Ciudad del Alquimista

Mecanismos de la magia

Al fondo del primer piso, cruzando la puerta a la derecha, hay un cuarto amplio dividido en dos. Una delgada pared con una apertura que hacía posible ver los electrodomésticos y ollas colgando, separa la angosta cocina del comedor, que no era más que una simple mesa de madera que apenas podría acomodar las doce sillas que formaban parte del conjunto y, anexa a la pared, por debajo de la apertura, había una barra con otras cuatro sillas.

—¿Es de su agrado, mi señorita? Este humilde platillo que preparé.

Ambos comían el menú improvisado de Aiden, spagetti&meatballs, quien además había propuesto cambiar de escenario y usar el comedor.

—Bueno, no está nada mal. La verdad es que estoy algo sorprendida.

Tal vez por la excesiva ridiculez en las palabras del chico del otro lado de la pared, pero Maika sintió el deseo de corresponder a su interlocutor con buenos ánimos.

—Aunque siento que algo hace falta —dijo con una encantadora expresión, acercando el tenedor a su mejilla—. ¿Qué podrá ser? —Maika honestamente buscaba la respuesta con su paladar.

Aiden le devolvió una mirada con los ojos entrecerrados. Sus habilidades culinarias no son top class, pero tampoco estaban nada mal, un solo ingrediente hizo falta para preparar la comida más deliciosa, amor, tal y como había aprendido de mamá, pero con la constante vigilancia por parte de Maika y que esta llevara un arma en mano, poner mucho "amor" en sus platillos hubiera sido todo una hazaña.

—No me digas… Oh, cierto, aparentemente no tenemos clases por el resto de la semana. Uno grupo de rufianes, o un psicópata quizá, prendió fuego a uno de los edificios, ¿Puedes creerlo? —Aiden se aseguró de observar la reacción de Maika. Encontraba algo de placer en la expresión de vergüenza que empezaba a formarse en su compañera—. Quemó todo un pasillo y varias aulas. Ay, qué miedo. ¿Dónde se dirige nuestra juventud, cariño?

Maika no lo soportó más, dejó caer su puño sobre la baranda haciendo que los platos (y Aiden) peguen un brinco.

—¿¡Qué estás sugiriendo!? También es culpa tuya. ¡No soy una causa perdida! Juro que no causo una escena donde sea que voy. ¡Lo juro!

Al principio sintió un poco de terror, pero escuchando sus palabras acompañadas con rostro rojo y expresión amarga, como si hubiera chupado un limón, Aiden no pudo evitar reír a todo pulmón, lo que hacía a Maika aún más nerviosa. Maika buscada desesperadamente excusas para recuperar su antigua imagen.

—¿Vamos a estar bien? —preguntó Aiden interrumpiendo las excusas de Maika—. Las autoridades habrán investigado cada posible ángulo de la escena.

—¡Ajám! —Maika aclaró su garganta como para tragarse la vergüenza antes de responder—. Hay cero motivos de que preocuparse. Desde evidencia desapareciendo de la comisaria hasta información alterada en su base de datos, los pros se encargarán de todo. Con un simple mensaje saben lo que tienen que hacer, ese es el equipo de limpieza para ti.

—Ohh, una alabanza al equipo de limpieza.

En ese momento Aiden pudo sentir a una persona obsesa sobre exprimida frente a una pila de monitores extenderle un pulgar desde algún lugar.

Los jóvenes continuaron intercambiando comentarios sobre una variedad de temas casuales y sin importancia, risas y exaltaciones reverberaron por los pasillos del solitario dormitorio por minutos. Entonces se le ocurrió preguntar algo que llevaba intrigándolo desde el principio.

—¿De dónde viniste? —dijo el chico luego de haberse limpiado la boca con la camisa chamuscada que trajo antes de su cuarto—. Ciertamente no se ve un mago todos los días, no importa en qué parte del mundo sea. Debes de provenir de algún lugar especial, ¿o me equivoco?

—No necesitas saberlo. —A diferencia de antes, Maika volvió a poner una clara barrera.

Sin saber lo que es buen para él, Aiden dijo la primera ocurrencia que tuvo.

—Oh, vamos. El setting tiene que ser la heredera de una vieja y poderosa familia de magos, ¿o acaso también vienes de un lugar común y corriente? ¡Oh, ya sé! Creciste en un calabozo o en una cueva bajo un castillo en medio de la nada, o eras la hija predilecta del líder de un culto, o…

Dijo las cosas más fuera de lugar y locas que se le ocurrieron para conseguir una reacción por parte de Maika, pero lo que recibió a cambio fue el ruido del tenedor estrellándose sobre el plato y luego rebotando por el piso de madera.

-...…..

Maika lo miro boquiabierta y ojos bien abiertos. El contacto visual duro menos de un segundo, ambos huyeron con sus miradas a extremos opuestos de la habitación. Aiden no supo por qué, pero le resultó difícil mirarla entonces.

Un incómodo silencio llenó los corazones de ambos jóvenes por varios segundos hasta que Aiden decidió que no podía más.

—H-hay algo que aun no entiendo ¿Qué exactamente es esa cosa que nos atacó?

—…Hasta ahora los llamé experimentos y monstruos —Dispuesta también a cambiar de tema, Maika contestó sin pensarlo a la pregunta, solo quería evadir el tema—. Lo cual no es correcto ni equivocado del todo. Veamos, ¿por qué no comienzo explicando a groso modo que es la magia?

Aquí vamos de nuevo, Maika hablaría cosas sin sentido para él, pensó el joven, algo aliviado con toda honestidad.




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