Maika se preparó para comenzar con la larga y no deseada explicación de la situación actual que afectaba a ambos.
—Aiden, yo... No sé cómo decirte esto, pero tengo algo importante que decirte.
—Parece que ambos tenemos que hablar, ¿eh? —dijo el joven casualmente, interrumpiendo las palabras de la angustiada chica—. Quiero un poco de aire fresco —Añadió él.
Con algo de dificultad por su estado, el cansancio volvía a hacer efecto, arrastró de la mano a Maika, por la puerta del su cuarto.
—Espera, Ai—
—Espero que no te moleste hacer eso primero —Interrumpió Aiden.
El chico llamado Aiden tiró de la bella chica, Maika, hasta el cobertizo en la entrada del dormitorio.
Abrió ambas puertas, pero antes de cruzar por ella encendió el interruptor de la luz.
El viento sopló dulcemente y con fuerza a través de la entrada acariciando las mejillas de ambos.
Tanto Aiden como Maika quedaron inmóviles en la entrada, ambos, que llegaron a ese lugar tomados de la mano, se mantuvieron conectados y observando un mismo paisaje.
Una franja naranja rojiza atravesaba la noche bañada en estrellas, por encima de una de las montañas que rodeaban el lado opuesto a la costa de la ciudad, varios kilómetros de donde estaba el dormitorio de reserva.
Poco a poco mientras más miraban el oscuro telón, junto a las luces prendidas a este, de las cuales solo unas cuantas mantenían su brillo por unos pocos instantes más cuando eran devoradas en la luz del nuevo día, provocaba una reconfortante sensación en ambos. Particularmente, ver como la noche era devorada por el día, trajo consigo un peculiar sentimiento de esperanza para el chico.
Sus miradas estaban concentradas más allá, por encima del horizonte, en el fugaz amanecer. Se mantuvieron quietos hasta que el cielo quedó prácticamente dividido en dos partes sobre ellos. El primero en hablar fue Aiden.
—Ya me refresqué suficiente —dijo con una placentera sonrisa escrita en el rostro.
Soltó la mano de Maika para caminar hasta el primer escalón en la entrada y luego sentarse en él. A continuación dijo.
—Entiendo que tenías algo que decirme, ¿Verdad?
—Sí... —respondió Maika e hizo lo mismo sentándose a su lado.
Mientras hablaban la noche seguía siendo tragada por el alba del amanecer.
—Tengo nuevas órdenes y estas son permanecer aquí y enseñarte a controlar tu 'poder' mientras lo estudio.
—¿¡En serio!?
La emoción saltó en Aiden al escuchar que se quedaría, tanto que fue obvia para Maika. Cosa que aunque sea un poco, la hizo sentir feliz.
Él estaba preparado para escuchar cualquier cosa que Maika tuviese que decir, pero si es eso ¿Qué mejor cosa podría desear? Sin embargo la chica en cuestión dijo en respuesta.
—No es algo con lo que deberías alegrarte.
—¿De que estas hablando? ¡Por supuesto que debo alegrarme al escuchar eso!
—No lo entiendes, significa que caerás más y más en este mundo, y cuando lo hayas hecho estarás rodeado de peligro. Habrá quienes quieran aprovecharse de ti, quienes busquen tu vida y como esas, muchas cosas más. Incluso si lo que quieres es proteger a otros, el camino de la magia es la corrupción misma, definitivamente te encontrarás quienes se aprovechen de tu deseo de ayudar a otros para hacerte caer en lo más bajo, hasta que llegue el momento en que apuñales a tu padre, todo por cumplir tus deseos más ocultos.
Maika lo miró fijamente, lo tomó del brazo gentilmente mientras que con el otro presionó contra su propio pecho.
—¡No quiero que veas ese lado de este mundo! Así que... ¿¡Por qué no huimos!? Será difícil, pero sé que si lo intento tal vez pueda esconderte en el tiempo, suficiente hasta encontrar una forma de volverte a la normalidad. Entonces yo desapareceré de tu vida para siempre y así podrás vivir una vida normal y tranquila.
Ella misma no entendía su comportamiento ¿De dónde salió eso? ¿Qué la impulsaba a sacrificarse de esa manera por ese chico?
Aiden observó el rostro preocupado de Maika sin emitir sonido alguno o incluso señal de que fuera a hacerlo.
—¡Es la única forma de que puedas recuperar tu mundo, Aiden!
Pero ya había escuchado suficiente.
—Maika, yo… Yo nunca dije que quería una vida normal.
Ella estaba dispuesta a sacrificarlo todo por él, Aiden ya había decidido que hacer antes, pero al escuchar la determinación de Maika solo hizo fortalecer su resolución veinte veces más.
—Tienes razón, tienes razón en todo lo que dijiste —dijo el chico—. Tal vez sea la mejor opción huir los dos, no quiero imaginarme siendo corrompido y traicionar a mis seres queridos.
—¿¡Entonces por qué!?
Maika sacudió a Aiden con ambos brazos intentando obtener algo que le diese sentido a su respuesta.
—Es justo como dijiste, no lo había visto de esa forma, pero es la verdad. Aunque no sea exactamente, deseo ayudar otros hasta el punto de ponerme yo mismo en riesgo, no puedo abandonar a alguien si lo veo en problemas. Aunque no lo haya aceptado antes, tal vez es justo como dijiste hace tiempo y yo tengo algún complejo de héroe, pero mi intención no es convertirme en uno, es más, estoy seguro de que no puedo convertirme en uno. Hasta ahora nunca me puse a pensar si cada vez que ayudaba a extraños era porque soy una buena persona o si simplemente lo hacía para sentirme bien conmigo mismo; pero eso, por lo menos a mí ya no me importa. Quiero cambiar, y ser capaz de salvarte, y poder hacer lo mismo por cualquiera si así yo lo quiero algún día, aunque no pidan mi ayuda.
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Editado: 03.03.2021