Ciudad de papel

Capítulo 15

Dániel

Apoyé la mano para estabilizar la caída, recorrí el puente hasta la puerta de luz sabiendo que debía ir a cambiarme antes de recoger a Abigail. Estaba agotado, ayudar a Haru era mucho más complicado de lo que imaginé al principio, sabía que debía repartirme las tareas con ellas para que cargaran con menos responsabilidad sobre sus hombros, sobre todo estando en ese estado.

Me alejé del carrusel sacando la llave para cerrarlo, la gente disfrutaba en los barcos que estaban parados en la orilla del río. Apreté los puños al escuchar risas a mi alrededor, siempre me preguntaba cómo sería tener una vida normal, pero luego no era capaz de imaginar una vida sin conocer el resto del universo y poder explorarlo. Abigail me robaba una sonrisa de idiota cuando íbamos a un nuevo lugar, observaba el centelleo de sus ojos cada vez que veía algo que solo se podría describir con los versos escondidos en el aire, pues no había palabras que fueran capaz de describirlo, o por lo menos no para ella.

Bajé las escaleras para meterme entre la oscuridad del puente, comencé a correr estando atento a todos los ruidos que provenían de mi alrededor, sabía que los animales tenían mucho peligro en las zonas con mucha gente. El cascabel de mi collar tintineaba a cada salto que daba, me metí entre los callejones subiendo a los tejados para darme mejor visibilidad de la ciudad, estaba a unas manzanas de casa, me escabullí entre el humo de una de las casas para bajar a una calle vacía, caminé un par de metros hasta detenerme en frente de mi puerta, toqué un par de veces antes de que Sea me abriera la puerta.

—Hola Dániel, me alegro de verte. —Me dejó pasar antes de cerrar la puerta detrás de nosotros y abalanzarse hacia mí en un fuerte abrazo, ella era, sin contar a Abigail, la única que sabía quién era. — Me tienes que contar muchas cosas— comentó mientras nos adentrábamos al salón.

— Me encanta hablar contigo, pero hoy vengo con algo de prisa— dije subiendo las escaleras, ella me siguió hasta mi habitación, sabía que no lo iba a dejar pasar después de tanto tiempo sin verme. — He quedado con una chica— murmuré quitándome la camisa, ella se tiró en mi cama mirando hacia el techo mientras le contaba un poco el asunto.

—Así que es ella— declaró girando la cabeza para verme, me subí la cremallera del pantalón antes de subir la vista y mirarla a través del espejo, asentí con un poco de vergüenza. — Por eso no venías tanto a casa—aseguró con una sonrisa pícara.

— Sabes que no es solo eso, Haru me necesitaba— expliqué girándome hacia ella. — Por cierto, Bas e Ilán te mandan saludo— comenté acercándome a la cama para ponerme los zapatos.

Sea sonrió, ella era lo que Haru llamaba soñadores, gente que desde pequeños se les había arrebatado la oportunidad de cumplir sus sueños, personas que ella fue encontrando durante su camino y que reunió allí. Sea fue una de las elegidas, se quedó allí durante varios años hasta que volvió a casa, quería que el esfuerzo y toda la ayuda que Haru le aportó resonara por el mundo.

—Mándales saludos de mi parte Dark, y a Haru, hace tiempo que no sé nada de ella— contestó mirándome con culpabilidad, sabía que la decisión que tomó aún le pesaba en los hombros como si pensara que no fue lo mejor que no mostró gratitud por la oportunidad. — Vete ya, no debes llegar tarde a una cita, primera norma. — Me abrazó con fuerza, susurró un vuelve pronto antes de alejarse y marcharse de la habitación.

"Dark"

Hacía tiempo que alguien me llamaba así, solo ella lo hacía. Un golpe de nostalgia me inundó, llevaba tiempo huyendo de casa para no afrontar todo lo que me esperaba allí, no podía verla a los ojos después de tantos años sin saber nada, ver la cara de mi otra niña después de saber toda la verdad. Mi obligación era cuidarlas, pero no tenía ni idea de cómo podía hacerlo.

Bajé corriendo las escaleras gritando a Sea que no me esperase despierto, intenté alejar esos pensamientos y centrarme en el presente. Me coloqué un poco la camisa antes de salir de casa, caminé hacia el callejón, salté de un lado a otro subiendo al tejado del edificio la ciudad se iluminaba bajos las luces de las farolas, las estrellas se ocultaban dejando a la luna en soledad. Hice una media sonrisa recordando el símbolo de mi collar, me moví con sigilo entre las tejas de las casas, la gente andaba ignorando lo que les rodeaba, corrí unas calles más abajo hasta que divisé en frente de mí el piso de Abigail, bajé al callejón que había al lado antes de salir hacia la puerta de su casa.

Abrí la puerta subiendo las escaleras, las manos me temblaban a cada escalón que subía. Me había enfrentado a muchas cosas junto a Haru, pero nunca había tenido aquella sensación, me detuve en frente de la puerta sin poder alargar la mano para dar un par de toques, aunque no fue necesario, Abigail salió dándome la espalda para cerrar la puerta detrás de ella.

Se giró hacia mí dando un pequeño salto por la sorpresa y el susto de encontrarme de pie en silencio. Tragué saliva con nerviosismo antes de respirar profundamente, le di una de mis mejores sonrisas mientras la observaba detenidamente, ella agachó la cabeza girando la cabeza para que no pudiera verla, pero me di cuenta de la pequeña rojez que se comenzó a formar en sus mejillas.

— Hola Dániel, no esperaba verte aquí, pensé que habíamos quedado en el centro— comentó mientras guardaba las llaves en su bolsa de tela.

Noté el brillo que se empezaba a formar en sus ojos, intenté no sonreír, porque sabía que ya me había rendido en una lucha que ella ni siquiera se había dado cuenta que comenzó, una que había perdido por completo, porque me había vuelto adicto a cada gesto, cada parte de ella, aun sabiendo que pronto tendría que marcharme y tal vez no volvería.

La dejé pasar delante de mí, ella miraba hacia atrás de reojo como si estuviera buscándome, asegurándose de que la seguía. La recorrí con la mirada varias veces, viendo como repetía algunos gestos. Abrió la puerta del portal esperando a que la acompañara fuera, me dijo hacia dónde nos dirigíamos, se frotaba las manos mientras me comentaba los planes que había hecho con Isha, asentía tranquilo esperando que ella se calmara.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.