Dániel
Me coloqué delante de Abigail protegiéndola con mi cuerpo. El soldado comenzó a caminar hacia nosotros, un humo negro comenzó a salir de él envolviéndolo mientras se acercaba a nosotros, miré de reojo a Abigail detrás de mí.
—Abigail, corre— susurré, alargué la mano, las sombras de la noche comenzaron a unirse formando una katana oscura.
Volví a mirar de reojo para ver que Abigail había desaparecido. El humo que rodeaba al soldado comenzó a desaparecer dejándome ver a Haru entre la oscuridad.
—Dáni. — Me lancé hacia ella con fuerza callándose al instante, se movió con rapidez.
Tenía mis sentidos agudizados, notaba que era ella, pero había algo que no me cuadraba, sentía que algo no estaba bien, aunque el sentimiento me resultaba muy familiar. Las sombras se acumularon lanzándose hacia mí, me convertí dejando de lado mi arma que había comenzado a desaparecer viendo a las sombras seguirme.
Haru me buscaba con la mirada cabreada, me levanté detrás de ella, sin embargo, ella se dio la vuelta a tiempo para dar un golpe que me hizo retroceder. Ella giró en el aire dando un corte que me dio en el hombro, me alejé de ella viendo que era una herida superficial.
—Lo estás complicando todo gato pulgoso—gritó llamando de nuevo a las sombras, la miré horrorizado, sólo había una persona en toda mi vida que me había llamado así y no era ella.
Vi una figura correr hacia el carrusel, las sombras me atraparon lanzándome por los aires. Caí al suelo, doloroso, escuché unos pasos acercándose hacia mí, la oscuridad se amontonaba a mi alrededor.
—No vas a poder salvarla— comentó dándome una patada en el abdomen. —
Así que quédate fuera de esto—.
El sonido de mi cascabel fue lo único que escuchó antes de perderme de vista. Caminaba en silencio camuflándome entre la noche, entré por la puerta del carrusel buscando a Abigail, volví a mi forma humana mientras miraba por la planta de abajo.
Escuché un sonido metálico detrás de mí, me agaché viendo como un tubo de metal golpeaba la pared, Abigail se alejó al verme, me levanté mientras ella se aseguraba de que no me había hecho daño.
—Estoy bien colibrí— dije agarrándola de los hombros para calmarla, suspiré antes de volver a mirarla. — Ahora, ¡¿qué haces aquí?!— exclamé pasándome las manos por el pelo.
—Quería ayudarte— replicó dejando a un lado el tubo.
—Debes irte, aquí no estás segura— contesté, un ruido fuerte encima de nosotros me puso alerta, agarré el tubo haciéndole señas a Abigail para que se marchara.
Caminé hacia el centro del carrusel con cuidado, las luces parpadeaban dejando un rastro de luz. La oscuridad rodeó el carrusel apagando las luces, el crujido de los cristales al romperse resonaba por todos lados. Un golpe en el suelo me provocó un escalofrío, los pasos se acercaban hacia mí, un pequeño silbido por encima de mí me hizo agacharme por impulso.
El carrusel se puso en marcha haciendo que casi perdiera el equilibrio. Comenzó a emitir luz por todos lados, creándose el portal hacia el Intermedio, la vi parada delante del portal con una sonrisa, camino hacia el centro.
Corrí detrás de ella soltando el tubo, traspase el portal parpadeando varias veces adaptándome de nuevo. Vi a Haru a punto de saltar hacia arriba, salté sobre ella tirándola hacia un lado del pozo, me alejé de ella mientras se levantaba mirándome con odio.
—¡Deja de meterte en mi camino! — gritó enfurecida, formó una espada dando una estocada en el aire, me eché hacia atrás atrayéndola hacia el carrusel. —¡Estate quieto! —.
En un movimiento me coloqué detrás de ella empujándola fuera del Intermedio, las sombras y la oscuridad de su alrededor se desvanecieron con la luz del carrusel. Noté como el negro se apoderaba de sus ojos mientras seguía cada paso que daba antes de lanzarse de nuevo hacia mí.
Salté hacia la primera planta del carrusel agarrándome a los animales marinos que se movían. Me sujeté con fuerza a la barra al sentir el temblor del carrusel cuando Haru cayó en la primera planta, el carrusel siguió girando mientras ella mandaba a las sombras detrás de mí.
—No puedes alcanzarme— me burlé de ella escabulléndome entre los huecos y las barras. — Deja de intentarlo Nyx, tú y yo sabemos que soy mucho más listo— comenté haciendo que su rabia hacia mi creciera.
Las ráfagas de oscuridad me acorralaban poco a poco hasta tenerme rodeado en el centro del carrusel, me impulsé hacia la parte más alta, sin embargo, éstas me seguían de cerca. Respiré profundamente notando como las sombras se acercaban hacia mí, cuando noté que estaban cerca estiré los brazos sujetándolas, me concentré en Haru para apuntar hacia ella de alguna forma para no hacerla daño. Las sombras cogieron velocidad hacia ella, pero Haru las disolvió antes de enseñarme una pequeña sombra que le rodeaba el dedo.
—Ella va a caer— comentó Nyx antes de lanzar una daga en mi dirección, la esquivé viendo cómo se clavaba en la barra de acero.
Sentí como una fuerza se apoderaba de mí, era un sentimiento de renacimiento entre cenizas, como si intentaras liberarte del fuego cuando te está quemando. Miré a Nyx viendo como el cuerpo de Haru movía los dedos lentamente, Nyx se miró extrañada antes de respirar hondo y fijarse en mí.
Di un paso cayendo hacia la base del carrusel, me apoyé con las manos para recuperar el equilibrio. Mi cuerpo cambiaba poco a poco haciendo que me adaptara a la oscuridad que había a nuestro alrededor, corrí fuera del carrusel esperando que Abigail no estuviera dentro.
Sentí el calor recorrer todo mi cuerpo, vi como la luz de sol saliendo iluminaba toda la calle. Me erguí extrañado acercándome hacia el río, los colores rojizos se reflejaban en el agua lentamente hasta que una ráfaga de sombras salió del carrusel haciendo que la noche volviera, envolviendo el mundo en la oscuridad.