Ciudad De Oro

DIECISEIS

El Ares que se encuentra frente a mi no es el Ares que conozco. Esta muy golpeado de su cara. Tiene la ropa sucia y rota.

Tiene sangre en su ropa. Sus manos están moradas.

Me da mucha tristeza verlo así. El Ares fuerte ahora no lo parece, se ve muy desprotegido.

Hasta el día de hoy yo creo que nunca me hubiera dado cuenta que Ares me gustaba tanto.  Recuerdo que cuando lo vi, solo lo vi mas guapo que todos los hombres que estaban allí, a caso así es cuando alguien te gusta?

Quizá todo este tiempo estuve diciendome que no me gustaba o no sentía nada por el, pero la realidad fue diferente.

El chico está guapo, y siempre fué medio lindo, era obvio que me gustaría si seguía pasando mas tiempo con el.

—No me mires así, Bella —Me dice Ares al ver que lo veo de abajo hacía arriba—
El otro quedó peor que yo

—¿Qué te paso? —Pregunto tratando de ocultar la preocupación— ¿Estás bien?

—Estoy excelente —Me dice con una gran sonrisa cínica en su cara— ¿Estás bien? —Me pregunta al ver que me estoy sobando la mano donde el tipo me estaba agarrando hace un rato

—Lo estoy

—¿Por qué saliste así de la casa? —Me pregunta— ¿A caso no te gusta? Puedo comprarte una casa donde vivamos solo tú y yo

—¿No es obvio el porque me fuí? —
Pregunto— Ares descubrí muchas cosas sobre ti hoy, yo te creía fielmente todo lo que me decías

—¿A caso te mentí? —Me pregunta triste— Te confirmé que lo que te dijo Apolo, el está tan enamorado de ti, como yo lo estoy

—¿En serio?

—Apolo siempre me ha hecho enojar, siempre te quiso, y por eso yo investigué quién eras tú. Así fue como te conocí, vi una imagen de ti cuando llegamos a esa casa. Apolo me dijo que esa era la niña que le había gustado, y que mi padre le había dicho que la siguiera para que cuando cumpliera la edad fuera por ella
—Me explica y se va acercando mas y mas a mi— Yo veía todos los días imágenes tuyas por toda la casa. Aunque teníamos poco tiempo de mudarnos.

»A los pocos días que llegamos a esta ciudad, mi padre nos llevó a cazar. Bueno en realidad fue a Apolo. Yo solo me quedé jugando cerca de un largo que hay en las afueras. Ese día estaba solo, mi padre y Apolo se encontraban mas lejos de allí. Se me había ordenado que me quedará allí hasta que ellos volvierán por mi. Ese día escuché unas voces, me moví para ver quiénes eran. Me di cuenta que era la misma niña de la que había estado viendo fotos. Ibas con tu madre, mientras tu madre te jalaba a lado contrario de mi.

—¿Eras tú?

—¿Me viste? —Pregunta sorprendido—
Me alegra tanto saber que hayas notado mi existencia

» Yo siempre estuve enojado con Apolo desde ese día. Nunca comprendí el por qué. —Dice tomando su cabeza con sus manos— Hasta que un día, hace dos semanas quizá. Apolo se encontraba hablando con mi padre sobre ti. Me dió mucho coraje, lo confronté, le dije muchas cosas, cuando vi lo que le había dicho pensé que sería buena idea saber donde vivías, que podíamos ser amigos, solo tendría que seguir a Apolo —Continúa hablando

—Días después sucedió, y yo lo seguí
—Ares baja la mirada— Lo seguí hasta el final de día, y cuando me di cuenta ya estaba de regreso en la ciudad de Oro. Nunca supe en que momento regresó. Me sentí tan mal ese día, porque yo moría por ver a esa niña, por ver como había crecido. Aún no me daba cuenta si me gustabas o no, decir que me gustaba una niña no se iba a oir bien.

Me rio.

—Al día siguiente estaba muy enojado. Roám pasó por mi, me dijeron que irían a cazar... Sé que ellos son malas personas, pero ese día no quería ver a Apolo. Estaba furioso. Sin querer yo lideré el camino, y sin querer estaba tomando el mismo que cuando seguí a Apolo. Me di ceunta que quizá tú vivirías cerca de allí, entonces Roám decidió seguir caminando en otra dirección.

—¿Y ahí vieron al grupo?

—No, nos detuvimos a descansar —Me explica— Se escuchó un ruido y Roám disparó. Le dió a una mujer. Ella murió a los pocos segundos, y una segunda chica mas joven salió corriendo. Roám y los demás comenzaron a correr. Yo iba detrás, pero no corrí porque llevará la misma intención que ellos, yo iba para ayudarla. Si no hacía nada, ellos hubieran sido capaz de hacerle cosas atroces. Creo que todo lo demás ya lo conoces.

—Me encontraste a mi —Termino de decir

—¿Sabes? —Le digo— Cuando te tomé, y decidiste correr, en serio, supe desde ese día que me gustabas

—¿Me reconociste? —Pregunto sorprendida

—Eres igual, pero solo ya no eres tierna. Eres un mujer. Me gustas, y lo siento por Apolo pero yo si voy a luchar por ti, hasta que me digas que no lo haga —Me dice Ares

Me quedo viendo a Ares. El pensar que todo eso sucedió de esa forma hace que me alegre. Me alegro por saber que no ha mentido, y que por otro lado Apolo tampoco lo hizo.

Cada quien vió lo que quizo ver.

Me siento mal por Apolo, porque el lleva años enamorado de mi, pero no siento ahora mismo nada por él.

Ares fue el primer hombre en llegar a mi vida, y estoy feliz por estar con él y que él esté conmigo.

Estoy feliz porque el quiso ayudar en aquel momento, y no iba con malas intenciones como todos los demás.

Como el dice, Roám y los otros hombres al ver a una chica sola, iban con malas intenciones hacía ella.

—Te creo —Termino de decir, y me quedo sin palabras por lo que veo.
Ares sonriendo. —Tambien me gustas, Ares

Y la palabra perfección tiene un diferente significado nuevo para mi: ARES SONRIENDO DE UNA MANERA QUE HACE QUE MI CUERPO TIEMBLE.




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