Abigail
Isha me acompañaba a casa, habíamos salido antes de clases, y quería salir el fin de semana, sin embargo, no estaba muy convencida. Me estuvo todo el camino intentando convencerme de ir con ella a un bar.
— No soy de esa clase de salidas Isha— contesté buscando las llaves de casa, me detuve en el portal apoyando la mochila para buscarlas.
— No es como piensas, venga, dale una oportunidad— me pidió con una pequeña sonrisa haciendo como si me suplicara de rodillas.
— Vale, pero si no me gusta me iré a casa— respondí señalándola como una advertencia antes de seguir buscando las llaves.
— Hecho, a las nueve en la plazoleta—.
Agarré las llaves antes de girarme hacia ella, sin darme tiempo a reaccionar me abrazó con fuerza, la imité unos segundos antes de soltarnos, ella me miró ilusionada por salir conmigo esa noche.
—Ne rentre pas tard! — chilló desde el otro lado de la acera.
— ¡No tenía pensado llegar tarde! — respondí viendo cómo se alejaba corriendo hacia la parada de bus.
Subí a casa cansada, abrí la puerta soltando la mochila en el suelo. Cerré la puerta antes de ir hacia el sofá y dejarme caer. Las puertas de la terraza se movían chocando con los muebles por culpa del viento, el sonido de la gente y los coches se colaba por la ventana. Me levanté cansada cerrando todas las puertas y ventanas que estaban abiertas excepto una, la del estudio.
Fui al baño para darme con agua en la cara, debía despertarme y hacer algún encargo antes de salir con Isha. Miré los mensajes de los pedidos que tenía aún pendientes, me detuve al ver un pedido del Sena lleno de flores azules y verdes que recubrían todo el agua, la descripción era muy detallada, así que empecé con ello.
Abrí lo máximo que pude la ventana dejando que la luz del sol iluminara todo el estudio, la brisa se colaba moviendo mi pelo de un lado a otro, busqué un coletero antes de ponerme a pintar. Agarré el ordenador para buscar una canción de mi playlist que me inspirara para el dibujo, estuve mirando durante un rato hasta que la encontré.
Puse la canción en bucle subiendo el volumen hasta el máximo, las notas comenzaron a sonar por toda la habitación inundándose de una melodía que solo me empujaba a seguir mi instinto. Cogí un pincel del bote y un azul que pegase con la idea que se me vino a la mente, respiré profundamente dejándome llevar, asegurando que el dibujo saldría inigualable.
Estaba terminando de hacer un boceto antes de comenzar con la pintura, pero mi móvil sonó desviando mi atención. Dejé los pinceles y los colores en un lugar donde no pudieran manchar y me acerqué a ver quién me estaba llamando, sonreí al ver una videollamada de mi tía.
— Hola florecilla— contesté sonriendo al ver a mi prima acercarse el móvil a la cara. — ¿Qué tal cariño? —.
—¿Bien y tú? — preguntó con alegría, su sonrisa se ensanchaba, había echado de menos esa voz.
— Bien cariño, aquí con un encargo. — Giré la cámara para que viera el boceto. — ¿Te gusta? —.
—Sí, pero le falta color. — Me reí porque tenía razón, aún faltaba el color.
— ¿Qué tal las clases? — pregunté mientras caminaba hacia el sofá para sentarme, me tumbé mientras ella me explicaba lo que había hecho esas semanas en clase con ayuda de mi tía, que le recordaba algunas cosas.
— Enséñale a la prima lo que hiciste el otro día— dijo mi tía, mi prima salió corriendo a su habitación dejándome a solas con ella. — ¿Cómo te va allí? —.
— Bien, me ha venido bien para practicar mi francés— explique. — ¿Dónde está el primo y el tío? —.
—Llegarán ahora, que el primo tuvo baloncesto. — Escuché como mi prima volvía corriendo, se acercó a la pantalla y me enseñó un dibujo que hizo en clase.
— Mira, ahora soy como tú— comentó colocando el dibujo delante de la cámara.
Sonreí embobada viendo cada dibujo que había hecho esas semanas, incluso los que hizo en verano que no pude ver antes de irme. Algunos eran de sus padres y su hermano, otros eran paisajes con flores y árboles.
La puerta se abrió, Jest apareció en la pantalla abrazando a su madre, mi tío apareció por detrás, mi prima empezó a repetir que me saludaran. Mi tío me preguntó lo mismo que mi tía, mi primo me saludó mandándome un beso antes de irse a duchar.
— Bueno cariño, otro día te llamamos que tus primos se tienen que preparar para mañana— explicó mi tío llamando a mis primos para que se despidieran, mi prima apareció por su lado.
— Adiós prima— dijo saludando con su pequeña mano.
— Adiós pequeña florecilla— contesté mandándole un beso. — Dale un beso de mi parte a Jest y al tío— comente a mi tía antes de colgar.
Me levanté del sofá estirándome, me fui al estudio de nuevo mirando el móvil. Me detuve en medio del pasillo viendo la hora, caminé hasta la habitación sin saber que ponerme, rebusqué por todos los cajones sin saber que ponerme.
Después de un rato tenía algunos conjuntos que me gustaban, pero no sabía cuál ponerme. Mi móvil comenzó a sonar, lo agarré sin mirar a la pantalla, observaba el armario, descolgué esperando a que alguien hablara por el otro lado de la línea.
— Hola kobrilýs— dijo Dániel. — ¿Hoy puedes salir? Tengo un nuevo destino pensado— explicó mientras yo preparaba las cosas para ducharme.
— Hoy no puedo, he quedado con una amiga— respondí colocando la ropa encima del lavabo. — Además que ahora estoy un poco ocupada, perdón —.
— Entonces mañana a las diez en el carrusel, seguramente a esa hora haya poca gente, mañana nos vemos, disfruta con tu amiga— comentó.
— Espera, ¿puedes venir? — pregunté un poco nerviosa y avergonzada por lo que iba a decir. — Necesito ayuda con un pequeño problema—.
— Ahora voy, ¿qué pasó? — escuché como recogía algo metálico y algunas cosas moverse, el sonido de la puerta al cerrarse.