Ciudad De Oro

DIECISIETE

Amante[persona] Que siente una intensa atracción emocional y sexual hacia una persona y desea compartir una vida en común con ella.

Narra Ares

—¿Mamá? —Pregunto— ¿A dónde va Apolo y papá? —Pregunto demasiado confundido

—Eres muy pequeño para enterlo, bebé
—Dice mi mamá con voz melosa—
Cuando estés mas grande vas a entender lo que hace tu hermano y papá, vamos a la nueva casa?

Empezamos a caminar por un largo camino de piedra. Mi mamá lleva carisoñamente mi mano. Voy contando los pasos que damos, de esta manera nunca me pierdo.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez. De nuevo.

—Hemos llegado, mi bebé. ¿Entramos?

—¡Si! —Grito muy emocionado

Mi mamá me abre la puerta de esa gran casa. Y me quedo sorprendido por la cantidad de cosas que hay, no se ven viejas.

—¿Alguien vive aquí, mamá? —Le pregunto a mi mamá

—No amor, solo nosotros a partir de ahora. Las personas que vivían aquí tuvieron que irse rápido de aquí, no pudieron llevarse sus cosas —Me explica mi mamá

—¿Vamos a guardar las cosas? —Le pregunto a mi mamá— Quizá algún día vuelvan y quieran sus cosas

—No lo sé —Me responde— ¿Deberíamos guardarlas?

—¡Si! —Respondo emocionado

—Ya sé —Dice mi madre— Comencemos a guardar sus fotos, así cuando lleguen tu hermano y papá podremos poner fotos de nosotros

Me pongo muy feliz, y subo las escaleras corriendo— ¡Guardaré las de arriba! —Le grito a mi madre

Hay dos pasillos arriba, decido irme por el pasillo que hay de lado derecho. Hay uno, dos, tres, cuatro, cinco puertas...¿A cuál entraré primero?

Decido entrar a la tercera puerta. Es una gran habitación morada, con muchos dibujos raros. Me acerco a un mesa que está cerca de mi, y hay una foto de una niña.

La tomo entre mis manos, y salgo corriendo. Paso por el pasillo y bajo corriendo las escaleras.

—¡Mamááááááá! —Grito— ¡Mam...! —
Me tropiezo en los ultimos escalones

—¡Bebéé! —Oigo que grita mi madre

Quedo acostado boca arriba. Con la foto en mi mano, el cristal se ha roto.

—Te he dicho que no bajes corriendo
—dice mi madre cuando llega a mi lado— ¿Te lastimaste? —Me pregunta mientras revisa todo mi cuerpo

—Mamá estoy bien —Me rio— Quería enseñarte algo

—¿Qué cosa, bebé? —Me pregunta mi madre curiosa

Agarro con mas fuerza el cuadro que tengo en mi mano, para enseñarle a mi mamá —Está niña vivía aquí —Le digo emocionado

—¿Y qué tiene, Ares? —Dice mi mamá sin entender

—Mamá si guardamos las cosas, esta niña va a volver, y tendrá que hablar conmigo —Le explico a mi mamá—
Asi haré que esta linda niña me hable, y no me tendrá miedo como todas las niñas de la escuela

—¿Todo eso pensaste tu solo? —Me pregunta sorprendida— ¿Las niñas te tienen miedo, mi vida?

—No solo a mi, nos tienen miedo a todos los niños —Le digo— Ellas siempre andan con la cara tapada, por qué mamá?

—Es algo que podrás entender cuando estes mas grande, amor —Me dice mi madre— Si una niña te gusta debes preguntarle, no obligarla a que te quiera, se lo dije a Apolo, y ahora te lo digo a ti

—¿Te obligaron a ti, mamá? —Le pregunto triste

—No —Dice mi mamá— Mejor sigamos guardando las cosas, y guarda todas las fotos de la bonita niña para que luego le puedas hablar, como dices tú —Se rie mi mamá

—Sé que ella vendrá —Repito seguro y vuelvo a subir corriendo

—¡No corras niño! —Grita mi madre desde abajo

(..)

Tengo todas las fotos de la familia de la niña en su cuarto. Tengo que ver donde las voy a guardar, mi mamá dijo que hay una bodega en la parte de abajo, que podíamos dejarlas allí, que nadie las movería de allí.

Pero le dije a mi mamá que quizá las ratas maltraten las fotos, y que no me gustaría que eso pasara.

Me siento en el piso y veo una foto donde está la niña sola. Sentada en un gran sillón, ella se ve tan pequeña allí. Se ve muy bonita, está foto podría ponerla en mi habitación, para que nunca se me olvide su cara por si la encuentro algún día.

—¡Ares! —La voz de mi hermano se escucha en el pasillo— ¡Ares!

—¡Estoy en la segunda habitación! —
Le respondo a mi hermano

—¿Ares? —pregunta mi hermano cuando abra la puerta de la habitación— ¿Qué estás haciendo? Ocupas bajar, la cena está lista

—No hacía nada, ahora mismo bajo —Le respondo con la foto en mi mano aún

—¿Qué es eso? —Me dice mi hermano señalando mi mano

—Una foto —Le explico— Esta niña vivía aquí, y le dije a mi mamá que guardaramos sus cosas, por si llegan a volver

—Prestame la foto, Ares —me dice mi hermano, y observa la foto— Conozco a esta niña —Me dice

—¿Dónde vive? —Le pregunto— Podemos llevarle sus cosas

—Se fueron de la ciudad, Ares —Me dice mi hermano, y me pongo triste— Esta niña cuando crezca puede que sea mi mujer

—¿Qué significa eso?

—Qué no puedes ponerle los ojos encima, deberás buscarte una para ti, Ares —Dice mi hermano

Me quedo demasiado confundido con las palabras que Apolo, mi hermano, me está diciendo. El me hace seña para que bajemos a cenar, le quito las fotos de la mano y la dejo junto a las otras fotos.

Salgo corriendo de la habitación, para volver a bajar corriendo las escaleras.

—Ares

Me detengo en seco al oir la voz de mi padre— ¿Si, papá? —Pregunto un poco nervioso

—Ya te hemos dicho que no bajes corriendo las escaleras, te podrías lastimar —Dice mi padre

—Si papá —Respondo y bajo caminando

Mi padre nos espera abajo. Sé que Apolo viene detrás de mi, porque oigo sus pasos. Me voy directo al comedor, y veo la cena lista, pero no veo a mi mamá.

—¿Mamá no va a cenar? —Pregunto

—No —responde mi papá

—Me dijo hace un rato que tenía mucha hambre, papá —Digo— Le iré a preguntar

—Ares mi padre dijo que te sientes —Me dice Apolo susurrando




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