Abigail
Solté el aire que había guardado durante el examen, salí buscando con la mirada a Isha, sin embargo, me sorprendió por detrás abalanzándose hacia mí. Sonreí alejándola un poco para buscar el estuche y guardar lo que había utilizado, ella me agarró del brazo mientras caminábamos hacia la estación.
—¿Qué tal te fue? — preguntó mientras esperábamos al tranvía, la gente se comenzó a acercar a la parada porque comenzaba a llover.
— No lo sé, solo espero que salga bien, me he esforzado demasiado para—.
— Abi, te sabías hasta donde había puntos y comas, seguro que te ha salido bien— dijo Isha interrumpiéndome, su seguridad en mí me reconfortó un poco. — Además, ¿qué más da la universidad? La gente está siguiendo tu trabajo por redes, y cada vez se une más— continuó hablando acercándome el móvil a la cara, enseñándome mi perfil.
— Eso no sirve de nada para sacar buena nota— declaré con una sonrisa amarga, bajé su mano para que guardara el móvil, ella solo suspiró bloqueando la pantalla. —
— Abi, las buenas notas no importan si no tienes gente que quiera pagar por tu trabajo— aseguró con certeza, el tranvía se detuvo en nuestra parada, agarramos nuestras cosas antes de empujar un poco a la gente para que nos dejaran pasar.
Me coloqué el gorro del abrigo antes de caminar con la lluvia intensificándose, aceleré el paso para llegar a los portales y resguardarme un poco del agua. Cuando estuvimos debajo, miramos nuestras mochilas esperando que no estuvieran muy mojadas, andamos un rato hasta llegar a mi portal.
—¿Luego nos vamos a ver para celebrar el final de curso? — dijo metiéndose en el portal.
— Vale, pero primero tengo que hacer unas cosas, así que sobre las ocho estaré libre si todo va bien— comenté con una sonrisa, Isha estaba por marcharse, pero la detuve. — Espera, te doy un paraguas y ya me lo das más tarde—.
Ella subió detrás de mí intentando mojar lo menos posible, saqué las llaves abriendo la puerta. Isha se quedó en la puerta esperando a que le diera el paraguas, me quité los zapatos en la entrada dejándolo junto a la mochila, entré en la habitación rebuscando por el armario. Lo vi al fondo, lo agarré sacándolo, caminé hacia la salida viéndola de pie mirando hacia dentro, le di el paraguas antes de rodearla con los brazos.
— Cuando te vayas a preparar me avisas, así me preparo. — Escuché como bajaba las escaleras, cerré la puerta, agarré la mochila.
Fui a la habitación a por ropa más cómoda, luego caminé hacia el estudio para dejar la mochila. Cerré las cortinas para que nadie me viera desde fuera, me quité la ropa mojada cambiándola por la que había cogido, la otra la sujeté llevándola al cesto de la ropa antes de volver.
Me aseguré de que tenía el móvil y abrí la puerta pasando a Hysia, Haru me comentó el nombre que tuvo en mente. No tenía que pasar por el Intermedio, por lo que resultaba muy fácil ir de un lado al otro de la puerta.
Las casas estaban manchadas por pinceladas de colores, en el suelo se formaba la huella de un pie con distintos colores a cada paso que daban. Vi un avión de papel volar entre las nubes, escuché como alguien gritaba mi nombre mientras unos pasos se iban haciendo más ruidosos. Me agaché para levantar a mi niña de 6 años, ella me abrazó con fuerza mientras la cogía en brazos.
Haru no me explicó cómo es que ella había aparecido allí, al parecer ella tampoco estaba muy segura. La pequeña me comentó que esperó durante mucho tiempo a que apareciera, que me estuvo buscando por todos lados hasta que llegó aquí y me vio. Me preguntaba a menudo por mis padres y mi hermano, le contaba lo que hablaba con ellos o como estaban cuando iba a visitarlos, ella me preguntaba si podría ir, y por mucho que quisiera ayudarla, nos dimos cuenta de que ella solo podía moverse dentro de ese mundo.
Me sentaba con ella para explicarle sobre nuestros primos más pequeños, le enseñaba fotos y videos de ellos, algunas en las que eran más mayores que ella. Ella solo sujetaba el móvil mientras pasaba las fotos o los vídeos haciendo preguntas sobre lo que le gustaba a cada uno.
— Abii, tenemos que ir a ver a Jorge— exclamó agarrando mi chaqueta y moviendo un poco los brazos, la sujeté de los brazos con delicadeza antes de soltarla.
— Ahora vamos a verle, primero hay que asegurarse de que el resto también están bien— le expliqué mientras caminábamos.
Ella salió corriendo hacia un muchacho que andaba hacia su casa, él sonrió girándose para verla abrazada a su pierna. Había poca gente que vivía allí, pero poco a poco se iba llenando, traía a gente que no tenía un lugar al que ir, gente creativa que dejaba colores por todos lados.
— Perdón, hoy está muy alegre— comenté mientras ella se alejaba corriendo, el muchacho se giró hacia mí sin darle mucha importancia. — ¿Cómo estás? —.
— Estoy bastante bien, no tengo ninguna queja— dijo con una sonrisa, abrió la puerta de casa quedándose en la puerta mirándome fijamente antes de volverse a dentro.
···
La niña comenzó a dar saltos de alegría a mi lado porque íbamos de camino a ver a su amigo, él era aún un niño pequeño, por eso le pedí a Sea que se quedara allí, sin embargo, ella se tenía que ocupar de cosas en nuestro mundo, así que me mandó a una amiga que se trasladó con el muchacho. Di unos golpes a la puerta notando su impaciencia crecer, la muchacha nos abrió la puerta y mi niña entró corriendo saludándola mientras se metía a las habitaciones.
— Hola Abigail, ¿cómo estás linda? — preguntó haciéndose hacia un lado para que pudiera entrar, sin embargo, me detuve al ver un mensaje de Sea.
— Lo siento, tengo que volver, dile a Abi que volveré pronto. — Ella asintió antes de cerrar.
Abrí la puerta volviendo a mi estudio, llamé a Sea para saber qué era tan urgente, pero me detuve al escuchar unos golpes en la puerta principal. Me asomé para ver a Sea esperándome de pie, la abrí la puerta dejándola entrar, ella caminó hacia la terraza abriéndola de par en par. Llevaba un vestido negro con pequeñas gotas de oro incrustadas por la zona del pecho, se giró hacia mí antes de salir a la terraza.