Me senté en una de las últimas filas para ver la ceremonia, la luz iluminaba la iglesia con diferentes colores que provenían del reflejo de las ventanas. Los colores se esparcían por la sala llegando hasta la cola del vestido de Abigail, sonreí viendo a mi alrededor a la gente que estaba sentada delante de mí.
Dániel agarró de las manos a Abigail mientras pronunciaba sus votos, noté como ella intentaba aguantar las lágrimas, pero poco a poco comenzaron a deslizarse por sus mejillas, ella sonreía mirándole con cariño. Él agarró su mano con delicadeza, sujetó el anillo y lo deslizó por su dedo, Abigail suspiró antes de comenzar a hablar, se giró hacia Isha para sujetar el anillo y ponerlo mientras hablaba.
Después de los votos vino la charla del cura antes de que se escuchara un aplauso mientras los novios se besaban dando por finalizada la ceremonia. Me senté en la esquina de la fila, viendo como salían caminando de la iglesia, nosotros salimos detrás de ellos, la familia y los amigos se juntaron en las puertas de la iglesia mientras los novios paseaban recibiendo felicitaciones por su gran día.
Me coloqué la chaqueta y me alejé para que no me vieran, estuvieron un rato charlando antes de irse cada uno hacía su coche para ir hacia el restaurante que había reservado. Llegué antes que ellos, me metí en el baño viéndome en el espejo, el vestido verde oscuro estaba detallado con pequeñas piezas de oro que brillaban con el reflejo de la luz. Salí escuchando el ruido de la gente al entrar, vi mis ojos cambiando a un tono verdoso antes de que me juntara con todos los invitados.
Cuando me metí entre la gente escuché como Abigail hablaba dejándolos pasar a la sala, la gente se sentó en sus sitios y yo me dirigí a la barra para pedir algo. Sentí como alguien se acercaba por detrás, me giré para ver a Dániel mirándome fijamente, pensé que me reconocería, sin embargo, noté su confusión mientras se acercaba.
— Hola, ¿te conozco? — dijo mientras se sentaba a mi lado pidiéndole al camarero una copa. — ¿Eres de parte de la familia de Abigail? — preguntó mirando hacia el otro lado.
— Soy la acompañante de Zoe— comenté señalándola con la cabeza. — Me dijo que te había preguntado y estabas bien con ello— respondí dejando el vaso en la barra.
— Es cierto, ¿cómo te llamas? Me recuerdas mucho a—.
— Hola Dark, felicidades, este sitio es precioso. — Mi hermana se acercó interrumpiendo a Dániel, le agradecí con una sonrisa mientras ella se quedaba hablando con él.
Agarré mi vaso sentándome al lado de la silla de mi hermana, Meia me miraba con una sonrisa, agachó un poco la cabeza, le regresé el gesto con disimulo, sabía que ella se daría cuenta en el momento en el que me viera.
— Me alegro de verla, hasrya— exclamó, mi hermana se sentó a mi lado mientras Dániel se iba a la mesa con Abigail.
— Y yo a ti Meia— sonreí agarrando la mano a mi hermana, a ella era a la que más había echado de menos. — ¿Quién te ha enseñado este idioma? —.
— Mi nieto me estuvo enseñando a hablar con la muchacha— contestó mirando hacia la mesa donde se sentaban los novios.
— Parece que fui la última en conocerla— declaré con una sonrisa mientras los veía hablar con los padres de ella. — Deberías estar más cerca, con ellos—.
— Preciosa, deberías ser tú quien se sentara al lado del novio, y aquí estamos— rebatió antes de intentar levantarse, la iba a ayudar, pero me detuvo. — Puedo caminar sola querida niña—.
— Sigue siendo igual que siempre— comentó mi hermana mientras Meia se alejaba. — Me alegro que hayas podido venir, sé que estará muy contento cuando se dé cuenta—.
— Lo sé—.
···
Pasaron un par de horas hasta que llegamos a la tarta, era algo sencilla y pequeña en comparación a las típicas de las bodas. Trajeron una espada para cortarla, Abigail la sujetó intentando cortar el primer trozo sin arruinar la tarta, pero no podía controlar el pulso, un momento después Dániel se acercó por detrás de ella para ayudarla. Todos aplaudieron mientras los camareros venían a llevarse la tarta y la espada, ellos se alejaron de la mesa hasta un lado de la pista en la que no había nada.
La música que sonaba de fondo comenzó a escucharse más fuerte, ellos comenzaron a bailar lentamente mientras la familia y los amigos se unían a ellos. Mi hermana me miró dando unos golpes con los dedos a la mesa, la agarré la mano para que me mirara, le hice un gesto para que saliera a bailar con su pareja, ella dudó unos momentos, pero aceptó al ver que me ponía de pie para estar más cerca.
Dániel agarró a Abigail haciéndola girar, se movían de un lado a otro, entonces noté que era un baile que conocía muy bien. Di unos golpes en el suelo siguiendo el ritmo de la música, cambié el color de mis ojos antes de acercarme y unirme al baile, Dániel giró para bailar con mi hermana, Abigail bailaba con su padre, así que me arrimé para bailar con la amiga de Abigail, ella solo bailaba sin importar que fuera conmigo.
Cambiamos un par de veces antes de que me tocara Dániel, estábamos de espaldas moviéndonos a lados contrarios. Cuando giramos él me miró sorprendido con lágrimas en los ojos, se detuvo en medio de la sala haciendo que la gente poco a poco se parara, Isha le dijo algo a Abigail que venía hacia nosotros, ella al notarlo también se detuvo en seco.
— Haru— murmuró Dániel antes de rodearme con sus brazos, unos segundos más tarde Abigail se unió a él, le acaricié en la espalda reconfortándole.
— Felicidades, veo que he llegado bien a por el pastel— me burlé mientras ellos se separaban un poco de mí y se reían, Abigail se alejó para explicarle a su familia lo que ocurría, aunque supongo que hubo algún detalle que omitir.
— Pensé que—.
— Como se nota que aun te falta por conocerme Dark— dije susurrando su nombre, él me volvió a abrazar unos segundos antes de alejarse. — Bueno, se acabaron las caras tristes, esto es una fiesta— exclamé apretándole un poco el hombro.