Ciudad De Oro

VEINTISEIS

HuirAlejarse precipitadamente de un lugar o de una persona por temor o para evitar un daño o un peligro o Marcharse [una persona o un animal] del lugar en que está.

(...) 

Despierto en el suelo de la habitación color salmón. Hay una poca sangre en el mismo suelo. Me levanto y me quedo sentada recargada en la pared. El dolor que ahora mismo tengo es inmenso.

 Si vuelvo a caer acostada no creo que me pueda levantar yo sola. 

La espalda me arde en cada herida que tengo, hasta las podría contar. 

Si hay un Dios creo que no tiene caso que ahora mismo le ruegue, no puede pasarme algo peor que esto, y si me pasa, Dios está en contra mía, será demasiado obvio.

 
Siento como si alguien estuviera detrás de la puerta de la salida, podría jurar que entre sueño escuchaba a alguien querer abrirla. Al igual que la última vez, no sé si sea de día o de noche. No tengo ni la menor idea, y no creo que eso importe ahora mismo. 

No sé si tenga cabeza para pensar tan siquiera en huir, no sé si pueda hacerlo con la condición en la que estoy. Dios, ni siquiera sé si pueda caminar, no puedo ni gatear. 

Sé que estoy siendo pesimista, pero estoy cansada hasta de pensar que todo va a salir bien. Sé que es mentira que todo va a salir bien, de todas formas. 

Ares dijo que vendría si estaba en peligro. Pero nunca me dijo cómo llamarlo, que se supone que grite? Dios, hasta la garganta me duele de tanto llorar. Estoy cansada. 

¿Me estoy rindiendo?
Creo que si.

Un estruendo bastante fuerte suena, y mucho polvo se levanta del suelo. Siento como todo tiembla, o algo así. Todo se puso oscuro, no entiendo lo que ahora mismo está pasando.
El polvo hace que comience a toser, y siento que me hace falta aire. 

—¿Nike? —Pregunta alguien, que oigo muy lejos, no sé donde— ¿Nike? 

—¿Ares? —Pregunto susurrando, ya que no puedo hablar bien— Ares 

Ares aparece frente a mi, lo veo, y veo que me analiza todo. Su semblante de preocupado cambia a uno de enojado. 

Eso me hace pensar que en serio me veo muy mal. 

—¿Me escuchas? —Me pregunta Ares 

—Si 

—¿Puedes caminar? . Te voy a levantar 

Ares me toma, e intenta levantarme, pero me duele mucho— Ares, no 

Ares parece desesperado— Tenemos que irnos, Bella... Te voy a cargar, te va a doler, pero quiero que aguantes, pronto estaremos en un mejor lugar 

Dejo que Ares me acomode para que me levante, trato de no quejarme para que se apure, y así el dolor se pase también rápido. Una vez Ares me tiene en brazos, comenzamos a caminar a la salida. 

Siento un dolor intenso cada que Ares da un solo paso. Con cada rebote. Hasta con el puro aire que me toca.

 
(...)

 

 
—Tienen que salir de la ciudad antes de que se den cuenta que no está ella —Oigo una voz entre sueños

—Ya lo sé, Apolo —¿Ares?  Es Ares 

—No podrás regresar nunca, quizá yo vaya a visitarte después —Responde nostálgico Apolo 

Ya estoy despierta, pero no puedo abrir mis ojos. Me siento cómoda. 

—Ni así voy a perdonar que hayas metido eso en la mente de Roám, casi la mata —Susurra Ares— Pero aún así te voy agradecer si logras sacarnos de aquí, así que supongo también debemos agradecer al idiota de Esus.

—Espero que algún día me perdonen —Responde Apolo— Los dos 

Hago un quejido cuando siento que la cama se mueve. 

—Perdón —susurra Ares— Perdón Nike 

Abro los ojos, y lo primero que veo es la cara de mi guapo salvador.  Ares, me mira muy preocupado. Me analiza de arriba a abajo. 

—¿Tan mal me veo? —Digo en broma, a lo que Ares me responde con una pequeña sonrisa que no llega a sus ojos 

—Perdón —Me dice— Yo te dije que estaría para ti, y no llegué a tiempo. Jamás en la vida me lo voy a perdonar 

-—No es tu culpa.

—Lo es. Créeme que quisiera ir a la casa de ese idiota para ponerle una golpiza, pero tenemos que irnos lo antes posible. Si nos atrapan sería feo para los dos, ambos sabemos que los castigos aquí no son los mejores.

—Contigo me voy a donde sea. Gracias por venir por mi.

—Deberías saber que aquí hay dos personas que tomarán venganza por ti contra ese idiota. 

—¿Dos personas?

— Si, ángel. Mi hermano Apolo y Esus. 

—¿Apolo? ¿Quién es Esus?

—Apolo se disculpó  por lo hizo, y Esus es el hermano mayor de Roám. El no estaba enterado de lo que haría su hermano, pero ya sabe. 

»¿Me permites darte un beso? 

—Ya no me preguntes —Le respondo con una suave sonrisa 

Ares se acerca a mi, y me planta un suave beso. Su beso es muy cálido, pero apasionado. Tiene mucho cuidado de no lastimarme, y al mismo tiempo es rápido con su lengua. Nunca había imaginado que esto se sentiría besar, y menos que estos sentimientos tan lindos fluirían en una persona. 

Que una persona tenga el poder de hacerte sentir así, que tenga el poder de hacerte sentir bien, que tenga el poder de hacerte sentir mal, que tenga el poder de hacerte sentir tanto cosas buenas y malas, es demasiado peligroso. Y es más peligroso cuando acabas de conocer a esa persona. 

Ares aún es una persona desconocida para mi, pero sé que quiero conocerlo. Sé que es una persona perfecta para mi, y estoy feliz de que sea el. 

—Me gustas Ares —Susurro en contra de sus labios 

—Me gustas más -—Responde Ares— Te quiero, y no te sientas obligada a decirme lo mismo, yo he estado enamorado de ti desde hace tiempo, solo que no me daba cuenta o no quería aceptarlo. Te estuve esperando desde que vi tu foto en esta casa, y en serio me alegro que la haya guardado, y que cada mañana que la veía, me recordará que tenía que hablar contigo, y que tenía una excusa perfecta para hablar con una chica tan linda 

No sé que decir, y ahora mismo recuerdo las palabras de una pareja de mi ciudad. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.