Ciudad del Alquimista

Homúnculo; Ángel. Parte 2

Maika soltó el arco y sin vacilar ni por una milésima de segundo, saltó de la terraza hacia la calle. Mientras caía acaricio con un ágil movimiento el broche en el lado izquierdo de su castaño cabello. Chiscas y descargas de electricidad se desprendieron del objeto a su mano y por su brazo hasta su espalda y luego la pared creando una fuerza magnética, como un imán, que frenó considerablemente la caída al punto que cuando hizo contacto con el suelo rodó como si no fuera nada, como si hubiera saltado de un metro de altura.

Corrió hasta posicionarse en medio de la calle y repitió la acción con el broche, recargó en su brazo la corriente, lista para lanzar una poderosa descarga eléctrica.

Otra tanda de cuchillas voló hacia ella, pero fueron recibidas por un rayo disparado por Maika con su objeto mágico. No cambio a la pistola porque su enemigo en esta ocasión contaba con proyectiles, tener movilidad era una prioridad.

Aiden tampoco dudo en ir al lado de Maika. Para cuando salió del edificio el ángel y Maika se encontraban ya luchando. Ella estaba esquivando los proyectiles y de alguna forma que Aiden no captaba del todo desviaba algunos. Al estar en constante movimiento convenientemente Maika se había acercado a la ventana por donde Aiden salió a la calle principal.

—"h#g|ñT1"

El ángel ¿habló? en un dialecto inentendible, parecía ser sacado de otro mundo o de una mala novela de ciencia ficción. Era algo tan extraño que al escucharlo uno podría cuestionarse si estaba hablando o solo haciendo ruidos extraños, a lo mucho era una sensación chirriante que provocaba una ligera jaqueca al escucharla.

—"R¿!g$SU;;FI#CIñT3eE" —El monstruo continúo, ¿hablando?, casi parecía que intentaba comunicarse en realidad.

Descendió hasta estar a cuarenta metros del par. Esperando otra oleada de cuchillas, Maika se preparó para interceptarlos con un rayo de electricidad, pero no era tan sencillo. Una extremidad invisible salió de debajo de la parte baja del alba, por sus pies. El tentáculo invisible avanzó a una velocidad ridículamente rápida hacia Maika.

De ser algo que el ángel lanzó podría evadirlo, pero tratándose de una 'cosa' invisible, simplemente hacerse a un lado no solucionaría nada. No había una certeza del 100%, cosas como el alcance y el diámetro, no tenía forma de saberlo, pero igual Aiden se lanzó al peligro para proteger a la chica que tenía en frente. Un centímetro mal marcaría la diferencia pero eso no importaba.

Un tremendo estruendo llegó a los oídos de Maika, polvo se levantó por todas partes obligándola a cerrar sus ojos por un segundo. No sabía cómo ni en qué momento, pero una persona la había cubierto de algo.

No era nadie más que un tonto estudiante de segundo año de su escuela. Aiden llegó en el momento justo para ponerse en frente y bloquear el ataque.

Aún con sus dos manos enfrente, una sujetando a la otra desde atrás de la muñeca, volteo su cabeza para ver a Maika, a quien quería ver, por quien se lanzó para recibir el ataque sobrenatural sin dudarlo.

—Aid..en...? —dijo perpleja.

—Sé que dijiste que no viniera, pero lo siento. Soy un tonto.

Por un segundo tanto sus latidos como su razonamiento se detuvieron. Al instante siguiente Maika en un estado semi-eufórico exclamó:

—¡Claro que lo eres, no cambia nada con que lo aceptes!!! ¿¡Estás bien!? ¿Y cómo pudiste entrar en primer lugar? Este lugar está protegido por una fuerte barrera mágica.

Había muchas cosas que no entendía. Entre ellas estaba la hazaña por parte de Aiden, que fue posible únicamente porque era un espectador, de haber estado en el centro de la acción esa habría sido su final.

El humo negro que solo él puede ver fue lo que lo alertó por cómo estaba reunido alrededor del ángel, de repente se dispersó bajo sus pies y fue empujado por la extremidad invisible. Cuando recibió el golpe el tentáculo se retiró de inmediato.

—Lo importante es que estas bien, yo también, supongo que eso es suerte. Gracias al cielo.

En sus manos sostenía un amuleto que le confiado por su colaborador, lo que quedaba del amuleto al menos. Maika reconoció los trozos que cayeron al suelo de la mano de Aiden.

—Eres más obstinado de lo pensaba... Ese amuleto ¿desde cuándo?… No me digas, ¿lo rescataste de mi maletín en la escuela? Eso explica cómo pudiste atravesar mi barrera. Pero más importante, ¿¡Como sabias que era un amuleto de protección si nunca hable sobre eso!?

—¿Ah, sí? ¿También funcionaba de esa forma? —dijo Aiden, agarrando la parte trasera de su cabeza con una expresión de confundido.

Maika sintió la necesidad de golpearlo en ese momento, pero retuvo sus deseos por el momento.

—Justamente por cosas como esas es que estoy 100% en contra de que te veas involucrado con este mundo.

Aunque ahora es algo tarde para eso con Aiden aquí, no podía simplemente escoltarlo hasta afuera de su barrera, mucho menos mandarlo a él solo.

Maika siguió regañando a Aiden, pero a pesar de todo su acto, se sintió muy feliz cuando que Aiden vino a su rescate. Por supuesto, no iba a admitirlo.

Es verdad que la suerte tuvo mucho que ver, pero lo siento Maika, en realidad sabía que iba a funcionar, así lo dijo ese tipo disfrazado de científico y aunque en realidad no entiendo cómo funciona, solo hice lo que me dijo.




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