Fueron al dormitorio de reserva, donde no serían molestados por nadie, afortunadamente aún era bastante temprano por lo que se las arreglaron a ir desapercibidos.
En cuanto al sistema de vigilancia de la escuela y en algunas calles, Maika dijo que ella se haría cargo. Su intuición le dijo que no sería buena idea preguntar cómo en ese momento por lo que Aiden decidió confiar ese asunto a la experta.
Cuando llegaron a la habitación él entró al baño para lavarse la cara entre otras cosas, cuando salió se encontró con que Maika se había quedado profundamente dormida en su cama, sus pies aún tocaban el suelo, solo dejó caer la parte superior de su cuerpo sobre la cama, eso demostraba lo tan cansada que estaba para dormir en una posición tan incómoda.
—Después de todo eso y aún luce tan inocente al dormir.
Dejarla descansar era sin dudas la mejor opción, pero Aiden no estaba precisamente relajado como para el también sentarse a descansar.
—Es cierto que pasamos toda la noche allí —agregó al asomarse por la ventana y alcanzar a su amigo el sol saliendo en el horizonte.
No tenía forma de saberlo, más que una corazonada, pero el motivo por el que Maika se encontraba tan exhausta era indudablemente él. Estuvo por horas aplicando primeros auxilios, con magia sobra decir, hasta que finalmente logró estabilizar la condición de Aiden. Había sido todo un dolor de cabeza pues por alguna razón lo hechizos fallan y se disolvían por lo que le tomó horas irlo curando poco a poco y no quedó allí, mantuvo el proceso hasta quedarse sin energía y recursos dejando a Aiden en perfecto estado.
El responsable observaba a la exhausta chica desde la silla en el escritorio, ignorando todo lo que sufrió por él. Poco después empezó a sentir hambre y cuando la chica acostada en su cama despierte hay una gran posibilidad de que también la tenga.
Hizo un rápido cambio de ropa, la primera camiseta que vio y lo mismo el pantalón, ya que lo que llevaba estaba destrozado y chamuscado, para luego ir al distrito comercial en busca de alguna tienda de despensa a comprar cualquier cosa comestible. Se apresuró a ir y volver para evitar que Maika, si despertase de repente, no desaparezca al no verlo en ese momento. Luego de comprar varias cosas al azar, Aiden se disponía volver cuando una familiar voz le habló.
—Aiden, ¿qué tal, de compras?
Se trataba de Saya, quien se había sentido aburrido y decidió salir a dar un paseo.
—Saya, vaya que coincidencia... JAJAJA... —La tensión en su falsa risa era obvia, para suerte de Aiden, Saya no se percató o no le importó.
«Cuando estoy con prisa tengo que encontrarme con él de todas las personas ¿¡Qué haces saltando clases en la primera semana!? Espero que no quiera llevarme a uno de los mejores lugares para ligar del distrito o algo así»
—Woah. Sí que llevas una variedad de cosas allí, ¿Acaso es para una fiesta? Los chicos del dormitorio hicimos lo mismo ayer, supongo que hoy también hay un motivo para celebrar —dijo Saya, con su usual manera relajada de hablar.
—Ah... Sí, jaja. Verás, es para mí fiesta de bienvenida, con invitados especiales como yo, yo, y yo.
Fue lo único que pudo pensar Aiden para zafarse de su compañero, una estúpida broma, eso y: «¿Huh, un motivo para celebrar?» preguntó para sí mismo, sin decirlo en voz alta.
La broma fue tan patética que Saya le devolvió una incómoda mirada por unos segundos. Lo cual irritó a nuestro secuaz #3.
—Oh, cierto. Estas en ese dormitorio tú solo.
—Sí, tenía tanta hambre que al parecer me pasé un poco, ¿verdad? Por eso dicen que no hay que hacer compras cuando se tiene hambre.
—Bueno, caballero de la comida chatarra, no pierdas más tiempo y continúa tu viaje para encontrar al monstruo conocido como diabetes, sobrepeso y enfermedades a raíz de una mala nutrición. Suerte en tu lucha, mi amigo.
Al hablar de cosas extrañas, Saya igual que siempre, mantuvo su expresión característica de que todo le sudaba, pero por su tono hizo dudar a Aiden si solo lo decía de broma o si iba muy serio.
—Claro... Entonces, hasta luego. —Empezó a caminar de vuelta hacia la parada de bus, pero entonces Saya lo detuvo una vez más.
—Cierto, me olvidaba, ¿escuchaste que no habrá clases hasta el resto de semana para los salones del 2A al 2D? Al parecer alguien entró justo después que acabaran las clases he hizo todo tipo de vandalismos. Escuché que incluso prendieron fuego a uno de los edificios, que resultó ser el nuestro. Podrían ubicarnos en otro salón por ahora, pero los directivos comunicaron que querían investigar más a fondo para que todo sea seguro para nosotros. Ese el motivo para celebrar. —dijo Saya y dio una carismática sonrisa—. Aunque igualarnos al programa va a ser un infierno.
—Hoooh... En realidad, sí que hay personas locas en todas partes. No, no lo sabía gracias por avisarme, nos vemos luego.
—Adiós... ¡Oh!, también lo olvidaba, deberías tener cuidado con el fuego.
La voz relajada de Saya cambió completamente a una seria solo por un segundo, esta vez de una forma completamente distinta a la anterior. Una presión amenazante crecía a sus espaldas, o eso creyó Aiden. Sus ojos se abrieron completamente y su cuerpo se puso rígido al escuchar esas palabras, se encontraba de espaldas a Saya, pero no podía girar su cuerpo, ni dar otro paso.
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Editado: 03.03.2021