám, y por el contrario que Ares, Roám es rubio, mientras que Ares es pelinegro.

Al ver a estos dos distraidos sé que es mi oportunidad de irme. Me voy levantando como puedo, y siento dolor en mi espalda que llega hasta mis piernas. Comienzo a querer caminar, pero mi espalda duele muchisimo.

—Alto bella —Una tercera voz masculina entra.

Me detengo en seco, sin girarme a ver quién es, le pregunto. —¿Qué pasa?

—No entiendo muy bien la situación, y que mas quisiera yo quedarme con una bella como tú —suspira— Pero Ares y Roám parece pelearse por ti, es muy raro que dos hombres hagan eso por una mujer

—No es mi problema —Respondo

—Lo es —Me dice— Nunca había visto que dos hombres eligieran a la misma mujer, quién te marcó primero como suya?

—Nadie —Respondo— Yo ya me voy

—¿Por qué las mujeres son tan mentirosas? —Me pregunta molesto— ¿A caso tengo la cara de tonto?

—Yo creo que si —respondo, y me giro para verlo— Lo confirmo, la tienes

—Maldita se...— Justo cuando creí que me tocaría, alguien más lo detiene.

Genial, mas de estos animales, gorilas e idiotas.

—¿Qué pasa aquí, Heder? —Pregunta el tipo nuevo al tipo cara de tonto

—Ares y Roám marcaron a esta al mismo tiempo al parecer, se están peleando por eso, nunca había escuchado de otro caso parecido, que te parece?

—Interesante, y qué hacías tú?

—Me hizo enojar —Se excusa

—Estabas por tocar a una mujer que ya tiene dueño, sabes el castigo que te darían por hacer eso... Independietemente sea Ares o Roám —
Le responde el tipo

—Tienes razón, Kejel... Me deberé disculpar

Me quedo parada sin saber que hacer. No puedo correr, estoy demasiado lastimada por la caída que me hicieron hacer. Si tan solo hubiera corrido para rápido, no hubiera pasado absolutamente nada.

Estoy acabada.

Cuando mi madre se entere, estará llorando, estará rota. Ella no quería que viviera lo mismo que ella pasó, y ahora estoy aquí como idiota.

Mis lagrimas están por salir, pero sé que no gano nada llorando. Es una estupidez, pero mi destino es este. Quizá nunca debí haber salido de la ciudad fantasma, estupido campamento.

—ARES Y ROÁM, ALTO  —Les habla con voz demandante Kejel— Me pueden explicar que está pasando, debemos volver e informar lo que hemos encontrado, y ocupa ser rápido, saben que las ciudades fantasmas de mujeres se mueven rápido, no tenemos mucho tiempo para estar jugando

—El idiota de Ares me quiere quitar a mi bella —Brama enfadado un Roám muy golpeado

—Te dije que es mía —Dice con demasiada tranquilidad Ares— No hay más que decir

—¿Quién la vió primero? —Pregunta Kejel

—YO —Responden los dos al unísono

Me quedo callada, aunque no sea muy valiente de mi parte. Mi madre me dijo que si algún día era atrapada por los bandidos, que no los hiciera enojar, que sería mejor lleva la fiesta en paz, que podrían hacerme lo que quisieran, y nadie jamás me ayudaría.

Malditos huesos de cristal tengo. Tantas veces que me he caído, y nunca me había lastimando tanto como ahorita, no me creo que mi suerte se haya acabado hoy.

No me creo que los Dioses se hayan puesto de lado de los jodidos hombres estos. Los maldigo.

Siento un dolor recorrer desde el inicio de mi columna hasta las dos piernas, de ida y de regreso. Espero no me haya roto nada, porque si llego a tener oportunidad de escapar lo haré sin dudar.

Espero que Minerva lo haya echo también, y no me haya esperado en algún lugar el cual puede que no llegue nunca.

Espero mi madre se vaya de la ciudad fantasma en cuanto den el aviso, y no me espere, no quisiera que sufra mas.

—Debemos volver, y veremos que pasa con la bella aquí presente —Dice Kejel

—¿Cómo que qué pasa? —Pregunta Roám— Es mía

—No sé que se haga en estos casos —Le responde Kejel— El hombre elige a una mujer, pero no sé si dos hombres puedan elegir a la misma, o no sé que se pueda hacer en estos casos, pero como sea, nos vamos, el consejo dictará que hacer.




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